Y es que lo más fantástico de este hotel es, como afirma Pont, “el monumento de por sí. Tenemos las ventajas y los inconvenientes de un hotel monumento, cuyo edificio no fue concebido para ser un hotel” y que a día de hoy sigue conservando su esencia. Precisamente eso es lo que permite a los visitantes “disfrutar del encanto que tiene un edificio de 800 años de historia, con rincones y piedras que tienen tantos años encima”.
Solo eso, "la riqueza tan asombrosa presente en el Monasterio de Piedra, tanto en historia como en naturaleza, hacen de él un lugar único en Europa", describe su página web. Y es verdad.