La guerra del taxi ha pasado de ser una batalla política, legal y judicial para ser un campo de batalla, una lucha en las calles de Barcelona, Madrid y en las de otras ciudades de España que, poco a poco, podrían ir sumándose al conflicto.
Un cambio que se venía fraguando en los últimos días, dado que los taxistas venían apretando cada vez más en busca de una Ley que les permita echar de las calles a Uber y Cabify, mientras que los conductores de éstas venían alertando en voz baja de que estaban dispuestos a empezar a defenderse.
Se trataba de un clima demasiado caldeado que sólo necesitaba una cerilla para que la llama prendiera. Esa llama fue la decisión del Ministerio de Fomento, con José Luis Ábalos a la cabeza, de recurrir y pedir medidas cautelares contra la norma del Ayuntamiento de Barcelona que buscaba imponer una licencia municipal a las licencias VTC. Un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) al que le acompañaron otros como el de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), y todos con un argumento común: el Consistorio de Ada Colau no tiene competencias para tomar esa decisión.
Así que cansados del fraude que han sido los políticos para ellos, los taxistas de Barcelona (que tienen la mecha muy corta, en palabras de un compañero de Madrid) se lanzaron en tromba. Manifestaciones en las calles durante 48 horas (coincidiendo con la vista en el TSJC para estudiar los recursos) para presionar y solicitar que Fomento cambie la Ley y cree un Real Decreto que permita crear la licencia municipal, porque de ese modo -consideran- se garantizaría que se cumple el ratio de 1 VTC por cada 30 taxis.
Tras una reunión con el Ayuntamiento de Ada Colau para explicarle los motivos de la decisión adoptada, Fomento optó por retirar la petición de medidas cautelares ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) 24 horas antes de la vista. “Un gesto de buena voluntad” explican fuentes entre el sector de las VTC y el Taxi, “que en realidad fue el detonante de todo”, añaden. “Ahí olimos la sangre”, dice un representante sindical del sector. “Vimos que había opciones de doblegar a Fomento”, sentencia.
Cambiar la Ley
En realidad, la retirada del recurso de Fomento ante el TSJC era un brindis al sol, dado que la CNMC sí mantuvo la petición de que se suspendiera de forma cautelar la licencia municipal de Colau, así que tras escuchar todas las alegaciones el Tribunal decidió mantener la suspensión y la bomba estalló del todo. Una huelga indefinida en Barcelona, llamamientos a que el resto del país la secunde, y todo con un objetivo: doblegar al Ministerio y conseguir que se modifique la Ley de Ordenación del Transporte (LOT) y el reglamento que la desarrolla.
El objetivo es conseguir que la licencia municipal pueda salir adelante. Para ello solicitan también que las competencias en materia de VTC estén en manos de las Comunidades y los Ayuntamientos, así como que se cree en agosto la web de control a los trayectos de Uber y Cabify para que empiece a funcionar el 1 de septiembre.
Una petición en la que el Taxi no está sólo, cuenta con el respaldo de Podemos, tal y como les ha asegurado este sábado el diputado Rafa Mayoral en una asamblea del sector en el aeropuerto de Madrid, Barajas. Allí se ratificaba la decisión adoptada de madrugada de acompañar a los compañeros de Barcelona en los paros indefinidos, y contando con el apoyo de la Federación Profesional de Taxi, y de Fedetaxi, las dos asociaciones mayoritarias.
¿Consecuencias? Barcelona lleva sin servicio de taxis desde el viernes, algunas de sus principales arterias están colapsadas, y Madrid ha amanecido este sábado sin servicio de Taxi en toda la ciudad. En el aeropuerto de Barajas un retén de guardia garantiza que a ningún compañero se le escape que “estamos de manifestaciones”, así que si llega cargado la carrera corre por su cuenta, no del pasajero.
