Según fuentes sindicales consultadas por Europa Press, será la tercera reunión desde que desapareció legalmente Banco Popular como entidad el pasado 28 de septiembre en la que se negocia este protocolo de fusión que reordene las relaciones laborales de toda la plantilla del grupo.
Además, en dicho documento el banco se compromete a que, de cara a un probable ajuste de oficinas y empleados en el año 2019 por la fusión, no se acometan medidas traumáticas, sino que Santander se compromete al diálogo y a la búsqueda de soluciones alternativas a la pérdida de empleo como prejubilaciones pactadas, incentivos para salidas voluntarias, excedencias y otras opciones habituales en este tipo de procesos.
La propuesta que el banco presentará el miércoles y que probablemente será suscrita por los sindicatos no contempla medidas específicas ni cifras sobre el reajuste, debido a que este no se iniciará hasta mediados de 2019, tras completarse la integración tecnológica que ha comenzado este mes de noviembre.
"Se trata de una especie de documento de intenciones en el que se establecen los criterios, un protocolo de principios. Es básicamente la renuncia a medidas traumáticas y que cuando llegue lo que tenga que llegar, no haya ningún tipo de proceso especialmente sangrante para la plantilla", han explicado fuentes sindicales.
Banco Santander y los representantes sindicales cerraron en junio un acuerdo para homologar las condiciones laborales de la plantilla de Popular y Pastor con las de los trabajadores del banco cántabro. "El nuevo texto recoge criterios de actuación de lo que ocurrirá el año que viene, no es un Expediente de Regulación de Empleo, sino un documento donde se habla de la forma de organizar las relaciones laborales sin medidas traumáticas", han señalado las mismas fuentes.
Aunque la relación entre sindicatos y banco es constante, las reuniones para este protocolo de fusión no se reanudarán previsiblemente hasta el próximo año, cuando Santander aclare qué tipo de reestructuración pretende de llevar a cabo y cómo.