Vybrant: lecciones de la empresa de vibradores de Grace y Frankie
Apetece escribir, mientras tus compañeras están en la manifestación convocada en Madrid por el Día Internacional de la Mujer, sobre Grace y Frankie, una serie de mujeres para todo el mundo. Empoderamiento para todos los públicos.
Grace y Frankie son dos mujeres bien por encima de los setenta años que descubren, con sorpresa, que los hombres con los que se casaron cuarenta años atrás no sólo son gays, sino que están enamorados el uno del otro y van a abandonarlas para casarse. Desconcertadas, llenas de dudas sobre su futuro, su sexualidad y su lugar en el mundo, se lanzan a una odisea de reinvención.
Como en Modern Family, Grace y Frankie viven en un entorno acomodado que facilita a las audiencias sentirse siempre razonablemente tranquilas sobre lo que va a pasar con las protagonistas. Son todo casas en la playa, teatro comunitario, simpáticos despachos de abogados y el ambiente tolerante del barrio de La Jolla, en San Diego (California). Todo para hablar del inevitable deterioro del yo, de la proximidad de la muerte, de la búsqueda de razones para ser vivo, de los tabúes que nos imponemos sobre la edad y el sexo...
De todas las peripecias de las protagonistas, la más interesante tiene que ver con las empresas. Grace fue empresaria años atrás, mientras su marido abogado soñaba en secreto con protagonizar El Hombre de la Mancha. Así que, cuando le aparece la inspiración, no duda en lanzarse a una última gran aventura profesional con su compañera de piso sobrevenida: crear una empresa de vibradores.
Le ponen de nombre a la empresa Vybrant y se lanzan a complacer a mujeres mayores que han perdido el contacto con su sexualidad pero están dispuesto a recuperarlo.
Quizá al espectador casual le interesen más los avatares románticos de las protagonistas, que recuerdan inevitablemente a Las Chicas de Oro, pero a mí me encandilaron los problemas para conseguir financiación pasados los ochenta, los motivos de las aceleradoras para no dejarles trabajar en un coworking ("aquí nadie fabrica cosas"), o las guerras con otras empresas por quítame allá esa copia barata de mi producto.
Sin entrar en los avatares de la historia, me quedo con algunas lecciones importantes de su periplo.
Encuentra tu nicho
Grace y Frankie trabajan para satisfacer -nunca mejor dicho- a las mujeres de su edad. Cada vez que se les presenta una oportunidad de cambiar de demográfico, lo desprecian. En parte, porque parten de una misión idealista. Pero también porque entienden que su fortaleza está en el grupo que mejor conocen. La necesidad de renunciar al Photoshop y aceptarnos con nuestros defectos es una constante en la serie.
No tengas miedo a pivotar
Aunque la compañía empieza con un gel lubricante casero, las protagonistas no tardan en centrar sus esfuerzos en el mundo de los vibradores.
Cómo crear un producto de la nada
Frente a innovaciones disruptivas, como el iPhone, existen innovaciones evolutivas. Coges el producto que hay y piensas cómo hacerlo mejor. ¿Te duelen las muñecas por el peso de tu vibrador? Hazlo más ligero y ponle un mando ergonómico.
Cuida la relación con el cliente
Grace se esfuerza especialmente en trabajar el empaquetado del producto. Quiere que los dispositivos lleguen a sus usuarias en el mejor estado posible para generar mayor afinidad con la marca. Esta atención la lleva a extremos como asegurarse de que las etiquetas se peguen de una manera uniforme y correcta.
Ambas trabajan mucho en desarrollar a esos clientes, tratando con especial cariño a mujeres que actúan como evangelistas de la marca y que transmiten sus ventajas a través del boca a boca.
Busca un socio a tu medida
Aunque Frankie es… peculiar, ni ella nada funciona. Es la combinación entre ambas lo que hace que funcione la sociedad. Puede que Grace aporte la experiencia, la seriedad, los contactos y los fundamentos de cómo debe fundarse una empresa. Pero Frankie es el corazón de la operación, la que se asegura de mostrarse siempre honesta consigo misma y con los demás, incluso cuando se presenta una crisis de reputación. Lo que nos lleva al siguiente punto:
Sé transparente y te lloverán los clientes
Me disculpará mi amigo Pablo Herreros por citar su libro, pero es que su título es impecable. En un entorno en el que cada vez resulta más difícil ocultar cosas a tus clientes, cada vez más informados y sometidos a más estímulos, la verdad es tu único aliado.
A veces puede ser muy duro reconocer las flaquezas propias, pero ser honesto contigo mismo y con las personas que confían en ti y en tus productos es el único camino que les queda a las empresas del futuro. Hablamos siempre de cómo viviremos en un episodio de Black Mirror en el que los seres humanos estaremos sometidos a escrutinios brutales. El que experimentan las empresas es muchísimo mayor.