Colau remata a las VTC en Barcelona: el servicio tendrá que reservarse una hora antes
Las VTC que empezaron a trabajar antes de 1998 quedarán exentas, se considera que son las 'tradicionales' que operan con hoteles.
21 mayo, 2019 14:05Noticias relacionadas
Ada Colau ha dado la puntilla al servicio de Uber y Cabify en Barcelona. Tal como estaba previsto, el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) ha aprobado el reglamento que limita la actividad de las VTC en la ciudad con los votos en contra de PP y Ciudadanos y la abstención de ERC y JuntsxCat. En él se establecen una serie de prohibiciones que ponen punto final al servicio de las plataformas de transporte tal y como hasta ahora se conocían.
Es cierto que el servicio quedó suspendido tras el decreto de la Generalitat, pero los requerimientos para la ciudad de Barcelona son más exigentes. ¿El primero? Exige que haya que pedir una VTC con sesenta minutos de antelación. Es decir, que desde que se precontrata el servicio hasta que se presta de forma efectiva debe pasar una hora.
Se establece un registro electrónico local para las VTC que operan en Barcelona, algo que es el paso previo a una licencia urbana, que no puede estar en marcha antes del 2022.
Horario limitado
Limita las horas que pueden trabajar las VTC a dieciséis horas diarias. Ocho de día y otras ocho de noche, en horarios de 6.00 a 22.00 horas y de 22.00 horas a las 6.00 de la mañana. Tendrán que librar dos días a la semana, uno de ellos en fin de semana. Además, los sábados y los domingos trabajarán de forma alterna en función de si tienen licencia par o impar.
Se prohíbe también que los coches de Uber y Cabify puedan 'deambular' por las calles de Barcelona sin viajeros. Para ello exige que, una vez terminado el servicio, deban volver a su base o a algún aparcamiento autorizado. De hecho, está "prohibido" que puedan aparcar en superficie, una manera con la que Ada Colau espera acabar con la captación ilegal de las VTC.
Otra medida importante es la prohibición de activar la geolocalización previa a la contratación del servicio. Es decir, que el cliente no puede saber antes de pedir el servicio si hay una VTC en los alrededores o no. Ahora bien, una vez que se ha hecho el contrato sí que obliga a informar de todos los detalles a los usuarios.
La norma contempla también que las VTC tengan que llevar, como hace el taxi, las tarifas vigentes y una placa con el número de la licencia y la matrícula.
El reglamento establece una exención para los vehículos VTC que empezaron a funcionar en 1998. Son las llamadas VTC 'tradicionales' que trabajan con hoteles, medios de comunicación o aerolíneas.
Se trata de un reglamento mucho más exigente que el aprobado por el Gobierno de Torra a través del llamado decreto Calvet. Sin embargo, tal y como ha contado EL ESPAÑOL, queda superado por el nuevo sistema de trabajo de Cabify, en el que se hace un contrato a largo plazo con el usuario y, por tanto, se eliminan los sesenta minutos de precontratación exigida por la Generalitat.
Desde Cabify explican que ellos mantendrán su compromiso con Barcelona para "ofrecer su solución de movilidad a los 250.000 usuarios que tiene en la ciudad". Aseguran que permanecen a la espera de "conocer el detalle" del texto del reglamento una vez que se apruebe. Insta, además, a "la máxima colaboración y diálogo" entre todas las partes implicadas y recuerda su "posición contraria a cualquier limitación injustificada del sector" o que pueda ser "contraria a Derecho".