Airbnb y el resto de plataformas para buscar alojamiento turístico en Madrid tiene los días contados. El pleno del Ayuntamiento votará la semana que viene un plan con el que busca poner coto a la proliferación de este tipo de viviendas en el centro de la capital. ¿El objetivo? “Preservar el uso residencial del centro urbano y que la actividad del hospedaje se extienda a otras zonas de la ciudad”, según palabras del equipo de Manuela Carmena.
A partir de ahora, cualquier casa que se alquile con fines vacacionales durante más de 90 días al año debe ser considerada como un establecimiento dedicado al hospedaje. Es decir, un local que efectúa una actividad comercial y que, por lo tanto, debe tener una licencia de uso terciario para poder abrir sus puertas.
Actualmente basta con que las viviendas estén inscritas en un registro habilitado por la Comunidad de Madrid, pero ahora tendrán que ir un paso más allá. El problema estará en que no será tan fácil conseguir esas licencias. Según se desprende de los propósitos del Ayuntamiento, la concesión de los permisos dependerá de cuatro factores: la zona de ubicación, el nivel de usos admitido, el nivel de protección del edificio y, por último, el uso implantado en él.
Necesitarán licencia de actividad
Se calcula que cerca del 95% de las viviendas que están en el registro de la Comunidad no tienen licencia terciaria, por lo que tendrán que solicitarla y ajustarse a la nueva normativa. En los casos de los alojamientos que ya cuenten con el permiso, quedarán exentos de cumplir la nueva legislación hasta que hagan una reforma estructural.
Lo primero que ha hecho el Ayuntamiento es definir todas las zonas que se verán afectadas por el nuevo plan, dividiendo la ciudad en tres grandes anillos. El primero, que contempla la mayor parte del distrito centro de la ciudad. El segundo se extiende por el resto de barrios del centro: Chamberí, parte de los distritos de Chamartín, Salamanca, Retiro, Arganzuela y Moncloa-Aravaca. El último lo forman el resto de los distritos del interior de la M-30 a los que se suman zonas de los barrios de Usera y Carabanchel.
De este modo, en las zonas más saturadas (anillos 1 y 2) los alojamientos turísticos deben tener un “acceso independiente” cuando se sitúen en edificios residenciales. Es decir, que los turistas no pueden compartir con los vecinos el portal, ni las zonas comunes ni el ascensor. Este requisito se exigirá también en el caso de las pensiones u otros establecimientos, dado que no existe una diferenciación entre los distintos tipos de alojamiento.
Los hoteles, afectados
En el caso del anillo 3, se podrán instalar alojamientos compartiendo zonas comunes siempre y cuando exista otra actividad terciaria en el edificio. Es decir, que tenga oficinas o locales funcionando. Si no es así, será imposible instalar una vivienda turística que no tenga un acceso independiente.
El Ayuntamiento de Madrid quiere evitar también la proliferación de hoteles en la zona centro y de edificios residenciales que se puedan reconvertir a turísticos. Para ello va a endurecer los requisitos para transformar un edificio de viviendas en otro de uso terciario con fines de alojamiento. De esta forma, los interesados en adaptar este tipo de bloques tendrá que presentar un plan de impacto en el entorno que tendrá que ser aprobado por la Junta de Gobierno y por el Pleno Municipal del Ayuntamiento de Madrid.
Además, si el edificio es de carácter residencial y está protegido tendrán que acreditar que no es viable hacer una reforma para mantenerlo con viviendas.