El banco suizo UBS y su filial en Francia han sido condenados al pago de una multa récord de 3.700 millones de euros y de 15 millones respectivamente por haber ayudado a clientes acaudalados de la entidad en el país galo a evadir el pago de impuestos y colaborar en el blanqueo del producto del fraude fiscal, así como a abonar otros 800 millones de euros en concepto de daños civiles, decisión que la mayor entidad bancaria de Suiza tiene intención de recurrir.
"UBS está totalmente en desacuerdo con el veredicto", ha indicado la entidad, asegurando que la condena impuesta "no está respaldada por ninguna evidencia concreta, sino que se basa en alegaciones infundadas de ex empleados", por lo que "apelará el veredicto" y estudiará si fuera necesario adoptar medidas adicionales, añadiendo que, según la legislación francesa, una apelación suspende la sentencia del tribunal de primera instancia y supone la transferencia del caso al Tribunal de Apelaciones, que vuelve a juzgar el caso en su totalidad.
El banco suizo fue procesado por proponer entre 2004 y 2012 a potenciales clientes de elevado poder adquisitivo la apertura en Suiza de cuentas no declaradas en Francia, permitiéndoles así eludir sus obligaciones fiscales en el país galo, lo que, según la prensa francesa sirvió para ocultar al fisco alrededor de 10.000 millones de euros en activos no declarados.
En este sentido, UBS sostiene que no se han ofrecido evidencias de que ningún cliente francés fuera capatado en Francia por asesores de la entidad para abrir una cuenta en Suiza, señalando que al no haberse cometido crimen alguno en Francia la decisión aplica de manera efectiva la ley francesa en Suiza, socavando la soberanía legal helvética y planteando importantes cuestiones de territorialidad.