El martes pasado todo apuntaba a una sesión de bolsa más para Tesla una vez digeridos sus esperados resultados trimestrales. Una afirmación que incluye la habitual volatilidad que acostumbra a gobernar sus acciones. Sin embargo, un mensaje de Musk en Twitter se tradujo en un acelerón de 7.000 millones de dólares y la estupefacción de inversores, analistas y supervisores del mercado.

La conclusión de los gestores que más de cerca siguen el valor es la misma: el visionario de origen sudafricano ha entrado en terreno pantanoso. Con la sesión a punto de comenzar, Musk anunció su intención de recomprar todas las acciones de Tesla para excluirla de cotización en Wall Street. Además, puso precio: 420 dólares por título. Nunca antes se había producido un anuncio así en la meca de las finanzas, al menos desde que el mercado pasó de los papelitos a operaciones electrónicas. Nunca debiera haberse producido en atención a lo que marca la ley, sentencian los expertos.

El desconcierto fue tal que los supervisores del Nasdaq decretaron la suspensión del valor hasta que se aclarase lo sucedido. Musk insistió: ¿Confirmado el apoyo inversor, la única razón por la que no es cierto es que se necesita la aprobación de los accionistas¿. Tesla mandó una carta a sus empleados que luego colgó en su web como primera explicación. El anuncio, que habitualmente requiere de una solicitud de suspensión previa y una comunicación institucional, iba en serio.

PIONERO OTRA VEZ: UNA OPA A GOLPE DE TUIT

Los más incrédulos, porque además el número 420 empleado por Musk está asociado con la marihuana en jerga empleada en algunas zonas de EEUU, tuvieron que esperar a que se pronunciara el consejo de administración de la compañía. Emitió un comunicado en el que reconocía haber debatido ¿en varias ocasiones¿ últimamente la posibilidad de sacar de bolsa a la firma, pero sin excesivos detalles. De hecho, el fundador fue más extenso en sus consideraciones en Twitter.

¿Los accionistas podrán vender a 420 o mantener sus acciones fuera de bolsa¿. ¿Aseguraré la prosperidad de los accionistas de Tesla en cualquier escenario¿. ¿Definitivamente, no habrá ventas forzosas¿. Pequeñas pistas que fueron engordando la capitalización de su gigante y haciendo saltar por los aires las apuestas bajistas de los inversores cortos, a los que se refirió en varias ocasiones a lo largo de la jornada.

Muchos expertos perdonan la excentricidad a Musk, que los tiene ya acostumbrados a su particular forma de dirigir una empresa. Sin embargo, desde el mercado recuerdan que ¿en EEUU no se andan con chiquitas ni rodeos¿ a la hora de juzgar y dictar sentencia en casos de manipulación de mercado. De acuerdo a las normas federales vigentes, si no llegara a consumarse el plan para la opa de exclusión o se presentara finalmente por un precio inferior al señalado por el empresario en sus tuits, la acusación estaría más que justificada por la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas inglesas), pero también abriría la puerta a demandas de inversores particulares. También a los cortos a los que amenzaba con un ¿se termina vuestra propaganda¿.

LOS 420 DÓLARES SON VINCULANTES (ANTE EL JUEZ)

En declaraciones para la CNBC, el expresidente de la SEC Harvey Pitt explicó que lo primero es conocer qué motivó a Musk a lanzar esos tuits a sus más de 22 millones de seguidores en la red social, en lugar de hacerlo por un cauce destinado prioritariamente a los accionistas de Tesla. ¿El uso de un precio específico no tiene precedente alguno¿ y de ahí podría deducirse llegado el caso un delito de ¿fraude de valores¿, señaló el experto al invocar la Regla 10b-5 de la Ley del Mercado de Valores de 1934 en su última versión enmendada el pasado marzo, que es la aplicable para estos casos en EEUU.

La preocupación y la incertidumbre de los analistas se multiplica al considerar que el propio Musk es propietario de un 20% de la fabricante automovilística. Con sus mensajes engordó su propia fortuna en más de 1.400 millones de dólares de un día para otro. Aunque las ágiles ventas de los que prefieren asegurarse ganancias con el calentón provocado en su cotización ya comienzan a hacer mella en estas infladas cifras que, en el entorno de los 354 dólares aún se quedan a un jugoso 18,7% de los 420 dólares anunciados.

El analista Francisco Javier Arco, de XTB, considera que, a pesar de la especulación, este arreón alcista podría haber agotado mucho de su potencial de más corto plazo y haber abierto la puerta a una fase correctiva que podría conducir su gráfica al entorno de los 340 dólares primero y luego hacia la zona de 310 - 300 dólares por título. ¿Va a tener que dar muchas explicaciones y si no convence, habrá sanciones, aunque no lo dejarán fuera de juego¿, se aventura el experto.

Por su parte, el analistas Pinchas Cohen, de Investing.com, considera que si bien "un tuit no es una orientación fiable, especialmente cuando carece de detalles", la volatilidad extra generada abre múltiples escenarios de inversión. A los inversores de perfil más arriesgado, los aconseja hacer eso que tanto odia Musk: ponerse cortos. Eso sí, siempre que establezca "una gestión de valores con una relación riesgo-recompensa mínima de 1:3 que reconoce que el precio podría elevarse hasta 390 dólares".

A fecha de este viernes -tres días después de la fecha de autos-, el consenso de analistas de Reuters da a la compañía un precio objetivo de 323,45 dólares. Una cota que implica que Tesla estaría sobrevalorada tras este último repunte de infarto. Hace un mes, fijaban destino para la firma de vehículos eléctricos en los 295,58 dólares. Hoy por hoy, solo ocho analistas de los consultados por la agencia financiera aconsejan la compra del valor, mientras que nueve recomiendan mantener y otros tantos se decantan por vender.

La incertidumbre es tal que son pocas las casas de inversión que se han lanzado a valorar el anuncio poco justificado de Musk. Entre las pocas que lo han hecho, JP Morgan, que ha elevado el precio objetivo de la compañía hasta los 308 dólares por acción desde una cota anterior de 195 dólares a la que el valor no se aproxima ni de lejos desde el año 2016.

EL PRECEDENTE DE SPACEX

Con la retirada de bolsa que Musk parece dispuesto a llevar a cabo incluso de la mano de todos sus actuales accionistas -si le secundan en una preceptiva junta de accionistas a la que no se ha puesto fecha ni orden del día- el sudafricano se libraría de dos de sus grandes quebraderos de cabeza.

La menor liquidez del valor, que quedaría reducida a operaciones entre particulares sin respaldo de ninguna bolsa de valores, ahuyentaría a los cortos que presionan a Tesla como a ningún otro valor del índice tecnológico Nasdaq. Además, los informes trimestrales de actividad y finanzas dejarían de ser obligatorios, con lo que mucha de la información que ahora es forzosamente pública cuatro veces al año, dejaría de serlo al menos en las partes de previsiones de mercado y desarrollos que el empresario ha criticado tantas veces por el estriptís que, según él, suponen estas prácticas frente a su competencia.

El precedente está sobre la mesa. SpaceX, la compañía que fundó para investigar soluciones aeroespaciales, nunca ha cotizado en un mercado regulado. Y, a juzgar por el tono que Musk usa cuanto tuitea sobre esta firma, se siente mucho más cómodo con los accionistas que respaldan la marcha de sus investigaciones de largo plazo sin la necesidad de presentar resultados y objetivos a fechas concretas como exige la permanencia en el Nasdaq.