Lo mismo sucede en la estación de Atocha, en donde los propios taxistas se ocupan de “espantar a las cucarachas” (vehículos de Uber y Cabify) que tratan de cargar pasajeros porque “lo hacen en nuestra cara, delante de una parada de taxi y muchos cargan de forma ilegal”, explican a este diario.
Una situación en la que nadie parece estar al frente. Es cierto que los principales promotores de todo son Élite Taxi y Caracol, a las que después se les han sumado otras organizaciones. Sin embargo, en Barajas un taxista explica que “esto no va de colores ni asociaciones, va de taxistas que estamos hartos de que nos roben nuestro pan, de comprar licencias que no podemos pagar porque nuestra facturación baja mes a mes”, dice.
Los ataques a la VTC
Hasta aquí todo normal, o casi todo normal, porque son paros “voluntarios” que se han producido de repente, ¿o no? porque hay quien duda de que todo haya sido tan casual. Es la historia de un paro de un sector en el que algunas asociaciones ya advertían de que “no nos hacemos responsables de lo que ocurra en las calles”, un claro aviso de lo que podía estar por venir: ataques y vandalismo contra algunos vehículos VTC.
Eso es, precisamente, lo que denuncian desde la patronal del sector, Unauto, para quien “el Gobierno ha perdido el control de las calles”. Recuerdan que en las primeras dos jornadas de huelga en Barcelona, tres conductores suyos terminaron en el hospital y una treintena de coches fueron destrozados.
Pero las cosas en la noche del viernes al sábado tampoco cambiaron mucho. Desde Unauto denuncian que ha habido agresiones a algunos de sus conductores, que hay vehículos destrozados, que han bloqueado las gasolineras donde repostan para intentar que los coches se queden tirados por las calles, y que alguno de sus conductores ha tenido que recorrer la M-40 en Madrid a 180 perseguido por un vehículo en el que viajaban a bordo cuatro individuos que querían pegarle.
Para probar lo ocurrido no dudan en entregar todo el material gráfico del que disponen, y recuerdan que “está todo denunciado ante la policía”. Sin embargo, su portavoz y presidente, Eduardo Martín, ha dicho este sábado que el sector de las VTC “está harto de poner la otra mejilla” cada vez que les agreden, y avisan de que pasarán a la acción. “Sin violencia”, puntualiza.
Otra cosa es lo que dicen sus conductores que -en privado- reconocen estar cansados de agresiones de los taxistas, y amenazan con empezar a defenderse y hacer la guerra por su cuenta, al margen del discurso oficial.
Desde las asociaciones del Taxi “lamentan” los incidentes que hayan podido ocurrir y llaman a “manifestaciones pacíficas” que sirvan para que el Ministerio “hable claro” al sector del Taxi. También los taxistas lamentan lo ocurrido, aunque algunos “entienden” que en un momento dado se puedan perder los nervios “cuando ves que te están quitando el pan”.
La postura de Fomento
Fomento, por ahora, insiste en su mensaje inicial: hay que buscar soluciones a largo plazo, consensuadas entre todos los actores implicados: Taxi, VTC, Comunidades y Ayuntamientos. “La solución no es un Real Decreto que no esté consensuado”, explican fuentes cercanas al Gobierno, quienes creen que hay que dialogar en busca de la mejor forma de acabar con el enfrentamiento entre unos y otros.
El Ministerio ya ha anunciado que la próxima semana va a convocar a las asociaciones del Taxi y las VTC a una reunión para abordar la situación del sector, y ha reclamado que “vuelva la normalidad” a las calles.
Así que a la espera de ver quién es el siguiente en mover ficha, sólo hay una cosa clara: dos de los principales actores del transporte enfrentados, sin visos de solución, y con un problema claro en las calles que amenaza con terminar muy mal, ya que los taxistas denuncian que alguna VTC ha atropellado a un compañero.
La guerra del Taxi es más guerra y más real que nunca, veremos cuál es la solución, pero no parece que vaya a ser sencilla, y lo que es peor, amenaza con dejar cicatrices que serán muy difíciles de restañar.