El principal de ellos, mención aparte para la implantación de las exigencias que conlleva la normativa comunitaria MiFID II, es el establecimiento de un impuesto a las transacciones financieras. La conocida como `tasa Tobin¿ se gana el rechazo de Bartolomé porque ¿supone impedimentos al buen funcionamiento de los mercados y un incremento en el coste de financiación de las compañías¿.
Además, augura que ¿meter trabas a este crecimiento¿ se traducirá en un impulso a ¿la deslocalización de determinados flujos de inversión¿ que hasta la fecha se venían canalizando en los mercados operados por BME. Todo ello en un año que ¿está siendo bastante complicado¿, como reconoce la directora financiera de una casa que ha ganado un 12,7% menos hasta septiembre.
En cuanto a la distribución de dividendo, marca de la casa, Bartolomé señala que el compromiso sigue firme a pesar de la merma en beneficios.