Baltic Eagle es la segunda iniciativa 'offshore' que promueve Iberdrola en Alemania, tras la puesta en marcha a finales de 2017 del parque de Wikinger, de 350 MW. Además, la empresa también tiene en desarrollo otra instalación marina en Alemania, denominada Wikinger Süd, de 10 MW.
Estos tres parques, situados junto a la isla de Rügen, darán lugar al "mayor" complejo eólico marino del mar Báltico, con una capacidad total instalada de 836 MW y una inversión conjunta de 2.500 millones de euros. De este modo, Alemania se ha convertido en un área "clave" para Iberdrola en los próximos años.
Por su parte, el ministro de Energía, Infraestructura y Digitalización del Estado federal de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Christian Pegel, ha acogido con "satisfacción" el anuncio y ha declarado que el proyecto representa una "importante" contribución al desarrollo económico de la región y a la protección del medio ambiente.
En este sentido, Pegel ha destacado que el uso de la energía eólica marina es "esencial" para Mecklemburgo no solo por su contribución a la transición ecológica en Alemania, sino también por las oportunidades que supone para el empleo y la industria de nuestras zonas costeras.
Fugro, especialista en prospección en alta mar, realizará un "exhaustivo" análisis geotécnico y geofísico del fondo marino de Baltic Eagle con el objetivo de obtener la información más completa posible de las condiciones del suelo en el que se ubicará. Esta campaña consistirá, en primer lugar, en un estudio de localización y supresión de posibles artefactos sin explosionar. Posteriormente, dará comienzo el programa de perforación de pozos de sondeo y de investigaciones geotécnicas, mediante la utilización de equipos y técnicas de "última generación".
Los estudios contratados por Iberdrola, valorados en más de 10 millones de euros, contribuirán a la puesta en marcha de esta instalación renovable y al cumplimiento de los plazos de construcción, cuya previsión se sitúa en marzo de 2019.
Según la compañía, Baltic Eagle y Wikinger serán capaces de producir la energía suficiente como para atender el 45% del consumo eléctrico total del Estado federado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental y ahorrarán la emisión de 1,65 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) al año, contribuyendo de este modo al cumplimiento de los objetivos de reducción de emisiones fijados por Alemania.