Están por todo el centro de Madrid. Los coches de Zity se han convertido, junto a las otras empresas del ‘car sharing’ en una opción de movilidad compartida. Esta empresa, que nació en diciembre de 2017 de la mano de Renault y Ferrovial, ya ha conseguido atraer a más de 100.000 usuarios. De hecho, para celebrarlo, han lanzado unos precios especiales.
Estos 100.000 usuarios utilizan los 502 coches que Zity tiene repartidos por la almendra central de la capital de España. Pero, para que las personas puedan utilizar este servicio, más de 45 ‘duendes’ se ponen manos a la obra puesto que tienen que tener a punto los vehículos eléctricos cada jornada.
EL ESPAÑOL ha pasado con ellos un turno entero para conocer todos sus entresijos. El servicio técnico de Zity trabaja los 365 días y las 24 horas. No descansan. Día y noche. Pero es de madrugada cuando tienen que redoblar esfuerzos. “Nuestra mayor actividad se desempeña por la noche porque es cuando menos usuarios tiene nuestro servicio”, explican.
Así pues, con premeditación y nocturnidad, comienza una larga jornada. Cerca del hospital Ramón y Cajal se encuentra el centro de operaciones de Zity donde el medio de millar coches eléctricos pasan cada dos o tres días para darle su dosis eléctrica y pasan por ‘maquillaje’. “Los automóviles pasan primero por limpieza y luego son cargados en la planta”.
Los automóviles de Renault, según indican desde Zity, “tienen una carga estimada de casi 300 kilómetros de autonomía y suelen tardar unas dos o tres horas en cargarse”. Cuando están listos para volver a circular por el asfalto de Madrid, los ‘duendes’ de la empresa de movilidad se encargan de repartirlos por las vías más concurridas. “Normalmente dejamos los coches por las mañanas a primera hora y en lugares donde es más habitual que los usuarios se suban a los asientos del automóvil”, cuentan desde la ‘carsharing’.
¿Y cuáles son las calles donde más trabajo tienen los ‘duendes’? “Sobre todo, el eje de Castellana. La zona centro también es uno de los barrios más utilizado por nuestros clientes”, desvelan desde Zity.
Un rastrillo en el maletero
¿Quién no se ha dejado alguna vez las llaves de casa o el teléfono móvil en el coche? A pesar de que el automóvil no es en propiedad, muchos de los 100.000 usuarios se dejan sus pertenencias sin querer en los asientos o en los maleteros.
“Nos hemos encontrado de todo. Llaves, teléfonos móviles, carteras, bufandas o gafas”, comentan. Pero, tal vez las prisas -que nunca fueron buenas amigas de la memoria- propiciaron una de las mayores anécdotas desde que se fundara Zity. “Un día un cliente nos llamó para alertarnos que había una maleta dentro”, relatan.
Elementos todos ellos que se trasladan hasta la base. Es como un mercadillo de objetos perdidos, en el que los clientes pueden recuperar sus propiedad enseñando el DNI para verificar que es suyo. Además, los propios usuarios pueden depositar cualquier bulto que no le pertenece en el maletero puesto que existe una bolsa para depositarlos.
Entre arrumacos y botellones
Pero si existe una lista casi interminable de objetos perdidos, también existe una ristra de anécdotas graciosas y otras no tan graciosas. Los ‘duendes’, además de ser los encargados de poner a punto los coches, también han sido protagonistas en primera persona de varias historias.
“Nos hemos encontrado con jóvenes en actitudes muy cariñosas. Los usuarios que menos recursos económicos tienen también han pensado alguna vez que nuestros coches es el lugar ideal para hacer botellón”, dice entre sonrisas el encargado de Zity. En estos casos, se les indica a los usuarios que no está permitido la acción que desarrollan en el interior y se recoge el coche para llevarlo al centro para limpiarlo.
Otras veces, la situaciones no son de buen gusto. “Varias ocasiones nos ha llamado la policía para que recojamos el coche porque el usuario ha dado positivo en un control de alcoholemia”, desvelan.
También han surgido incidencias a causa de uno de los grandes enemigos de la conducción como es el alcohol, aunque afortunadamente, los trabajadores de Zity resaltan que nunca ha habido ningún accidente por ir borracho. “Afortunadamente no. Aunque sí se producen más percances por la noche, pero es porque la gente circula más rápido”, subrayan. “Normalmente se producen golpes sin importancia durante el día, pero no mucho. Tal vez uno o dos por jornada, pero nada grave. Algún ‘toquecito’, nos cuentan estos ‘duendes’.
Un Gran Hermano en la planta
Cuando se llega a la enorme planta de Zity llama poderosamente la atención una pequeña sala que se encarga de dar entrada y salida de todos los vehículos de la compañía. En ella, además, una persona está pegada a dos enormes pantallas.
“Aquí tenemos monitorizados a los 502 coches que hay repartidos por las calles de Madrid. Cualquier movimiento extraño lo podemos observar en directo”, recalcan en Zity. Muchos usuarios deciden pasar el día fuera de Madrid y se marchan a Toledo o Guadalajara para disfrutar de sus jornadas libres, pero existen riesgos que, a veces, no tienen en cuenta los clientes. “Sabemos todo del automóvil desde aquí. Hay veces que la carga de batería está justa y avisamos al conductor para advertir de los riesgos que entraña estar en esa zona con esa batería”, puntualiza.
Y el que avisa no es traidor. Porque de quedarse tirado sin batería, los costes de la grúa que recoge al coche corren a cuenta del usuario. Pero que nadie se asuste. Cuando a un coche le queda poca carga, el ‘duende’ que todo lo ve, lo desactiva automáticamente.