Los más de 30.000 empleados de Banco Santander en España confían en que el banco respetará el Protocolo de Fusión firmado el pasado mes de noviembre a la hora de ejecutar el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que previsiblemente comenzará a negociarse una vez se presente el plan estratégico para 2019-2021 en Londres el próximo 3 de abril y el proceso de integración tecnológica de la red de Banco Popular y Pastor esté prácticamente completado.
El documento firmado recoge que la entidad se compromete a no recurrir a los artículos de movilidad geográfica, modificaciones sustanciales de condiciones de trabajo y despido colectivo del Estatuto de los Trabajadores sin previo proceso de diálogo y participación sindical en búsqueda de soluciones consensuadas, renunciando de forma expresa a la toma de medidas traumáticas en procesos de reorganización por la absorción del Popular.
"La diferencia entre este ERE y el de otros bancos es que nosotros hemos firmado un protocolo de fusión; el escenario que descontamos es que respete", han subrayado fuentes sindicales a Europa Press, que aseguran que el Santander "siempre ha sido flexible" en el marco de las relaciones e interlocuciones con los representantes de los trabajadores.
De hecho, han explicado que el banco "valora mucho" todo lo que tiene que ver con la responsabilidad social corporativa en este tipo de escenarios y han recordado el proceso de reestructuración en los servicios centrales que se acometió a principios del año pasado por el que se vieron afectadas 1.100 personas. "Arrancó con una cifra y unas condiciones, pero gracias a su margen de diálogo y negociación se lograron modificar de forma sustancial", han apuntado.
Por el momento, las conversaciones entre sindicatos y banco se limitan a los trabajos rutinarios que tienen que ver con aspectos logísticos y, sobre todo, por el importante ajuste de delegados tras las elecciones sindicales que tuvieron lugar este mes de febrero.
De este modo, aún no existe un número oficial de empleados afectados por el ERE, aunque varios medios hablan de un recorte de entre 3.000 y 4.000 personas por el cierre de más de 1.000 sucursales. Lo único claro es que el Santander tiene como objetivo conseguir situar la ratio de eficiencia en España en el 50% de cara a 2020 con un ahorro anual, antes de impuestos, de unos 500 millones de euros a partir de ese mismo año.
Oficinas redundantes
Lo previsible es que una vez el banco presente su plan estratégico el próximo mes de abril y esté muy cerca de terminar el proceso de integración tecnológica de la red de oficinas de Popular y Pastor, comunique el modelo de banco que quiere y cuántas oficinas se estiman como redundantes.
Según el mapa de sucursales, Galicia podría ser unas de las zonas en las que mayor impacto tendrá el ERE, aunque también es probable que la escasez de red del Santander en el norte de España limite estas sinergias. Así, las oficinas urbanas, como en Madrid y Barcelona, seguramente serán las más damnificadas dada su elevada concentración, en detrimento de la red rural.
El pasado mes de noviembre el Santander inició en Galicia la progresiva integración tecnológica y está previsto que termine en los meses de mayo o junio en Almería. El traspaso de la red se lleva a cabo mediante oleadas de oficinas en los que cada 15 días se integran las bases de datos de los clientes.
Respecto al diseño de las condiciones, los sindicatos esperan que se busque un ajuste parecido al último ERE, aunque reconocen la dificultad, por ejemplo, de fomentar las prejubilaciones, ya que queda "poca" masa laboral con edades avanzadas. "Habrá que poner menos edad y más dinero", han apostillado.
Mucho estrés en la plantilla
Al mismo tiempo, las fuentes han explicado que la plantilla sufre actualmente una carga y un estrés "excesivo". A la incertidumbre por la reestructuración y la "loca carrera" por ser el primero en el ranking de objetivos para posicionarse mejor ante el ERE, se suma la "ingente" cantidad de trabajo.
Desde que se inició la integración tecnológica, la plantilla del banco absorbido está envuelta en un proceso de formación acelerada para atender a los nuevos sistemas informáticos del Santander, mientras que el volcado de datos está llevando también a prolongar las jornadas. "La situación real en las oficinas es de mucho estrés y alarmismo", han lamentado.