El fabricante de iPhone prometió en enero invertir 30.000 millones de dólares en Estados Unidos, aprovechando un beneficio impositivo derivado de las amplias reformas fiscales del presidente Donald Trump.
La nueva planta de unas 54 hectáreas estará en Austin, ciudad que ya alberga al segundo mayor número de empleados de Apple fuera de Cupertino, y se ubicará a menos de 1 kilómetro y medio de las actuales instalaciones de Apple en Texas.
Apple también se establecerá en Seattle, San Diego y Culver City, California, y contratará a más de 1.000 empleados en cada uno de estos lugares. También ampliará sus operaciones en Pittsburgh, Nueva York y Boulder, Colorado, durante los próximos tres años.
Muchas multinacionales estadounidenses han enfrentado presiones políticas para aumentar las inversiones en el país como parte de la política "Estados Unidos Primero" impulsada por Trump, que han llevado al país a una guerra comercial con China. El mandatario también ha advertido sobre aranceles a los iPhones y otros productos de Apple importados por China.
Amazon.com Inc., rival de Apple, terminó el mes pasado una búsqueda de meses para levantar una nueva sede, construyendo oficinas en Nueva York y Virginia para dar cabida a los miles de puestos de trabajo que se comprometió a crear.