Lleva al frente de la compañía desde finales de los 90, cuando Uno de 50 llevaba unos meses en marcha. José Azulay quiso mantener la esencia de la marca, que era fabricar solo 50 piezas de cada modelo. Aunque venía del mundo de la relojería, entró de lleno en las joyas. 20 años después, se venden en 50 países.
Su próxima conquista, China, un país al que Uno de 50 tiene muchas ganas, pero en el que la competencia no lo pone fácil. El propietario y director creativo de la compañía recibe a EL ESPAÑOL en la sede central de la marca, ubicada en Alcobendas (Madrid). En ella, diseñan y crean las piezas que luego venderán por el mundo.
¿Cómo se adapta un empresario a un crecimiento de este nivel?
Yo soy diseñador, he tenido que compaginar dos mundos que son un poco contradictorios, el de la empresa y el del diseño. La evolución ha sido siempre sorpresiva, nunca me había planteado llegar hasta aquí.
Al principio me era más fácil, porque era pequeña... pero conforme iba creciendo, he ido desligándome más de la parte administrativa para quedarme con la creativa. Ahora, la empresa está consolidada a nivel de profesionales, estoy muy contento.
Su confianza en el equipo, entonces, es máxima
Sí, la gente que trabaja aquí es gente que tiene que amar la empresa, conocer en profundidad el producto, saber que trabaja en una compañía de arte con vida propia, sensibilidad… pido a la gente que trabaja aquí que tenga implicación con la empresa y que se esfuercen en conocer la idiosincrasia de la misma.
Al principio fabricabais solo 50 piezas de cada diseño. ¿Cómo se conserva la exclusividad al crecer?
La empresa ha ido creciendo mucho, pero no ha cambiado la forma de fabricar. He conservado todo el origen de la marca y la esencia del producto en cuanto a fabricación.
Nosotros seguimos haciendo nuestro producto de la misma forma artesanal que lo hacíamos al principio. Lo fabricamos todo en Madrid y todo se hace artesanalmente.
Lleváis las piezas a 50 países, ¿en cuáles triunfáis más?
En Italia, que es la cuna del diseño, hay pasión por Uno de 50. En Francia, donde hay grandes joyeros, también triunfa mucho.
Después está el mercado americano, en Estados Unidos, donde estamos muy posicionados y nuestro producto tiene mucho éxito.
¿Se echa algún país en falta?
Yo echaba en falta China, pero estamos entrando. Este año abrimos allí dos tiendas. Hemos desembarcado a través de un franquiciado. Es un nuevo reto, un mercado súper difícil que ahora mismo quieren todas las marcas.
De hecho, es uno de nuestros proyectos más importantes. Si funciona bien el producto, puede ser un éxito para la empresa.
En los próximos tres años, Uno de 50 tiene en sus planes abrir 40 puntos de venta en China, tanto a pie de calle como en centros comerciales. Con estos y un plan de aperturas también en Rusia pretende alcanzar las 200 tiendas. Actualmente, tiene cerca de un centenar.
¿En España ha tocado techo la marca?
España es un mercado que he cuidado muchísimo y voy a cuidar. Tengo aquí muchísimas tiendas. Es verdad que ahora mismo no hay ningún plan de expansión, en el país, pero porque ya estamos.
En cuanto al consumo, veo que -desde la crisis- la gente es mucho más exigente y selectiva. Mira más dónde compra, elige más dónde comprar... y nosotros tenemos un público muy fiel que nos apoya.
En vistas a este plan de expansión, ¿os habéis planteado vender?
Hay muchos fondos que tocan a nuestra puerta para comprar una parte del capital, pero de momento no estoy interesado y no tengo ninguna negociación con nadie. Ni para vender la empresa ni para vender ninguna parte. Nunca se puede decir nunca jamás, pero ahora en mi mente no está.
Porque habéis crecido sin ellos...
Hemos crecido sin ellos, hemos hecho lo más difícil nosotros mismos y ahora hay que desarrollar la empresa a todos los niveles, impulsando el conocimiento de la marca fuera de España, pero con fondos propios. El futuro no se sabe, pero por ahora no está en mis cálculos.
Además de los 100 puntos de venta físicos, también estáis apostando por el canal online. ¿Qué os supone?
Estamos dedicando mucho esfuerzo en él, queremos que cada país tenga su tienda online... En España lleva unos 10 años, y nos supone ya cerca del 6% de la facturación.
Está creciendo mucho y apostamos muy fuerte. Yo creo que en dos o tres años crecerá y podrá llegar a suponer el 10% de la facturación.
Uno de 50 facturó cerca de 40 millones de euros el pasado ejercicio. Con este plan de expansión, pretenden mejorar sus ventas y que el negocio internacional siga ganando importancia. Con unos 700 empleados, Azulay cree que todavía hay margen: "Nos queda muchísimo que hacer, tenemos unas posibilidades enormes".