Carmena se ha ganado unos cuantos enemigos. La nueva ley sobre el alquiler de viviendas turísticas aprobada el pasado miércoles en el pleno del Ayuntamiento de Madrid ha enfurecido a un importante colectivo que ha visto como una de sus fuentes –o la única- de ingresos desaparecerá próximamente.
No se trata de grandes fortunas, con pisos repartidos por toda la ciudad y que se enriquecen con esta práctica, sino de personas de a pie; personas que, por distintas circunstancias, se han visto obligadas a alquilar su vivienda por días para, por ejemplo, costearse el pago de su hipoteca. Este, precisamente, es el caso de Manuel Ponce, un hombre que prefiere dar un nombre ficticio porque, como él manifiesta, “con este ayuntamiento nunca se sabe cuáles pueden ser las represalias”.
"Un roto muy importante"
A él, la nueva ley del organismo municipal le hace “un roto muy importante”. Según ha contado a EL ESPAÑOL, vive en Londres porque su empresa le ha destinado allí por un periodo de tiempo indefinido. Como cuenta, tiene un piso en Madrid, que adquirió cuando todavía vivía en España y por el que paga una hipoteca. “Yo tengo una hipoteca que pagar y necesito de alguna forma coger ingresos”, explica.
Por esta razón, y otras que se mencionarán posteriormente, barajó la posibilidad de alquilar el piso y con el dinero recaudado hacer frente al préstamo hipotecario. El problema es que, por una serie de circunstancias personales, no puede alquilar la vivienda a largo plazo.
Ponce tiene a su familia y su novia en Madrid y, como afirma, vuelve con frecuencia. Estos viajes continuos para ver a sus seres queridos no le permiten alquilar la vivienda plenamente ya que, de hacerlo, cuando viene a España no tiene donde quedarse.
Para él, su piso es su vida entera y, según cuenta a EL ESPAÑOL, echando números vio que le salía a cuenta alquilar la casa por un periodo corto de tiempo, alquilársela a turistas y así, cuando volviese, podría seguir viviendo en ella.
Ahora, lo que para él era “un encuadre perfecto” se convierte en incertidumbre. “Con esta medida es absolutamente imposible que yo consiga alquilar mi casa”. La normativa del organismo municipal establece que no se puede alquilar una vivienda para uso turístico más de 90 días al año. Ponce la alquila más de ese tiempo porque, como confiesa, “esos 90 días son los que estoy al año en España”.
Para él, la normativa es una discriminación. Considera que es “totalitaria y absurda, un atraco y un atropello” con la que “se castiga a una persona por tener una casa y pagar una hipoteca”, como es su caso.
Sin trabajo
Sin embargo, el del Ponce no es un caso aislado. Muchas personas se dedican a la gestión de este tipo de alojamientos y ahora ven como, con más de 40 años, sus posibilidades de incorporarse al mundo laboral son escasas y se quedan con una mano delante y otra detrás, como le pasa a María Valiente. El único ingreso mensual que entra en casa de esta mujer de 46 años es el que percibe por el alquiler de su piso.
Valiente trabajó durante muchos años en una multinacional y en la crisis, cuando ella tenía 43 años, su empresa llevó a cabo un ERE con el que se despidió a mucha gente, entre esas personas se encontraba ella. “Me vi en la calle con 43 años y siendo mujer, por lo que las expectativas laborales no eran nada buenas”, reconoce. A través de una compañera que había sido despedida en el ERE anterior se enteró de cómo iba el tema de los alquileres turísticos y vio ahí una solución a su economía. Con la indemnización se compró un piso, se informó de cómo tenía que hacer para que su actividad fuese legal e inició su aventura.
¿Cuál fue su sorpresa cuando estaba en busca de información y empezar a trabajar en el sector de forma legal? En el Ayuntamiento de Madrid le dijeron que al ser un alquiler de corta estancia no tenía ningún tipo de requerimiento. Entonces, ella se dio de alta en la Comunidad de Madrid y empezó a alquilar ese piso que había adquirido. Por esta razón, Valiente considera que la nueva ley del ayuntamiento es “una barbaridad” y que quiere tachar de ilegales a todas las personas que se han iniciado en esto de manera legal.
“El ayuntamiento se está basándose en los números de registro de la Comunidad de Madrid, con lo cual, el que lo está haciendo bien es al que cazan porque a los que no están inscritos en la comunidad de Madrid no los pillan y no los van a perseguir nunca”, argumenta.
¿Problemas con los vecinos? Nunca
Una de las razones que, según profesionales del sector, han llevado al equipo de Carmena a redactar esta ley es que los vecinos se quejan, algo que los propietarios con los que ha contactado EL ESPAÑOL niegan rotundamente. A los pisos turísticos “no va gente a montar un fumadero de opio, van familias que van de vacaciones. Yo llevo haciendo esto varios meses y no he tenido nunca un problema con los vecinos”, argumenta Ponce.
Tampoco Valiente ha tenido problemas. En su caso se ha dado una situación paradójica y es que, como ha comentado a EL ESPAÑOL, “ha habido ocasiones en las que los huéspedes se han quejado del ruido de los vecinos”.
Unas palabras a Carmena
Los propietarios coinciden en que el equipo de Manuela Carmena ha tomado una decisión muy equivocada y de manera muy tremenda y que con esto no van a conseguir que estos pisos vuelvan al alquiler de larga duración. Según Enrique Muñoz, otro propietario, estos “se van a quedar cerrados”.
Tanto Muñoz, como Ponce y como Valiente coinciden en un punto, que la actuación del ayuntamiento no concuerda con la visión que siempre promulgó el partido. Además, tienen claro qué le dirían si tuviesen la oportunidad.
Valiente le diría claramente que “se han equivocado”. En su opinión, esta ley “es una contradicción ideológica tremenda porque están dejando en la calle y en el paro a muchos de sus votantes. A quien le están haciendo el favor es a los hoteles y a los fondos de inversión, que son los que tienen capacidad económica para comprar un edificio entero y tener un acceso independiente”.
Ninguno de los tres entiende cómo la alcaldesa y todo su equipo de gobierno siguen adelante con esta ley y todos coinciden en que no se van a conseguir que esos pisos vuelvan al mercado del alquiler de larga duración. Además, Muñoz insiste en que “el ayuntamiento debería darse cuenta de que no todos son fondos buitres ni empresas que gestionan 500 apartamentos”, sino que son gente del barrio.
A todos ellos, la nueva ley municipal les ocasiona un problema enorme. Ponce se verá en la tesitura de decidir entre pagar una hipoteca en Madrid y un alquiler en Londres o alquilar su piso por un periodo largo de tiempo y tener que pagarse un hotel cada vez que venga a Madrid a visitar a su familia y su novia. A Valiente, por su parte, la deja en la calle y a Muñoz la normativa también le traerá problemas. Pero no se rinden e incluso intentarán buscar una solución para seguir adelante con sus planes.