Lluis Val es el responsable de la empresa estadounidense Turnitin para España y Portugal. Trabaja desde su home office en Barcelona para vender esta solución antiplagio y se ha convertido en estrella por un día tras el supuesto plagio de la exministra de Sanidad Carmen Montón y las dudas surgidas y ya resueltas sobre la tesis del propio Pedro Sánchez.
Atiende a EL ESPAÑOL por teléfono tras atender a algunas televisiones para explicar la situación actual del plagio en el mundo de la educación y el papel de su compañía a la hora de acabar con él. ”Turnitin nace hace veinte años en Silicon Valley para luchar contra el plagio, que se ha disparado a nivel global”, explica el directivo, quien subraya que aunque “en los países anglosajones están más concienciados”, desde que comenzaron sus operaciones en nuestro país, hace seis años, se han producido avances importantes.
En concreto, confirma que la crisis actual probablemente no la veremos en el futuro, puesto que los trabajos posteriores a 2012 ya han sido digitalizados y fiscalizados. Esto implica que los políticos del futuro tendrán mucho más difícil haber plagiado en el pasado.
“Trabajamos con 70 universidades y tenemos la solución más robusta y de calidad, tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo. Estamos en la Universidad Complutense, la Pompeu Fabra, la Autónoma, Granada, Politécnica de Madrid y de Valencia, Sevilla, Esade, Instituto de Empresa, Cesic y muchas otras”, subraya.
No niega que tiene competencia en soluciones más baratas como Unicheck, Compilatio o Urqund, pero asegura que su producto tiene ventajas como un repositorio de mil millones de trabajos académicos entregados o un servicio para comprobar que el alumno no haya plagiado traduciendo del inglés.
El 90% de las universidades con las que trabaja tienen integrada la solución en sus sistemas de gestión de aprendizaje (LMS, en sus siglas en inglés), lo que permite que sólo con que el alumno entregue el trabajo para que sea revisado automáticamente para detectar posibles plagios.
¿Y cómo se excluyen citas o bibliografía? “Pueden excluirse facilmente. Si son citas registradas bajo las normativas APA o de Vancouver no se contemplan como parte del texto, y lo mismo sucede con la bibliografía”, explica Val.
Es muy prudente, eso sí, a la hora de hablar de porcentajes: “Es un terreno muy subjetivo, pero podemos asesorar sobre cómo usar la herramienta, aunque luego cada universidad tiene sus propias políticas. Pero todo lo que es menos de un 3% no supone ningún problema y miraría con mucha atención todo aquello que esté por encima del 20%. Hay veces que en un texto un 15% puede ser plagio y ese mismo 15% no serlo, pero nuestra herramienta destaca las partes susceptibles de haber sido copiadas”.
“Es cierto que con la implantación de nuestra herramienta el volumen de entregas con plagio flagrante decrece de una manera espectacular. Sólo un cartel de cuidado con el perro ya tiene un efecto disuasorio. Ayuda a blindar el prestigio y la reputación de un centro educativo”, subraya.
Para él, un centro que utilice sus servicios está “un 100% blindado contra el Rincón del Vago, Wikipedia y otros”. No presume de que su herramienta sea 100% fiable, porque estamos “en un entorno tecnológico cambiante”, pero esos populares sitios web están en sus repositorios.
Sus bases de datos dependen de tres pilares: material online disponible para todos, contenido editorial bajo suscripción y trabajos de otros estudiantes. “Cuando se produce una similitud con otro estudiante en otro centro y forma parte de mi comunidad universitaria puedo acceder al total del trabajo primario. Si es una externa, puedo ver la similitud pero no me permite entrar en el trabajo por protección de datos. Lo que sí tienes es la posibilidad de ponerte en contacto con el instructor de la universidad de origen para que dé los permisos necesarios y hacer las comprobaciones”, explica Val.
La compañía también tiene un área dedicada a medios de comunicación, para evitar que colaboradores o freelance le ‘cuelen’ a un medio cosas copiadas de otro. Trabajan, por ejemplo, con el Csic, que lanza 35.000 publicaciones al año, y recientemente también con Prisa.
“A escala nacional, falta una política de consenso para tomar medidas en cómo mitigar el plagio. Eso ha existido siempre, pero ahora los estudiantes tienen acceso a todas las universidades del mundo y una generación menos alfabetizada en lo digital está enseñando a otra que le supera”, reflexiona Val.
Lo que tampoco oculta es que las noticias de los últimos días no le vienen mal. “Es una pena que tengamos que llegar a algo así para que haya concienciación, pero la URJC utilizaba otra solución y está siendo un gran aliado de marketing para nosotros”, afirma. ¿Ustedes no trabajaban con la Universidad Rey Juan Carlos? "No, ellos utilizan Unicheck", afirma. No se ve a través del teléfono, pero probablemente sonríe.