El exsubgobernador del Banco de España Javier Aríztegui ha asegurado que el supervisor advirtió al expresidente de Bancaja José Luis Olivas de que si la entidad no se integraba en el Sistema Institucional de Protección (SIP) de Caja Madrid, que posteriormente daría lugar a Bankia, podría estar "en peligro" si la crisis se agudizaba, dada su estructura.
Así lo ha indicado Aríztegui durante su declaración en calidad de testigo en el juicio que investiga la salida a Bolsa de Bankia en julio de 2011 que se celebra en la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares (Madrid).
Según ha relatado, Olivas estaba "emperrado de manera extraña" en que no se quería integrar, a pesar de que era un "claro candidato a necesitar ayudas públicas en el futuro".
"Bancaja no respondía a lo que era sensato, por lo que el gobernador procedió a llamar a Olivas para pedirle que recapacitara y trasladarle que Supervisión lo veía problemático", ha dicho, añadiendo que el presidente de la entidad valenciana reiteraba que "quería ir sólo".
Por otro lado, Aríztegui ha explicado que Caja Madrid necesitaba un socio importante, ya que con las cinco cajas pequeñas con las que Rodrigo Rato había mantenido conversaciones no lograba cumplir con el parámetro que establecía que la unión debía dar lugar a un grupo superior en al menos un 25% a la entidad mayor. En caso contrario, no se podía proceder y, por tanto, no recibirían apoyos del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob).
El exsubgobernador del Banco de España ha señalado que los candidatos ideales para recibir apoyo del Frob eran entidades como Bancaja, es decir, "que estaban sanas pero que por su estructura tenían mucha exposición al sector inmobiliario y, resultado del proceso de crecimiento, contaban con una financiación exterior muy potente".
Debido a la crisis económica, los mercados habían "desaparecido", la financiación se tendía a "estrangular" y el sector promotor "estaba paralizado". "Nos parecía que Bancaja era el candidato para unirse con Caja Madrid. Le dijimos que se sentara, recapacitara y pensara en el futuro", ha remarcado Aríztegui ante la sección cuarta de la sala de lo Penal.
"La entidad, en aquel momento, tenía liquidez, solvencia y era sana, superaba todos los requisitos. Olivas siempre decía que tenía recursos propios de sobra", ha indicado, si bien el supervisor le pidió que pensara en que eso le iba a durar "dos o tres años, por lo que debía tener en cuenta los riesgos y pensar en función de esto".
En su opinión, tenía una probabilidad "seria" por su estructura de requerir ayudas públicas, aunque ha negado que se le presionara a Olivas con la idea de que si no se integraba en el SIP iba a tener que ser intervenida. "Solo le dijimos que el tiempo empezaba a quedarse corto y esto urgía", ha apostillado.
Finalmente, Bancaja accedió a integrarse en el SIP, al tiempo que el Banco de España pidió que las entidades hicieran una 'due diligence' y que se miraran "a fondo". "Se elaboró un plan y los servicios de Supervisión lo estudiaron a fondo", ha indicado Aríztegui.