La banca tendrá que pagar desde este sábado el impuesto de las hipotecas. Aunque el coste definitivo está por determinar, los cálculos van desde los 640 millones anuales de Moody’s a los más de 2.000 millones que estima Gestha. Sea como sea, lo que parece claro es que buscarán las fórmulas necesarias para repercutirlo de un modo u otro a los clientes.
Así lo piensa el jefe de estudios de Idealista, Fernando Encinar, quien está convencido de que las entidades “subirán el diferencial de la hipoteca o buscarán productos alternativos vinculados al préstamo” con los que cubrir el incremento de costes que van a padecer.
Se trata de una situación inevitable, explica, y “ni el Gobierno ni Podemos podrán evitar que suban las hipotecas”. ¿El motivo? Que es imposible controlar el spread (diferencial) que cada banco fija en su oferta hipotecaria. Al final será “el cliente quien elija con qué banco quiere hipotecarse” en función de la oferta que le hagan.
Un impuesto que debe desaparecer
Para Encinar, la rectificación exprés que ha hecho el Gobierno de la decisión del Supremo (que mantuvo que sean los clientes quienes paguen el impuesto) es peligrosa. “Tendría que haber tenido más sangre fría y mesura. Es peligroso romper la separación de poderes”, sentencia.
“Se ha montado una tormenta brutal con un impuesto que debería eliminarse porque no existe en ningún país europeo”, señala. Y es que, a su juicio, lo único que se ha conseguido es hacer que “todos los hipotecados paguen más” a partir de ahora.
El cofundador de Idealista pide también al Gobierno que ponga en marcha de una vez por todas la nueva ley hipotecaria. Una norma que debe “dar transparencia, dar claridad y definir las reglas del juego” del mercado. Sobre todo “porque se añade una incertidumbre increíble. En los últimos días hay hipotecas que se han paralizado”, recuerda.
Según el Banco de España los precios medios de la vivienda se elevaron un 6,8% en el segundo trimestre del año respecto a hace un año. En términos reales el coste de la vivienda está un 33% por debajo de los máximos alcanzados en 2007.
¿Puede hablarse de burbuja? Encinar cree que no. “Estamos en modo burbuja, pero no es así. En algunas zonas suben los precios, pero estamos a años luz de aquella época”. Como ejemplo pone el hecho de que sólo se construyen 90.000 viviendas al año, que la concesión de hipotecas está a un 75% de los niveles más altos y que las operaciones de compra venta están al 55% de los niveles más altos.
Según el jefe de estudios de Idealista, las zonas donde más están subiendo los precios son las grandes ciudades y los lugares de costa. El problema radica en que “donde hace falta vivienda gobierna Podemos o alguna formación afín y no quieren que se construya”.
El precio del alquiler
“El problema es que es algo de cajón, si falta stock y hay mucha demanda los precios tienen que subir”, añade.
Tampoco ve un problema excesivo en los precios del mercado del alquiler. “Es una cuestión de oferta. Es que una persona con mayor poder adquisitivo quiere esa casa y ofrece más dinero que el que vive en ese momento en ella. No olvides que el inquilino no tiene derechos de propiedad”.
Según Encinar muchos de los contratos que ahora vencen y son renovados con una fuerte subida corresponden a los firmados en los años 2012 y 2013. “Era otra época del mercado y la gente se aprovechó para lograr una renta baja. Ahora la cosa es distinta. Los que ahora son expulsados en su momento fueron expulsadores” de otros inquilinos.
“Los inquilinos que ahora se sienten expulsados también fueron expulsadores”
“No es una cuestión de especulación, es un tema de oferta”, añade. Eso sí, deja claro que no ve posible decretar zonas de mercados tensionados como quieren hacer los Ayuntamientos de Madrid o Barcelona. “Si fijas un precio por decreto van a ocurrir dos cosas: que las viviendas saldrán del mercado del alquiler; y que quienes quienes alquilen cobren varias fianzas que no se devolverán”.
Esa idea de lanzar zonas de mercados tensionados viene motivada, sobre todo, por la explosión de los alojamientos turísticos. “¡Eso es algo que afecta a unas pocas calles, de unas pocas zonas, de unas pocas ciudades!”, exclama. “No es el elemento esencial a la hora de que suban los precios de la vivienda en régimen de alquiler".
“Eso es el chivo expiatorio de unos pocos ayuntamientos que no saben cómo organizar el urbanismo. Son ellos los que han creado el problema y ahora no saben cómo resolverlo”, sentencia.