Uno de los sectores en los que ha impactado de forma más profunda la revolución tecnológica que hemos vivido durante la última década ha sido el financiero. Por un lado, nuevas compañías están conectando con nichos que antes eran cotos cerrados de los bancos y las aseguradoras. Por otro, grandes gigantes tecnológicos han comenzado a coquetear con algunos servicios financieros que antes solo podían ser prestados por la banca. En medio de esta generación de nuevos competidores, sin precedentes en sectores tan longevos, las compañías bancarias y aseguradoras han realizado grandes transformaciones digitales que han provocado que los cimientos de estas empresas se retuerzan como nunca antes.
Pero esto no es un proceso estanco. Vivimos subidos en una revolución que no da señales de parar en estos momentos. Un tiempo de cambios en el que muchas piezas se están recolocando. En este contexto, MetLife ha celebrado su evento “Cómo generar nuevas oportunidades de negocio en el ecosistema fintech” centrado más concretamente en el segmento insurtech, el que se refiere a aquellos modelos de negocio circunscritos al negocio asegurador. Un evento que reunió entre los ponentes y la audiencia a gran parte de los principales jugadores del sector tecnológico y financiero español.
Patricia Jiménez, directora de marketing y comunicación en MetLife, abrió el evento recordando la importancia que, en estos momentos, tiene para el sector la colaboración entre empresas de distintos ámbitos y negocios.
El primero de los participantes fue Óscar Herencia, director general en Iberia y responsable del sur de Europa para MetLife. El directivo realizó un repaso de los convulsos momentos que ha vivido el sector financiero. La crisis que arrancó en 2008 provocó que las compañías se vieran ante el contexto más complejo de la historia moderna. Herencia explicó cómo, ante esa situación, las empresas se vieron obligadas a realizar importantes recortes para seguir siendo competitivas. Esa estrategia, que fue válida en un primer momento, se extendió en el tiempo y “al final terminó afectando a nuestra capacidad para dar servicio a nuestros clientes”, según la visión de Herencia.
Pero no todo fueron cosas malas con la crisis. El contexto tan extremo obligó a las empresas apostar por la innovación. Para el directivo, esta decisión está siendo primordial en estos momentos y cuenta con una serie de asuntos para hacerla más efectiva. “Para que una compañía sea innovadora es clave el compromiso de la dirección. Para innovar es necesario tomar riesgos y realizar inversiones. Algo que sólo va a funcionar si cuenta con el total apoyo de las gerencias de las compañías”.
En esta apuesta por la innovación existe otro elemento esencial para Herencia. “No pasa nada por fallar. Innovar implica tomar riesgos, pero lo aprendido de esas decisiones tiene un gran valor para todas las organizaciones”.
Por último, el director general en Iberia y responsable del sur de Europa para MetLife explicó el papel que en toda estrategia tiene el usuario final: la obsesión por el cliente. “En estos momentos es clave que el cliente acceda por donde quiera a nuestros servicios. Tenemos que estar donde ellos están. Sólo de esa manera vamos a ser capaces de vender mejor. A la generación de mi hija ya no le vale con ir a un sitio. Ellos quieren saber en qué aplicación compro esto”. Herencia quiso poner en valor la experiencia de MetLife en este sentido: “Fuimos pioneros en una cuestión fundamental: adelantarnos a las tendencias. Fuimos capaces de entender qué cambios venían y adaptar nuestro negocio a ellos”.
Apoyo a las empresas y comunicación con los reguladores
Pese a que la revolución tecnológica lleva fraguándose desde hace más de una década, en España los dos últimos años han supuesto la culminación de gran parte del trabajo realizado en este tiempo. Jorge Bardón, vicepresidente de la Asociación Fintech e Insurtech de España (AEFI) y director general de IPF Digital - Creditea, ha sido uno de los profesionales del sector que más ha podido contribuir a los procesos llevados a cabo en esta última etapa.
“Desde la AEFI tenemos el objetivo fundamental de fomentar la innovación. Del mismo modo, ponemos todos nuestros recursos para que las empresas se puedan internacionalizar, un elemento que va a ser clave para el desarrollo de su negocio. Pero todo esto no tendría ningún valor si estas compañías no realizan su trabajo cumpliendo una serie de estándares. En la Asociación desarrollamos una serie de buenas prácticas que todo asociado tiene que cumplir. Algo clave para el sector en su conjunto, ya que trabajamos con la confianza de los clientes”, señaló Bardón.
