Recreación del aerotaxi Pop.Up Next de Airbus.

Recreación del aerotaxi Pop.Up Next de Airbus.

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Aerotaxi: el futuro campo de batalla de la movilidad urbana para Airbus y Boeing

30 noviembre, 2018 00:12

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Una de las pequeñas frustraciones vitales (ocasionada por el excesivo consumo de ciencia ficción) que puede tener una persona nacida en las últimas décadas del siglo XX es no haber podido pronunciar una de las frases más célebres de la cinematográfica popular: "¿Carretera? A donde vamos, no necesitaremos carreteras".

La profecía marcada por Emmet Brown en Regreso al Futuro II fijaba el 25 de octubre de 2015 como la fecha en la que los coches voladores serían una realidad. Tres años después, y ya fuera de la ficción, Airbus y Boeing están empeñadas en demostrar que la apuesta cinematográfica de Robert Zemeckis fue excesivamente optimista, pero no iba mal encaminada.

Ambos constructores aeronáuticos tienen entre sus proyectos estrella la puesta en marcha de sendos aerotaxis. Vehículos voladores autónomos que permitirán a los usuarios evitar las aglomeraciones de tráfico y harán más eficiente, ágil y limpio el transporte interurbano.

pop.up next

Este medio de transporte autónomo no necesitará ningún tipo de control humano. Su capacidad de vuelo vertical simplificará la infraestructura necesaria para el despegue y el aterrizaje. Estará centrado mayoritariamente en desplazamientos aéreos dentro de la misma ciudad con origen en puntos clave, como un aeropuerto o el centro financiero de la ciudad, donde habrá multitud de bases de despegue y aterrizaje.

Los aerotaxis, gracias a su versatilidad, podrán transportar a los usuarios a un punto final concreto, una reunión en otro barrio de la ciudad o a otra base de aerotaxis situada en otro nodo importante. Una vez terminado el viaje, el usuario continuará con su agenda mientras que el vehículo estaría listo para hacer otro servicio o volverá a una base a recargarse en el caso de que lo necesitara.

Actualmente, el modelo más avanzado es el de Airbus. La apuesta del fabricante europeo se llama Pop.Up Next, un vehículo modular eléctrico y autónomo que se divide en tres secciones: la cabina que cuenta con 2,5 metros de largo por 1,4 de ancho. La segunda de las partes del vehículo es la terrestre que contaría con autonomía para 130 kilómetros. Por último, el módulo aéreo estaría conformado por ocho rotores y podrá desplazarse sin necesidad de carga 100 kilómetros.

Este vehículo nace con la promesa de ser capaz de recargarse totalmente en 15 minutos y ser 100% sostenible gracias a que en su operativa no emitiría ningún tipo de emisión contaminante.

Este modelo está siendo presentado estos días en Amsterdam en el marco de la Drone Week. Allí el constructor europeo ha presentado una versión de reducido tamaño junto con sus socios en el proyecto, el fabricante de coches Audi y la firma italiana Italdesign. 

Una nueva era de carreteras tridimensionales

Desde el punto de vista del constructor estadounidense, ya se puede hablar con certidumbre de la próxima generación de "carreteras tridimensionales". En palabras de Dennis Muilenburg, consejero delegado de Boeing, "creo que sucederá más rápido de lo que cualquiera de nosotros entiende. Los prototipos reales de vehículos de esta categoría ya se están construyendo en este momento. Así que la tecnología es una realidad”.

Según las estimaciones de Muilenburg, este tipo de aeronaves abren la puerta a un nuevo ecosistema de transporte. En su opinión, las flotas de aerotaxis podrían estar sobrevolando las ciudades en una década.

La estrategia de la compañía estadounidense prevé que antes de que veamos los primeros aerotaxis de pasajeros será el turno de las mercancías. Steve Nordlund, Vicepresidente al frente de Boeing NeXt, declaró en una conversación con EL ESPAÑOL que "la regulación de los negocios de mercancías es menos compleja que la de los pasajeros" lo que abre la puerta a que las primeras experiencias con aeronaves urbanas autónomas se den en este mercado.  

