De nombre casi impronunciable, Scytl será protagonista invisible en la noche del recuento del 26 de mayo. Esta empresa, de origen catalán, presidida por Pere Vallés y dirigida por Holger Taubmann, será la que se ocupe de comunicar el recuento de las Elecciones Municipales, Europeas y algunas autonómicas. Una vieja conocida del Ministerio del Interior (ya participó en las elecciones de hace cuatro años) que se hizo con el contrato gracias a una oferta ‘a la baja’ de 8,7 millones.
Con esa propuesta, Scytl ‘robaba la cartera’ a Indra, que había ofrecido hacer el recuento por diez millones de euros. La competitividad de la catalana da muestras de la importancia que tenía para ella ganar estos comicios. Si todo va bien, le permitirán expiar sus pecados tras las últimas polémicas en las que se ha visto involucrada.
La más reciente llegaba la pasada semana durante las elecciones de la Cámara de Comercio de Barcelona. Unos comicios donde se impuso la candidatura impulsada por el Cercle Català de Negocios y la Asamblea Nacional Catalana (ANC). Los primeros que se hicieron mediante votación exclusivamente electrónica, y en los que se acusó a la catalana de ‘pucherazo’.
Al parecer, y según explica la catalana, hubo “una fuerte bajada de la velocidad de respuesta de los servidores”, lo que hizo parecer que la plataforma no estaba disponible. Pero, al mismo tiempo, algunas candidaturas aseguraban que habían desaparecido votos no independentistas.
La empresa catalana se defiende. Asegura que “en ningún momento se ha comprometido la seguridad del sistema” y que, una vez solventada la incidencia, “los usuarios afectados han podido votar sin problemas”.
Los orígenes
Pero, ¿de dónde viene Scytl? Su origen se remonta al año 2001. Fundada por Andreu Riera -que falleció en 2006- nacía con el objetivo de especializarse en el desarrollo de software de seguridad en votaciones electrónicas. Un campo en el que sí ha tenido recorrido fuera de nuestras fronteras en este tiempo, pero en el que en España apenas ha tenido espacio.
Sus posibilidades de éxito y de futuro hicieron que en su accionariado entraran fondos como Vulcan, Balderton, Nauta Capital, Spinnaker o Sapphire. Todos ellos lo hicieron con un objetivo claro: la salida a bolsa durante 2016, que tuvo que ser aparcada tras el agujero que le causaron varios impagos en Congo, México y Ecuador.
Comenzaba entonces una profunda transformación cuyos efectos se dejaron notar en 2017. Las cuentas de ese año, las últimas presentadas, muestran unas pérdidas de 15 millones de euros, frente a los 16 millones de beneficio del año anterior.
¿Qué cambió? Básicamente el enfoque del negocio, centrándose en el voto por Internet, reduciendo su presencia en España “ya que no es de mucho calado en el mercado nacional”, aumentando el peso de Canadá, Suiza o Italia, y creando dos filiales: una para la venta del hardware electoral y otra para venta de consultas de participación ciudadana, OpenSeneca, de la mano de Telefónica.
Más protagonismo que nunca
Scytl tendrá más protagonismo nacional que nunca tras comunicar los escrutinios de las Elecciones Europeas, las Municipales y algunas de las Autonómicas. El problema es que en los primeros ensayos su sistema ha dado fallos que, si se replicasen el 26M, podrían significar serios retrasos en los avances de participación y en el resultado final del escrutinio.
En todo caso, fuentes próximas a la campaña de los partidos recordaron a EL ESPAÑOL que todavía tiene que haber más pruebas (la última el viernes) y que, incluso en el peor de los casos, empresas como Scytl o Indra nunca cuentan los votos en España -ésa es una labor destinada a los miembros de las mesas electorales-. Sólo envían datos provisionales al Gobierno y a los medios de comunicación.
Scytl prestó servicios sin problemas el 28-A a la Comunidad Valenciana y para el 26M, además de a las europeas, atenderá las Municipales y las Autonómicas de Castilla-La Mancha, Extremadura y Castilla y León.
La compañía ha tenido problemas en el pasado, como los fallos registrados en Suiza tras una iniciativa del Gobierno suizo para detectar deficiencias en el sistema, subcontratado por Swiss Post, en la que participaron más de 3.000 hackers.
Aunque la Generalitat que encabezaba Carles Puigdemont le pidió que se encargara del recuento de los votos del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, la compañía se negó ante las posibles implicaciones legales que podría tener la participación en la consulta.