A tres días de su segunda ‘macrohuelga’ de tripulantes en dos meses, Ryanair se rinde: cancela 190 vuelos, el 8% de los programados para el día 28 de septiembre, para hacer frente al paro coordinado de 24 horas en España, Bélgica, Holanda, Portugal, Italia y Alemania.
La irlandesa, que tacha de “innecesarias” las huelgas porque considera que ha hecho todo lo que está en su mano para llegar a un acuerdo con los trabajadores, acusa de la situación a trabajadores de aerolíneas rivales como Norwegian o la portuguesa TAP.
“Ryanair lamenta sinceramente estas molestias causadas a nuestros clientes provocadas por los sindicatos a petición de los empleados de aerolíneas competidoras”, asegura la compañía. En el punto de mira tiene a Norwegian y a TAP, pero también a un pequeño sindicato italiano al que no se ha incluido en el acuerdo firmado con sus tripulantes este martes.
“En España, un tripulante de cabina de Norwegian en Alicante dirige la huelga; en Portugal, un tripulante de TAP está convocando la huelga sin el apoyo de nuestra tripulación portuguesa y en Italia, donde hemos firmado un convenio colectivo con los tres sindicatos mayoritarios, esta huelga ha sido convocada por un pequeño sindicato que no tiene reconocimiento o apoyo entre nuestra tripulación”, afirma la compañía que dirige Michael O’Leary.
Pero la irlandesa acusa también a los pilotos de Eurowings en Alemania, a los de KLM en Holanda o a los de Aer Lingus en Irlanda de alentar los paros y “seguir interfiriendo, movilizando para que se realicen huelgas y perjudicar a los clientes de Ryanair dañando el negocio de nuestra aerolínea para beneficiar a sus compañías con tarifas más elevadas”.
“En la medida en que estas huelgas están siendo promovidas e impulsadas por los empleados de la competencia, controlarlas está más allá de la capacidad de Ryanair”, se justifica la aerolínea.
La factura de la crisis con sus trabajadores
La conflictividad laboral del último año está pasando factura a Ryanair. El descalabro en Bolsa ha hecho que su acción pierda más del 40% de su valor desde agosto del año pasado borrando 5.000 millones de euros de su capitalización.
Pero el panorama se complica de cara al cierre de este ejercicio: la aerolínea enfrenta costes extras por el alza del precio del carburante, las indemnizaciones a los pasajeros por los vuelos cancelados a consecuencia de las huelgas de los últimos meses y mayores costes laborales por las mejoras que va pactando con pilotos y tripulantes.
Y aunque O’Leary se aferra a que la aerolínea no va a cambiar su modelo de negocio basado en tarifas bajas -y elevados costes complementarios por el resto de servicios, desde la facturación de maletas a la elección de asientos-, el cóctel de costes puede llevar a que la aerolínea reduzca su calendario de vuelos -lo que podría traer recortes en personal- para los próximos meses.
“Estas innecesarias huelgas están dañando el negocio de Ryanair y la confianza de nuestros clientes en un momento en que el precio del petróleo está subiendo con fuerza. Si la situación se mantiene, es inevitable que tengamos que revisar nuestra el crecimiento de nuestra capacidad para este invierno y el verano de 2019”, afirma el portavoz de la compañía, Kenny Jacobs.
“Esperamos que los sindicatos entren en razón y trabajen con nosotros para llegar a acuerdos que beneficien a nuestros trabajadores sin que se produzcan nuevos paros en las próximas semanas”, añade.
Aplicación de la normativa local
Los tripulantes de los seis países que convocan la huelga de este viernes demandan que la aerolínea les contrate bajo la normativa de cada país, no bajo la irlandesa, de modo que puedan disfrutar de los derechos laborales que la legislación de su país les reconoce. La semana pasada le llegaba un tirón de orejas desde Bruselas: "El lugar donde el trabajador se levanta y regresa para ir a dormir sin que el empleador tenga que cubrir sus gastos es lo que determina dónde se aplica la ley", afirmó la comisaria de Empleo y Asuntos Sociales, Marianne Thyssen.
La aerolínea asegura que en las últimas semanas han hecho “avances significativos” en las negociaciones con los sindicatos que representan tanto a sus pilotos como a la tripulación en Irlanda, Reino Unido, Italia o Alemania. “En las dos últimas semanas hemos escrito a los sindicatos de pilotos en Bélgica, Holanda, España, Portugal y Alemania invitándoles a negociar acuerdos similares a los que se han firmado con FORSA en Irlanda”, afirma la compañía.
El último acuerdo con tripulantes lo ha firmado en Italia, con tres sindicatos mayoritarios (FIT CISL, ANPAC y ANPAV). El convenio colectivo que han sellado, que entrará en vigor el 1 de octubre, se rige bajo la legislación italiana y reconoce los tribunales locales como jurisdicción competente. Además, Ryanair abrirá un plazo para que los trabajadores soliciten la adaptación de los contratos a la normativa italiana, con lo que tendrán acceso a las ventajas sociales que reconoce este Estado como la baja por maternidad y paternidad”, explica la aerolínea. Además, el convenio traerá una mejora del salario y un nuevo plan de pensiones.
Sin avances en España
La relación con los sindicatos españoles que lideran las negociaciones de los tripulantes, USO y Sitcpla, están en punto muerto. Después de la fallida mediación para evitar la huelga la semana pasada, los representantes de ambas partes se vieron las caras de nuevo este lunes para fijar los servicios mínimos del viernes también sin éxito.
"Si podemos llegar a acuerdos con éxito con sindicatos en Irlanda, el Reino Unido, Alemania e Italia, ¿por qué algunos sindicatos en Bélgica, Holanda y España no pueden hacer tratos similares?", se preguntaba Jacobs en el último comunicado de la irlandesa.
Por el momento, a falta de que la compañía detalle qué vuelos serán los que cancele desde y hacia sus bases españolas este viernes, tanto los tripulantes como la aerolínea están pendientes de Fomento. El Ministerio español tiene que dictar los servicios mínimos de cara a la huelga.
Los sindicatos piden que se establezca el servicio mínimo del 24% en los vuelos de la Península si hay una alternativa de viaje que dure menos de cinco horas; un 24,5% de los vuelos entre la Península y las islas; y que no se marquen servicios mínimos para los internacionales porque hay otras aerolíneas que cubren sus mismas rutas. Para los vuelos entre las islas, en tanto, se pide el 100% de los servicios mínimos.