Y es que, como en todo lo que tiene que ver con la automatización en movilidad, los tempos van a estar más sujetos al desarrollo de la regulación que de la tecnología. El gran reto de la industria aeronáutica en estos momentos se libra en los pasillos de las altas instancias gubernamentales. Empresas y políticos junto con las agencias reguladoras (FAA en Estados Unidos y EASA en Europa) deberán escribir las reglas que regularán los volúmenes de este mercado a un lado y al otro del Atlántico.

Oportunidad de mercado

Esa regulación va a ser clave a la hora de fijar el volumen del negocio del denominado transporte urbano vertical. Un estudio de Porsche Consulting aporta una previsión de la evolución progresiva de este mercado. Partiendo de una pequeña base en 2025, el mercado para este tipo aeronaves se estima que crecerá un 35% anual hasta alcanzar los 21.000 millones en 2035 en el segmento de viajes dentro de la ciudad y de 11.000 millones en el de los viajes entre ciudades cercanas. Lo que dejaría el mercado para 2035 en 32.000 millones de dólares.

Respecto a la evolución, las previsiones indican que en 2015 este mercado contará con 500 unidades repartidas por las primeras ciudades que adopten esta solución de movilidad valoradas en unos 1.000 millones de dólares. Para 2030 se espera que esos números lleguen a los 4.000 millones y 2.000 unidades. A partir de este momento el mercado se dispararía hasta alcanzar en 2035 15.000 vehículos con una valoración de 32.000 millones de dólares.

Si una tecnología va a ser clave en el desarrollo de este mercado, esa es sin duda el 5G. La capacidad de transmisión, así como la menor latencia de esta información, es la que va a hacer posible la autonomía real y segura de este tipo de vehículos gracias a que el 5G es 20 veces más rápido que el 4G.

Los vehículos podrán mandar y recibir más información, sin cortes y, además, las redes podrán soportar que miles de vehículos se comuniquen entre sí en tiempo real ya que el 5G soportará más de 1.000 dispositivos por metro que los soportados por 4G.

De la mano de estas capacidades de comunicación, la potencia de computación es la que va a permitir llevar a la inteligencia artificial de los aerotaxis a un nivel de autonomía que permita una mayor seguridad que la conducción humana. 

El paso lógico de producto a servicio

Los cambios que tecnologías como el aerotaxi van a impulsar en la sociedad son mucho más profundos que la propia movilidad urbana. En un contexto en el que las ciudades cuenten con flotas autónomas de este tipo de vehículos, la necesidad de tener un vehículo en propiedad desaparece.

La autonomía de este tipo de soluciones genera unas nuevas posibilidades por los que el vehículo pasa de ser un bien a un servicio. Los usuarios pagan por utilizar una serie de slots 100% alineados con sus necesidades, lo que disparará la eficiencia de la movilidad.

En lugar de comprar un producto como el actual coche en el que el usuario paga un precio total por algo que solo va a utilizar un porcentaje mínimo del tiempo en el que es dueño de ese bien, la movilidad autónoma permite que el usuario siga teniendo un vehículo siempre que lo necesite, con la diferencia de que sólo pagará por él cuando realmente lo esté usando.

Unos pagos que desde los fabricantes ya están realizando los primeros cálculos sobre cuánto nos costará cada uno de esos viajes. Si parece difícil de imaginar ahora mismo la apuesta tecnológica por sentarnos en un vehículo que se eleve y nos deje en nuestro destino sin interactuar apenas con él, tanto o más sorprendente es lo que las empresas creen que nos costará. Zach Lovering, uno de los líderes del proyecto de aerotaxis que Airbus tiene en Sylicon Valley prevé que los usuarios deberán pagar entre 1.5 y 2,5 dólares por milla (entre uno y dos euros por kilómetro).

En este contexto, Airbus y Boeing se disputan un cuantioso mercado, en el que tendrán que pelar con multitud de nuevas compañías, pero que también puede modificar el core de su negocio. Hasta el momento, Airbus y Boeing fabrican productos que explotan comercialmente terceras empresas. Este nuevo tipo de aeronave permitirá que tanto la europea como la estadounidense comercialicen los servicios de sus vehículos directamente al consumidor final.

En definitiva, de cumplirse las previsiones, que los taxis vuelen puede que sea el menor de los cambios que estas aeronaves traigan consigo.