Además de este trabajo, el vicepresidente de la AEFI quiso valorar otra serie de actividades realizadas por la Asociación. “Detectamos que no había interactividad entre los diferentes puntos, que cada uno hacía la batalla por su cuenta. Para remediar esta situación cada dos o tres meses realizamos eventos en los que se habla sobre distintos temas comunes a todos los asociados”.
Del mismo modo, Bardón comentó el importante papel que la AEFI está jugando a la hora de acercarse a los reguladores, como la CNMV o el Banco de España. Algo que, sumado a los contactos con los diferentes partidos políticos, ha permitido que entre 2018 y 2019 se lanzara el libro blanco Sandbox, que sería la semilla de la regulación aprobada en el Consejo de Ministros antes de que se convocaran las pasadas elecciones del 28 de abril. Proceso que deberá ser culminado con la ratificación final en las cámaras.
El papel de las 'fintech' en esta revolución
Para repasar las posibilidades de este nuevo panorama se realizó la mesa redonda “Cómo generar nuevas oportunidades de negocio en el ecosistema Fintech/Insurtech” que fue moderada por Maite Archaga, directora de bancaseguros de MetLife en Iberia y que contó con la participación de, además de Jorge Bardón; Pablo Ripol, director de marketing en Younited Credit; María Antequera, directora de seguros en Fintonic y Alfonso Sainz de Baranda, Chief Growth Officer en Bnext.
La mesa arrancó debatiendo sobre el papel que están jugando los seguros en el modelo de negocio de estas compañías. Para Ripol, “estamos trabajando en cuatro países, en todos con MetLife. Para este acuerdo ha sido clave la flexibilidad que tiene esta empresa para trabajar con start-ups. Por nuestra naturaleza necesitamos validar rápidamente modelos de colaboración”. Antequera por su parte explicó la importancia que actualmente juegan los seguros para su empresa. “En Fintonic ayudamos a ahorrar a nuestros clientes, por eso, la parte de seguros personales y multirriesgo es fundamental para nosotros. Intentamos dar al usuario aquello que busca y eso nos permite retenerlos como clientes”.
Por su parte Sainz de Baranda explicó las diferencias entre su compañía y un banco tradicional. “Cuando estás en un banco tradicional te van a intentar vender todos sus productos pese a que no sean los que más se adaptan a ti. Nosotros queremos ser un Amazon de las finanzas”. En el caso de Creditea, Jorge Bardón explicó cómo escuchar a sus clientes les ayudó a detectar posibilidades de negocio. “A base de escuchar a los clientes nos dimos cuenta de qué tipo de seguro necesitábamos. Lanzamos un seguro de protección de pagos. Se llama 'Calma'. Nos ha sorprendido por conversiones. Ahora ya estamos pensando en el siguiente seguro”.
Pese a que la colaboración entre este tipo de empresas ya es una realidad, Archaga quiso preguntar a la mesa por las posibilidades de mejora que podría haber en esta relación. Antequera señaló al consumo de recursos. “Sois siempre organizaciones muy grandes, nosotros somos justo lo contrario. Esta diferencia hace que al trabajar con grandes empresas consumamos muchos recursos. Para nosotros la clave es tener capacidad para adaptar el producto, no intentar colocar el producto predeterminado a los usuarios”.
En opinión de Sainz de Baranda, “en el mundo de las aseguradoras tradicionales la mayor barrera es el flujo de información. Las apis han conseguido que existan cosas como Uber. En cambio, en este sector está costando mucho aplicar este tipo de soluciones. Lo que viene es que con solo tu número de teléfono seamos capaces de dar a las compañías la información, de forma segura, que nos permita crear un producto casi de forma instantánea. Ahora, el coste de adquisición de cliente es muy alto. Esta fricción va a desaparecer. Vamos a poder hacer mucho más con muchos menos recursos”.
