Es un hecho que las compañías de telecomunicaciones que operan en España no están contentas con su estructura fiscal. Telefónica, Vodafone y Orange pidieron hace poco más de un mes al Gobierno que revisara el impuesto a las actividades económicas, que eliminara la Tasa RTVE y que simplificara las tasas municipales, tributos que a su juicio “amenazan la sostenibilidad y las inversiones del sector de las telecomunicaciones”.
Unas demandas que van unidas a las constantes peticiones públicas para que las administraciones equiparen las reglas del juego para todas las empresas que operan en España. Una demanda explícita para que los grandes gigantes tecnológicos que operan en nuestro país tengan las mismas obligaciones que las operadoras.
Esto quiere decir que Facebook, Twitter, Microsoft, Google, Apple y Amazon paguen más impuestos y no usen sus complejas estructuras fiscales para enviar ingresos a otros países como Holanda donde el trato fiscal es mucho más favorable. “Que todas las empresas paguen los impuestos que les corresponden por la actividad que realizan en España”, dicen constantemente estas telecos en todos los fotos públicos en los que intervienen.
Pero, ¿son fundadas sus críticas? La realidad indica que las telecos pagan muchos más impuestos que las grandes tecnológicas, pero también es cierto que sus ingresos declarados en España son mucho mayores. Los datos de los Informes Consolidados de las tres principales operadoras: Telefónica, Orange y Vodafone indican que entre las tres pagaron 1.450 millones en impuestos directos durante el ejercicio 2017.
Ingresos e impuestos
Del mismo modo, y sumando los impuestos de sociedades abonados en 2017 por Facebook, Twitter, Microsoft, Google, Apple y Amazon, las grandes tecnológicas dejaron 31,5 millones de euros en las arcas fiscales españolas. Esta comparativa es la única que se puede realizar entre todas estas compañías, ya que estas últimas sociedades no han presentado todavía sus cuentas anuales del año 2018 en el Registro Mercantil.
Por empresas, Telefónica desembolsó 998 millones de euros por impuestos repercutidos en España en 2017 -743 millones en 2018 según su último Informe Integrado-, mientras que Orange aportó 259 millones y Vodafone 193 millones en su año fiscal que fue desde abril de 2017 hasta marzo de 2018. En el lado de las tecnológicas, Apple abonó 13 millones, Google 9 millones, Microsoft 6,8 millones, Facebook 266.872 euros y Twitter 182.775 euros.
La justificación de las tecnológicas a esta diferencia es que facturan mucho menos que las telecos en España. Una razonamiento verdadero, pero que porcentualmente sigue manteniendo un pago inferior frente a las operadoras de telecomunicaciones. En 2017 Telefónica, Orange y Vodafone ingresaron 22.873 millones de euros por los 961 millones de estas grandes tecnológicas.
No obstante, los impuestos pagados por las telecos representan el 6,3% de sus ingresos brutos totales en España, mientras que las grandes tecnológicas pagan el equivalente al 3,3% de sus ingresos en nuestro país, la mitad del porcentaje de las operadoras. Esto sin contar con que las tecnológicas solo deben abonar impuestos como el de Sociedades y las telecos deben afrontar además la Tasa RTVE por partida doble y un buen puñado de tasas municipales.
Tasa de servicios digitales
En privado, las telecos se defienden indicando que declaran todos sus ingresos en España, no como algunas grandes tecnológicas que utilizan la figura de la “prestación de servicios”, para declarar sus ingresos por publicidad en España a través de sus filiales dentro de otros países europeos fiscalmente mucho más favorables. De esta manera, estas empresas declaran en nuestro país menores ingresos de los que deberían y que, por tanto, engordarían su factura con Hacienda.
¿La solución es la tasa de servicios digitales? Precisamente para resolver en parte esta inequidad entre los dos sectores, el Gobierno de Pedro Sánchez lanzó este nuevo impuesto -paralizado por las nuevas elecciones del 28-A-. El objetivo era recaudar unos 1.1200 millones de euros anuales tras gravar con un 3% “los servicios de publicidad en línea, servicios de intermediación en línea y la venta de datos generados a partir de información proporcionada por el usuario”.
Lo paradójico es que este impuesto, que originalmente tenía un efecto corrector, se dio vuelta en contra de las telecos, tras conocerse que también quería recaudar 100 millones de euros entre estas compañías. Al respecto, entre estas operadoras siempre se ha dicho que el espíritu de la ley es el correcto, pero que su aplicación se ha hecho con un mero afán recaudatorio. De hecho, enviaron duras alegaciones al proyecto, antes de que fuese paralizado por el nuevo calendario electoral.