Los molinos de Wikinger, en el mar Báltico, funcionan ya a pleno rendimiento. Parte de los 70 aerogeneradores que forman el parque eólico marino de Iberdrola en Alemania empezaron a generar electricidad en diciembre. Ahora, casi a un año de arrancar, la energética ha inaugurado oficialmente un proyecto que considera emblemático y que ha servido de punto de partida en un mercado que definen ya como estratégico. En total, invertirá alrededor de 2.500 millones en el desarrollo del mayor complejo offshore del mar Báltico.
Situado a 75 km de la costa noroeste de la isla alemana de Rügen, la andadura del parque Wikinger comenzó en 2010, cuando la energética que preside Ignacio Sánchez Galán adquirió a un promotor local los permisos para desarrollar el proyecto en ese emplazamiento.
Desde entonces hasta que arrancó su primera turbina, más de siete años y el trabajo coordinado de las manos y mentes de más de 2.000 profesionales de 20 nacionalidades, destaca Patricia Salamanca, responsable de la oficina de proyecto Wikinger, y una de las impulsoras de la división offshore de la energética hace una década.
El resultado: un parque eólico con 350 megavatios (MW) de capacidad, el primero de Iberdrola en solitario, que ya ilumina a alrededor de 350.000 hogares alemanes, el 20% de demanda energética del estado Mecklemburgo-Pomerania Occidental donde se ubica.
Al evento, celebrado en el puerto de Sassnitz, han acudido el director general de los Negocios (Business CEO) de Iberdrola, Francisco Martínez Córcoles; el ministro de Energía, Infraestructura y Digitalización del estado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Christian Pegel, y el CEO de 50 Hertz, Boris Schucht.
"Esta planta es un gran ejemplo del potencial que el sector energético tiene para la economía. El desarrollo de Wikinger ha tenido gran fuerza de arrastre para la economía de Alemania, España y Dinamarca, con la creación de más de 2.000 puestos de empleo", ha afirmado Córcoles.
"Como resultado de todo este esfuerzo, el parque se ha construido en sólo 18 meses a pesar de las condiciones de trabajo y el desafío técnico que ha supuesto", ha añadido.
Los molinos 'vikingos'
Wikinger ha supuesto una inversión de 1.400 millones de euros y un auténtico desafío a nivel de ingeniería y desarrollo del proyecto, destaca Salamanca. Al diseño en sí del parque se suman las duras condiciones de trabajo, sobre todo en los meses de invierno, en el Báltico. Tras conseguir todos los permisos, recuerda la ingeniera de Iberdrola, en 2016 comenzó el desarrollo del parque.
La obra ha supuesto hincar al lecho marino 280 pilotes, de 40 metros de longitud y 2,5 metros de diámetro, con un peso por unidad de 150 toneladas. De su construcción se ha encargado la española Windar. Sobre estas bases se colocaron las 70 cimentaciones, construidas por la danesa Bladt y la española Navantia, para los respectivos molinos.
De las turbinas se ha encargado Siemens Gamesa en sus plantas de Bremerhaven y Stade (Alemania). Tienen 5 MW de potencia unitaria y son del modelo AD 5-135. Se trata de los aerogeneradores de mayor potencia y dimensiones que Iberdrola ha instalado en su historia, comenta Salamanca. Con una altura total de 165 metros, están formados por una nacelle de 222 toneladas de peso, un rotor de 135 metros de diámetro, cuyas palas tienen 77,5 metros de longitud cada una, y una torre de 75 metros de altura.
Y para recibir toda la energía que generan los 70 molinos, en el centro del parque se ubica la subestación marina, bautizada Andalucía. Esta instalación será utilizada conjuntamente por Iberdrola y 50Hertz, el operador del sistema eléctrico alemán. De su construcción se ha encargado también Navantia, en su sede de Puerto Real (Andalucía) y tiene un peso aproximado de 8.500 toneladas.
Alemania, mercado clave
Wikinger sirve además a Iberdrola como entrada en el mercado eléctrico alemán, país en el que se acaba de adjudicar la construcción de otros dos parques eólicos marinos: Baltic Eagle (476 MW) y Wikinger Süd (10 MW).
Los tres proyectos, situados junto a la isla de Rügen, darán lugar al mayor complejo offshore del mar Báltico, con una capacidad total instalada de 836 MW y una inversión conjunta de 2.500 millones de euros.
Este conjunto eólico marino coloca a Alemania entre los mercados clave para Iberdrola en los próximos años, junto a Estados Unidos, Reino Unido, México, Brasil y España.
La viabilidad de Wikinger está garantizada por un contrato para la compra de electricidad de ocho años, explica Salamanca, aunque es ampliable hasta los 11,5 años. El precio fijado es de 190 euros por megavatio hora (MWh). Después, hasta que cumpla los 25 años de vida útil que se estiman, cobrará la energía que produzca a precio de mercado.
Operar con esta tarifa a largo plazo dependía del cumplimiento de los estrictos plazos que marcó el Gobierno alemán en la licitación. El último de ellos era empezar a operar antes de que terminara 2017, algo que Iberdrola también logró.
Apuesta por la eólica marina
Iberdrola inició su apuesta por la eólica marina hace una década. A pesar de que el coste de desarrollo de este tipo de parques “es el doble respecto a los eólicos terrestres, vimos que el negocio era factible”, describe Salamanca. En poco tiempo, “la tecnología ha evolucionado mucho y los generadores han pasado de 3 MW a 10 MW”, agrega la ingeniera, que subraya que la producción de energía con los parques marinos es por lo general el triple que con un parque en tierra al haber más horas de viento.
La complejidad técnica de estos desarrollos no ha sido un freno. La energética se ha atrevido a competir “con los grandes, porque en esta tecnología sólo entran ellos”, apunta Salamanca. El desarrollo de este parque "ha supuesto la consolidación de Iberdrola como la compañía referente del sector de las energías renovables en Europa", subraya, "capaz de desarrollar proyectos en mercados tan competitivos como el alemán y de cumplir los exigentes plazos que suelen fijar las autoridades germanas".
Además de Wikinger, Iberdrola tiene en operación el parque eólico marino West of Duddon Sands, su primera aventura en esta tecnología y que lleva desde 2014 generando energía en las aguas de Reino Unido. Para este proyecto sumó fuerzas con la danesa Orsted. Tiene una capacidad de 389 MW y su inversión superó los 1.600 millones de libras.
En aguas británicas está también en construcción el macroproyecto East Anglia. Cuando entre en operación en 2020 será uno de los mayores parques eólicos marinos del mundo, con una potencia instalada de 714 MW.
También en Europa aunque en una fase más inicial, la energética española desarrollará el parque Saint-Brieuc. Con 496 MW de potencia, esta instalación estará a 20 kilómetros de la costa de la Bretaña francesa y contará con 62 turbinas de 8 MW de capacidad.
La eólica marina es también una de sus apuestas fuertes en Estados Unidos. A través de su filial Avangrid, Iberdrola está presente en otro gran proyecto: Vineyard Wind. Este parque contará con una capacidad de 2,2 GW. El pasado mes de mayo se adjudicó la licitación lanzada por el estado de Massachusetts para poner en marcha 800 MW eólicos marinos en Vineyard Wind y se prevé que entren en operación en 2022.