Por último, Archaga animó a los participantes de la mesa a hablar sobre los siguientes pasos futuros del sector. Para Antequera la clave sigue estando en pensar en el cliente. “Tenemos que ser más transparentes y facilitar las cosas al cliente. Si ya estamos usando una serie de datos que ya tenemos, no se los volvamos a pedir en nuevos procesos”. Ripol, por su parte ve la clave en compartir información. “Debemos superar la reticencia de compartir información entre distintas compañías. Gracias a esta información ganamos todos. No solo con fintech o insurtech, sino con otras start-ups de otras sectores. Con cuantas más empresas hablas y compartes información, más ideas y posibilidades de negocio aparecen”.
En opinión de Bardón, “el cliente es y va a seguir siendo el rey. Tenemos que ver cómo, a través de toda esta tecnología, podemos abaratar el precio al máximo basándonos en ofrecerle sólo lo que necesita. Para ello es clave que hagamos grupos de trabajo para realizar estrategias conjuntas”. En este sentido, Sainz de Baranda también señaló al cliente como eje de todo. “Debemos empoderarlo. Darle las herramientas para que tome las decisiones de la forma más sencilla pero que sea él quien tenga el poder.
El 'Sandbox' español, el más avanzado del mundo
Por último, la jornada se cerró con la charla “Medidas para la transformación digital del sector financiero: el sandbox y otras cuestiones” que fue realizada por Jaime Bofill, socio en Hogan Lovells, colaborador en AEFI y especialista en Sandbox. Este mecanismo que pronto estará en marcha en España, permite desarrollar las ideas de negocio más innovadoras bajo la supervisión del regulador. Dentro de un espacio controlado durante un tiempo limitado, el sandbox permite desarrollar las ideas disruptivas.
“El sandbox español es muy innovador y muy avanzado. Ningún país se ha atrevido a tanto. Tiene una doble vertiente: de excepción y de no sujeción en el caso de la excepción. Estaríamos hablando de ideas que sí entran dentro de la ley como, por ejemplo, ser aseguradora pero sin tener el capital social necesario. La compañía operaría durante seis meses. Al final del procedimiento, si todo va bien, el regulador podría darle una licencia sin cumplir uno de los requisitos reglamentarios. En el caso de no sujeción, el sandbox permite operar con una idea no regulada, con un modelo de negocio tan innovador que no encaja en la legislación. Tras pasar el proceso se crearía una regulación de esa experiencia para poder operar a nivel europeo”.
Bofill explicó como ningún país se ha atrevido a tener una regulación tan avanzada como la española y las muchas oportunidades que esto abre para nuestro mercado como campo de innovación. Del mismo modo, destacó el apoyo que ha tenido esta iniciativa por los tres últimos responsables del Ministerio de Economía, dos populares y un socialista. Además, recalcó cómo las empresas que han participado en el sandbox británico han conseguido luego grandes éxitos.
Respecto al proceso, Bofill detalló las fases del Sandbox. “Es un proceso competitivo, como presentarse a una licitación. En España tendremos, al menos, dos procesos sandbox al año en los que participarán entre 20 y 25 empresas en cada procedimiento. Se elegirán las ideas más innovadoras del sector bancario, del sector financiero puro y del sector asegurador. Una vez un proyecto es elegido, pasa a un protocolo de negociación en el que durante un mes se fijan los detalles de cómo se va a desarrollar su idea. En todo el proceso, un miembro del regulador estará dentro de la empresa para controlarlo todo”.
Una vez terminado este proceso en las compañías existe un régimen de salida. Al terminar los seis meses hay varias opciones: "Prórroga de otros seis meses, que el inspector no autorice que la idea salga adelante o que sí tenga su visto bueno. En el caso de que sea una excepción, se concede una licencia, también se acortan los plazos a la mitad de tiempo del habitual. Si no hace falta licencia, se obliga a crear ese reglamento o ley”.
En definitiva, una jornada, en el que varios de los actores fundamentales del sector Fintech e Insurtech repasaron las claves pasadas, presentes y futuras de su sector. Si algo quedó claro es que, pese a todo lo avanzado en tan poco tiempo, lo mejor está por llegar.
El evento contó con la colaboración de Finect, Fintech Spain y la Asociación Española Fintech e Insurtech (AEFI).