La carrera en el sector renovable se juega en el mar, e Iberdrola no quiere dejar pasar la oportunidad de lograr el liderazgo en una tecnología por la que lleva apostando una década: la eólica marina.
La energética que preside Ignacio Sánchez Galán ha registrado un fuerte crecimiento en esta tecnología en los últimos años y, con la vista puesta en 2023, tiene en cartera el desarrollo de 2.500 megavatios (MW) con una meta: superar los 3 gigavatios (GW) instalados y sujetos a contratos de suministro a largo plazo que apoyen la viabilidad de los parques.
Esta hoja de ruta ha gustado entre los analistas y Goldman Sachs ya lo colocaba hace unos meses como el tercer mayor desarrollador de eólica marina, dado que su capacidad aumentará un 17% para finales de la próxima década. Más aún, el banco de inversión estima que este negocio será un gran aporte a su beneficio bruto de explotación una vez ponga en marcha esta potencia, sumando 850 millones extras a partir de 2024, recogía en un informe.
Llegar a esos 3 GW para el final de su plan estratégico 2018-2022 supondrá multiplicar por cinco su actual operación offshore. En este momento tiene dos parques en operación que suman 545 MW: el de West of Duddons Sands, en Reino Unido, y Wikinger, en las aguas alemanas del mar Báltico. El primero es un proyecto compartido con Orsted en el que Iberdrola tiene 195 MW y opera desde 2014, siendo su primer parque marino. Los molinos ‘vikingos’, en cambio, son su primer parque diseñado y operado en solitario y, en este momento, su niña bonita.
Wikinger, construido en 18 meses, supone su entrada en el mercado eléctrico alemán y el punto de partida de un camino que coloca a la española a la altura de los gigantes mundiales en esta tecnología. Además de este parque, inaugurado esta semana y en operación desde diciembre, Iberdrola se ha adjudicado dos proyectos más en el Báltico: Baltic Eagle y Wikinger Süd. A los 1.400 millones para poner en marcha Wikinger, sumará otros 1.100 millones y el resultado será el mayor complejo offshore en este mar con un total de 836 MW de potencia instalada, destaca la compañía.
La energética prevé que Baltic Eagle y Wikinger Süd entren en operación en 2023, plantando cara a otros gigantes que también desarrollan proyectos offshore tanto en el Báltico, como el Arkona que impulsan la alemana E.ON y Equinor (385 MW), o a rivales como la danesa Orsted, actual campeona en eólica marina.
Eólica marina, tecnología al alza
En 2017, Europa sumó más de 3.100 MW eólicos marinos, dos veces más que en 2016 y un 13% más que en 2015, según el último informe de WindEurope. Orsted e Iberdrola fueron los dos mayores impulsores, con un 19% y un 11% de los megavatios instalados, respectivamente.
La previsión de WindEurope es que de los planes que ya hay sobre la mesa para instalar 8.700 MW en offshore en los próximos cinco años, y que Europa cuente con alrededor de 258 GW en 2022.
Y la energética vasca quiere ser protagonista en este gran crecimiento. En su hoja de ruta hacia los 3 GW en 2023, Iberdrola incluye también los proyectos que ya está desarrollando en Reino Unido y los que empezará a construir próximamente tanto en Francia como en Estados Unidos.
En aguas británicas está también en construcción el macroproyecto East Anglia. Cuando entre en operación en 2020 será uno de los mayores parques eólicos marinos del mundo, con una potencia instalada de 714 MW.
También en Europa aunque en una fase más inicial, la energética española desarrollará el parque Saint-Brieuc. Con 496 MW de potencia, esta instalación estará a 20 kilómetros de la costa de la Bretaña francesa y contará con 62 turbinas de 8 MW de capacidad. Y en Estados Unidos es socio al 50% con el fondo danés Copenhagen Infraestructure Partners (CIP) en Vineyard Wind en Massachusetts, un proyecto con potencial para 2,2 GW y en los que arrancará 800 MW para 2022.
La cartera de proyectos en ejecución supera los 2GWs, pero Iberdrola cuenta con una cartera potencial en offshore que suma alrededor de 8.500 MW y está formada por el potencial restante en Vineyard Wind -1.400 MW y otros 1.600 MW que puede ampliarse-; 2.400 MW en el proyecto Kitty Hawk, en Carolina del Norte; y otros 3.100 MW en Alemania y Reino Unido a través de la ampliación solicitada para East Anglia.
Sin embargo, Iberdrola deja por el momento Asia fuera de su cartera y es algo que Goldman Sachs no acaba de ver claro porque pierde la oportunidad de participar en el desarrollo de 40 GW en la región, especialmente en China. Una oportunidad que sus competidores sí están aprovechando.