Un solo puesto de trabajo, varios aspirantes que han superado duros exámenes y entrevistas hasta llegar a la fase final, una habitación cerrada, monitorizada con cámaras y un objetivo común: resolver un misterio que les permita salir.
Se trata del juego de escape room (sala de escape), y la coyuntura a la que algunas empresas someten a sus potenciales trabajadores, pues proporciona un entorno único para que los expertos en recursos humanos puedan descubrir su verdadero carácter, y una inestimable ayuda a la hora de tomar la decisión.
Y es que este desafío expone a los candidatos a una situación nueva en la que -aunque se saben observados y están deseosos de demostrar sus capacidades- para tener éxito deberán olvidarse de que compiten por un empleo, ser capaces de controlar la presión y los nervios y conseguir trabajar en equipo de forma eficiente.
El miedo inicial
"Al principio es un poco shock, se sienten perdidos y les afecta el hecho de pensar de qué manera deben actuar para que -desde fuera- vean que encajan en el trabajo", asegura a EL ESPAÑOL María Cortés, directora y fundadora de En Clave China, una empresa de servicios de comunicación entre España y el país asiático.
La directiva explica que, por el perfil de su negocio, necesitan averiguar la capacidad de adaptación del personal ante situaciones inesperadas y por ello se decidió a utilizar las salas de escape de Coco Room para testarles. "Se trata de conocer de verdad a las personas, algo que con las entrevistas se queda corto".
La reacción y la actitud ante las dificultades que los participantes exhiban durante el juego constituye para los seleccionadores de personal una información clave sobre el comportamiento y los roles naturales que los candidatos desarrollan dentro de un grupo.
Quitarse la careta
Daniel Fernández, responsable de empresas de la franquicia internacional de escape room Fox in a Box, señala que ellos se limitan a ofrecer sus instalaciones, sala de cámaras incluida, junto al game master (director de juego, que ejerce la labor de guía con una participación mínima), y que son los propios expertos de selección de personal de las compañías que demandan el servicio, los que hacen el análisis.
"Vienen empresas importantes como Adecco o Accenture, dedicadas a la adquisición de talento y a la gestión de recursos humanos" subraya Fernández, conscientes de las ventajas de esta prueba sobre las clásicas entrevistas de trabajo.
Coincide en esta idea el CEO de Coco Room, empresa española de juego de escape que cuenta con salas en Zaragoza, Madrid, Valencia y Albacete, Diego Marcos, quien reconoce que al principio "se nota algo de tensión y menos comunicación", pero afirma que es difícil para los participantes mantener una careta, y acaba aflorando su comportamiento natural.
Experiencia satisfactoria
María Cortés defiende esta práctica como un método muy efectivo para cribar el talento. "Observas a gente que cuando se pone nerviosa pierde el control, a gente concienzuda que siempre busca soluciones, gente muy rápida tomando decisiones correctas, otros que se precipitan, etc.".
Explica que, por ahora, están muy contentos con las personas que han seleccionado después de una prueba final de escape room y que además les ha sido útil conocerles de esa manera para saber cómo comunicarse con ellos, reforzar sus puntos fuertes y tratar de situarles en un lugar donde puedan explotar su potencial.
Team building
Más allá de la aplicación de los escape room a la selección de personal, las empresas se sirven también de este juego como una actividad de ocio, que fomenta el trabajo en equipo, la cooperación y refuerza los lazos entre sus empleados.
Así, las salas de escape pueden presumir de haber trabajado con grandes corporaciones como Amazon, KPMG o Price WaterHouse en el caso de Fox in a Box, u otras como Adidas o TVE en el de Coco Room.
Y es que las posibilidades que estas salas ofrecen a sus clientes son muy variadas, desde el modo 'combate' o 'batalla', para que sus plantillas tengan un aliciente más para competir y disfrutar del escape room, hasta el juego portátil, que da a las compañías la posibilidad de desarrollar la actividad en sus propias instalaciones y que puedan participar grupos más numerosos.