La empresa Air City Madrid Sur estima que la creación de un segundo aeropuerto en la Comunidad de Madrid podría estar operativo en el año 2023 si obtienen las autorizaciones y trámites pertinentes, una infraestructura que además incrementaría el PIB regional en un 2%.
Así lo ha asegurado en declaraciones a Europa Press el consejero delegado de Air City Madrid Sur, Javier Ruedas, en relación a la iniciativa para crear esta nueva infraestructura aeroportuaria en la región mediante la ampliación del aeródromo de Casarrubios-Álamo.
Ruedas también ha asegurado que todas las compañías con las que han contactado para explicar esta iniciativa "quieren que el nuevo aeropuerto sea una realidad" y "aprovechar" el potencial de crecimiento de viajeros y actividad. "Hay una oportunidad enorme para crecer", ha apostillado.
Respecto a la tramitación del proyecto, el consejero delegado de la compañía ha recordado que todos los aeropuertos requieren de la certificación de la autoridad competente, que en este caso corresponde al Ministerio de Fomento. Desde esta cartera, en tanto, confirman haber recibido la propuesta y aseguran que ya se está analizando el proyecto desde un punto de vista técnico.
Fomento afirma que se evaluará cómo puede afectar al tráfico aéreo existente y si tiene impacto medioambiental en la zona donde se prevé su desarrollo.
Aprovechar infraestructura existente
Desde Air City Madrid Sur se ha subrayado que este proyecto se difiere de otros al basarse en una "infraestructura que ya existe" en lugar de "crear un aeropuerto nuevo" mediante el incremento de capacidad de un aeródromo que cuenta con licencia desde 1996 y con compatibilidad de actividad aérea validada.
Ahora, se ha presentado este proyecto para acoger vuelos comerciales, para lo cual se requiere, por ejemplo, la ampliación de pista que sea apta de cara a la operativa de este tipo aeronaves con gran capacidad de pasaje.
Los cálculos de Air City Madrid Sur consisten en superar los trámites administrativos, entre los que se incluye la Declaración de Impacto Ambiental, en un par de años e iniciar las obras de construcción en el horizonte de 2020, trabajos que durarían entre dos y tres años. Con ello, y en una previsión "conservadora", el nuevo aeropuerto estaría operativo en el 2023.
Desarrollo de industria auxiliar y fomento del empleo
Además, la infraestructura lleva aparejada el desarrollo de la industria auxiliar ligada a la actividad aeroportuaria, con más de dos millones de euros, "sin contemplar ningún otro uso". En este sentido, Ruedas ha enfatizado en los beneficios económicos que aportará a la Comunidad de Madrid y a Castilla-La Mancha.
Las estimaciones del proyecto constructivo contempla una pista principal de 3.200 metros, una terminal de 15.000 metros cuadrados en su primera fase con 6 millones de pasajeros al año y servicios aeroportuarios complementarios, con más de 50.000 metros cuadrados para mantenimiento de aeronaves y hangares.
Además, el impacto de la creación de 5.600 empleos directos y 13.300 empleos indirectos en los primeros diez años de implantación. A su vez, el potencial de desarrollo industrial anexo al proyecto con 2,5 millones de metros cuadrados "llevará aparejada" una inversión de 1.800 millones de euros y dará lugar a 32.500 empleos directos. Sólo en la fase constructiva se prevé la generación de 12.500 puestos de trabajo.
La ubicación, según la empresa, ofrece varias ventajas por su cercanía a Madrid, la orografía del terreno, la "mínima afectación" al entorno y las comunicaciones terrestres con infraestructuras como la A-5 y la R-5, que dan acceso al aeródromo y conexiones a la A-42 y la A-4 a través de la CM-41 (autovía de La Sagra). Una red ya completada que "no requiere inversión pública adicional".