El expresidente del Banco Popular, Ángel Ron, exige que se aclare qué ocurrió en la entidad después de su cese como máximo responsable. A su juicio "se ha producido un vaciamiento patrimonial de los accionistas, que ha terminado en otra entidad", motivado por una regulación "errónea que no podía aplicarse al Popular porque no estaba en liquidación ni fue liquidado, como se puede comprobar".
Se trata de "un atropello" por parte de los organismos europeos que "requiere de una reparación". Según Ron, el 6 de junio de 2017 "los accionistas fueron desposeídos de su propiedad", dejando a miles de personas afectadas, entre ellas él mismo.
El propio expresidente ha explicado que el consejo de administración invirtió 500 millones de euros en la ampliación de capital de 2016 y que él, a título personal, había invertido cerca de 125.000 euros. Una inversión que le ha llevado a perder "más de un millón de euros".
En definitiva, sostiene que -a su juicio- "es penoso que se haya perdido todo sin transparencia, sin justiprecio porque fue un atropello tan flagrante".
El papel del Santander
Aunque ha evitado referirse a la compra de Banco Popular por parte de Santander y los beneficios pueda tener, sí se ha mostrado sorprendido por la rentabilidad esperada del 14% en tres años. "¿Qué activo compras por un euro, le pones capital y te da esa rentabilidad?", se ha preguntado.
"El problema no es de (Banco) Santander, es del procedimiento", ha dicho, ya que "se aplica un mecanismo de resolución a un banco que no tiene problemas de solvencia y, en cambio, se le aplican pérdidas por la variación de las valoraciones".
El expresidente de Popular ha recordado que el Santander ha logrado vender ya el ladrillo de Popular y con ello, además de la venta de otros de sus negocios como Wizink, ha obtenido ganancias. "Parte de ese dinero corresponde a los accionistas del banco, que han padecido una confiscación de sus propiedades", ha sentenciado.
Guerra en el consejo
Para el expresidente buena parte de los problemas de la entidad vienen de un interés de "alguien dispuesto a poner en riesgo la estabilidad del Popular y hacerse con el botín de un banco que tenía un patrimonio de 11.000 millones de euros en el momento de su resolución", toda una referencia al mexicano Ángel Del Valle.
Según ha dicho Ron, durante 2016 el inversor llevó una campaña "para hacerse con el control mediante una ampliación de capital", así que una vez que vio que no iba a ser posible por su propia negativa, "decidió lanzar una campaña de descrédito profesional contra mí y contra el banco" para hacer caer su valor.
Esas malignas intenciones eran conocidas, según Ron, por el que fue su sustituto en la entidad: Emilio Saracho. Según ha desvelado en la comisión que investiga la crisis financiera en el Congreso de los Diputados, el exbanquero de JP Morgan le comentó en algún momento que "venía a crear valor con una ampliación de capital a bajo precio o con una transacción a bajo precio, y que si no lo conseguía en poco tiempo montaría una tómbola". Una operación que debía llevarse a cabo "en seis meses", ha asegurado Ron.
Las cuentas de Popular
Con ese trasfondo, Ron ha defendido su gestión al frente del Popular argumentando que no puede entender cómo es posible que el banco padeciera una crisis de liquidez, sobre todo porque cuando él se fue del banco "el exceso de liquidez era un 84% superior a lo que exigían los requerimientos" del Banco Central Europeo.
Muestra de que no había problemas de solvencia ni liquidez, dice, es que las cuentas de la entidad fueron plenamente transparentes "dado que el auditor decía que las cuentas del Popular cumplían siempre, y que PwC argumentaba que los números de 2016 -y luego de 2017- eran correctos pese a los cambios en las valoraciones de los inmuebles, lo que generó enormes pérdidas".
A su juicio, los resultados negativos que se produjeron en 2016, tras ampliar capital en 2.500 millones de euros, se debieron a factores extraordinarios "imposibles de prever". En concreto, ha apuntado a unas mayores exigencias de capital, a nuevas provisiones exigidas por el Banco Central Europeo, la necesidad de depreciar un fondo de comercio junto a Targobank, una operación fallida con Indra por 70 millones de euros, así como la sentencia de la cláusulas suelo.
El inmobiliario
Lo que sí ha justificado Ron en el Congreso es que el Popular tuviera la mayor tasa de mora del mercado. Según sus palabras, hay que ponerlo todo en perspectiva, ya que sin los traspasos a la SAREB por parte de otras entidades, el resto tendrían cuotas similares de deudores.
Sin embargo, el Popular optó por no ceder activos fallidos a la SAREB, con la idea de vender activos y hacer su propio 'banco malo', el fallido proyecto Sunrise que Saracho "paralizó" a su llegada a la entidad. Y ha lanzado el guante al Gobierno: "¿Cómo va a terminar la SAREB que no ha hecho nada más que ocasionar pérdidas?", se ha preguntado.
Ángel Ron no se arrepiente de haber entrado en el mercado inmobiliario, ya que en la época de los 2000 o "estabas en el inmobiliario o desaparecías", ha dicho, para remarcar que "no se abandonó el enfoque hacia las pyme" que tenía la entidad desde su origen.