El sistema financiero sigue ajustando el exceso de capacidad creado durante los años de bonanza. Desde que comenzara la crisis ha despedido un tercio de sus trabajadores, de los que cerca de 30.000 abandonaron el sector durante los nueve primeros meses del año pasado. Una tendencia que, visto lo visto, va a continuar durante el presente curso.
Caixabank ha sido la primera en abrir el fuego durante el 2019. Este viernes los sindicatos comenzarán a analizar la documentación sobre el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que van a llevar a cabo dentro del plan de negocio hasta 2021. Todavía no hay cifras exactas, pero las estimaciones de los representantes de los trabajadores hablan de que habrá en torno a las 2.000 o 2.500 bajas.
Los motivos para llevar a cabo ese ERE, así como la movilidad geográfica solicitada y los cambios en las condiciones laborales que también quiere plantear la entidad catalana, se explicarán en la reunión que ambas partes mantendrán el jueves 17. Una situación que rechazan las organizaciones sindicales y que, a falta de conocer la letra pequeña, ya anuncian que darán la batalla.
Caixabank plantea estas medidas dentro de su nuevo plan estratégico a 2021, que contempla el cierre de 821 oficinas urbanas, aunque se abrirán cerca de 300 nuevas ‘Store’. Un concepto en el que se abren sucursales más grandes, con un nuevo servicio de atención al cliente y con un horario extendido, lo que implica cambios en la organización del trabajo.
Liberbank y Unicaja
Además, como explicó el CEO Gonzalo Gortázar en Londres, también habrá trabajadores que abandonen las oficinas para pasar a prestar atención virtual a los clientes a través de inTouch.
A las salidas de Caixabank habrá que sumarle en las próximas semanas el inicio del ERE que tiene encima de la mesa Liberbank. Un expediente que contempla 525 salidas que deben terminar este año. A ello hay que sumarle la prejubilación acordada a finales de 2018 entre Unicaja y los sindicatos de 760 empleados.
En el caso de estas dos últimas entidades la cifra podría ser mayor si, finalmente, triunfa el proyecto de fusión entre ambas. El objetivo es tener todo listo para ejecutarla, si se obtiene el visto bueno de los consejos y las juntas de accionistas, durante el segundo semestre del año 2020. Un proceso que podría englobar un ajuste adicional de hasta 3.000 personas, según cálculos de los analistas.
El Santander
Antes de que termine el primer trimestre, si nada cambia, deberían empezar las conversaciones entre el Santander y los sindicatos. Tendrán que pactar de qué manera se va a llevar a cabo la integración de las oficinas del Popular, y cuánto personal de oficinas resulta excedente en ese proceso. Aunque no hay estimaciones oficiales, algunos medios especulan con que serán 3.000 personas las que podrían abandonar el banco.
Estos ajustes de plantilla demuestran los problemas que tienen los bancos para obtener un modelo de negocio rentable. Los bajos tipos, unidos al proceso de digitalización en el que está inmerso el sector, están lastrando de forma considerable su negocio.
El presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), José María Roldán, pedía esta semana que la "política monetaria se normalice cuanto antes", porque "las entidades financieras tienen dificultades para ganar dinero con tipos negativos", y valoró que "cuanto antes se normalice la política monetaria, mejor para todos".