Si no puedes con tu enemigo, únete a él. Es lo que ha pensado Cabify que ha decidido adaptar su modelo de negocio a la normativa que exige la Generalitat. Así que, a partir de ahora, los usuarios que quieran una VTC con la plataforma tendrán que firmar un contrato de un año de duración. No se firmará directamente con la plataforma, se hará con la empresa que va a poner los coches: Prestige&Limousine.
Con esta nueva fórmula, la empresa que lidera Juan de Antonio sigue actuando como intermediaria entre el usuario y los coches de VTC, pero cumple con la reserva previa de quince minutos que exige la Generalitat de Cataluña. ¿Por qué? Porque será un contrato permanente entre la VTC y el cliente.
La antelación se cumplirá la primera vez que se pida un servicio, pero luego ya no será necesario esperar dado que el contrato sigue siendo el mismo. Es decir, que la empresa de VTCs se aprovecha de un resquicio legal para ajustar su oferta y adaptarse a la normativa.
Contrato prorrogable
Así figura en las condiciones de contratación publicadas para Cataluña por la compañía, en donde se puede leer que el contrato será "prorrogable tácitamente por períodos anuales". De hecho, podrá ser cancelado por "desistimiento del usuario, el incumplimiento grave de las obligaciones del usuario o por circunstancias extraordinarias".
Las nuevas condiciones de contratación se adaptan, explican fuentes del sector, a lo que pide la Generalitat: que haya un contrato previo con el cliente, y se blinda también ante la posibilidad de que la reserva anticipada pueda ser superior a los quince minutos exigidos por el gobierno de Torra. De hecho, el Ayuntamiento de Barcelona ultima una normativa para que el tiempo de precontratación sea de sesenta minutos.
Con el nuevo contrato los usuarios de Cabify podrán conocer también en todo momento dónde están sus coches, por lo que también se burla la obligación de desconectar la geolocalización.
En definitiva, lo que viene a hacer Cabify es dejar de ser una agencia de viajes (como actuaba hasta ahora) para ofrecer directamente el servicio de alquiler con conductor. Algo que hace con una de sus filiales, Prestige&Limousine, que adquirió hace menos de un mes y que tenía 300 licencias en su haber. Se trata de una empresa adquirida al grupo Auro.
Con este giro de tuerca inesperado Cabify ha anunciado que volverá este jueves a Barcelona con 300 coches. Todos ellos serán puestos por Prestige&Limousine, que es la empresa con la que se está ofreciendo la contratación del servicio al usuario.
La propia compañía reconoce que este nuevo modelo es "costoso" pero que no le queda otro remedio si quiere seguir formando parte de la movilidad en Cataluña. Eso sí, confía en que sea "temporal", pues considera que la normativa impuesta por la Generalitat es "inconstitucional".
Nada es para siempre
Cabify da marcha atrás en su decisión de abandonar Cataluña anunciada hace tan sólo un mes. ¿El motivo? "Salir al rescate del sector y de los miles de puestos de trabajo" que hay en la región, pero también para atender "las necesidades de los viajeros" que tienen en Cataluña.
La empresa asume que "podría verse forzada a plantearse su continuidad en Cataluña" si las leyes vuelven a cambiar. Es por ello por lo que tiende la mano para "tener un debate con rigor sobre la movilidad en Barcelona", según su fundador, Juan de Antonio.