En el primer nivel de la dirección, nadie sabía nada. Ésa es la línea de defensa que utiliza la antigua cúpula del BBVA frente a las revelaciones que demuestran que el entonces jefe de Seguridad del banco, Julio Corrochano, trabajó con el polémico excomisario José Manuel Villarejo para recabar información sensible que permitiese desactivar la operación de toma de control del banco por parte de la constructora Sacyr a finales de 2004 y principios de 2005.
Los principales directivos en aquella época, con Francisco González como presidente y José Ignacio Goirigolzarri como consejero delegado, confían en que se demuestre que no estaban al corriente de las actividades ilegales llevadas a cabo por el excomisario.
Desde el entorno de Francisco González transmiten varios mensajes claros a EL ESPAÑOL. El primero es taxativo: FG niega haber tenido conocimiento de que Villarejo hubiera sido colaborador del banco hasta mayo de 2018.
El segundo es que, aunque FG ocasionalmente despachó con Corrochano en aquella época, asegura que jamás se le informó de ninguna actividad ilegal.
El tercer mensaje que llega desde fuentes próximas al banquero es que, incluso si estas prácticas ilegales tuvieron lugar, como parece ya demostrado, la información recogida no sirvió de gran cosa. En las reuniones de estrategia que se mantenían en aquella época, ninguna utilizó datos que no hubiesen aparecido en los periódicos o fuesen de conocimiento general.
Sacyr perdió porque la operación era disparatada y porque la desactivó el Banco de España que entonces lideraba Jaime Caruana -hoy consejero de BBVA-. No porque se hubiesen recogido fichas sexuales de políticos socialistas como Miguel Sebastián o porque se hubiese espiado al Gobierno.
No hay relación con su salida
Asimismo, desde el campo de González niegan que su retirada y su sustitución por Carlos Torres Vila haya estado relacionada, en modo alguno, con las revelaciones publicadas durante los últimos días.
Coinciden desde el entorno de Goirigolzarri, hoy presidente de Bankia, y también desde el de González, en manifestar seguridad en que se demostrará que Corrochano actuó por su cuenta y riesgo, sin rendir cuentas a la cúpula de las actividades ilegales.
Bufete de abogados independiente
En el BBVA, que desde hace meses trabaja con un bufete de abogados independiente que está investigando la situación para depurar responsabilidades, la sensación a día de hoy es que Villarejo utilizaba el dinero que le pagaban las empresas para llevar a cabo prácticas que no iban en interés de las dichas compañías, sino en el suyo propio.
Para ello, incumplía los contratos en los que el BBVA exigía a las empresas del excomisario y de su socio que cualquiera de sus actividades debía realizarse dentro de la legalidad.
Consideran que, bajo pretexto de recopilar inteligencia para el banco, la ‘araña’ Villarejo simplemente obtenía recursos que le permitían hacer más densa su telaraña, lograr información ‘multipropósito’ y seguir ganando influencia en la política y la economía españolas.
Extralimitación de sus funciones
Esto no quiere decir que el banco no vaya a terminar reconociendo cierta responsabilidad, pero sí que al menos confía en poder demostrar que Corrochano, Villarejo y los suyos se extralimitaron en sus funciones.
Julio Corrochano ha afirmado ya, en declaraciones a El Independiente, que “nunca firmó ni contrató” con el propio comisario, sino con su socio, Rafael Redondo, también imputado en el caso Tándem. El responsable de seguridad ha dicho que “daba por hecho” que el controvertido Villarejo “estaba dedicado exclusivamente a sus labores en el Ministerio del Interior” y que “nunca pisó el banco”.
Para FG, esta situación es especialmente delicada. Su legado está en juego. Hablamos de un directivo que siempre ha hecho gala de una ejemplaridad más allá del simple cumplimiento de la ley. En una charla a sus empleados con motivo de su salida, no dudaba en recordar que si el banco ha sobrevivido a todo se debe a que "no tenía esqueletos en el armario". Ahora, todo lo que no sea demostrar más allá de toda duda que sus subordinados abusaron de su confianza y de la del banco será un fracaso.