Para poner en marcha un negocio hace falta algo más que una buena idea: dinero. La financiación es sin duda uno de los aspectos críticos que puede determinar el éxito un nuevo proyecto. Sin embargo, conseguirla a través de canales tradicionales como los bancos resulta especialmente difícil cuando se empieza desde cero, ya que, por lo general, durante las fases iniciales del proceso emprendedor aún no se han generado suficientes ingresos para demostrar la viabilidad del negocio.

Por suerte existen otras fuentes alternativas de financiación para iniciativas emprendedoras. Un estudio realizado por el Global Entrepreneurship Monitor (GEM) en España recoge no solo información sobre las necesidades de financiación de los negocios nacientes, sino también sobre la disponibilidad de inversión privada destinada a estas actividades. 

¿CUÁNTO DINERO SE NECESITA PARA CREAR UN NEGOCIO?

El 87,9% de los emprendedores españoles necesitó invertir un mínimo de capital frente al 12,1% que logró arrancar su negocio sin invertir nada de dinero, según el informe. La cantidad más común es de 50.000 euros, aunque la media asciende a 85.804 euros. Desde GEM señalan que hay que tener en cuenta que, dependiendo del negocio, las necesidades de financiación son muy diferentes. Hay proyectos que empiezan con una inversión de 100 euros y otras que sin 12 millones de euros no podrían. 

FUENTES DE FINANCIACIÓN

¿De dónde viene el dinero? La principal fuente de financiación de la población emprendedora naciente en 2018 son los ahorros personales. El 60,4% del presupuesto lo cubre el capital propio. En segundo lugar, están las instituciones financieras, que representaron una media del 18,2%; mientras que, en tercer lugar, el capital semilla proveniente de familiares fue del 7,6%. Le siguen la financiación de inversores especializados, con apenas un 5,2%; las subvenciones públicas aportaron el 4,2%, los amigos un 1,1% y el 0,1% llegó de del crowdfunding

Como se ha mencionado, no es recomendable acudir a inversores privados en las fases iniciales del proyecto. Además, si queremos convencer a los inversores de que nuestro proyecto es apetecible, lo mejor es consultar nuestros más allegados si les parece una buena idea.

Cuando el producto y el modelo de negocio están prácticamente definidos, se puede buscar financiación ‘pre seed’ (pre semilla) en diferentes fuentes. Las incubadoras suelen ser una de las más comunes en esta fase. Se trata instituciones que se encargan de impulsar ideas con potencial de crecimiento mediante programas en los que las ‘startups’ reciben la formación adecuada para dar forma a su idea, establecer un modelo de negocio, conseguir clientes y captar financiación. Según los datos de Startupxplore, en nuestro país está funcionando ya casi un centenar de ellas. 

Otra forma de conseguir capital es a partir de los ‘bussiness angels’ o inversores angelicales. Estos profesionales no sólo invierten su dinero en un proyecto, sino también su tiempo. Son inversores privados dispuestos a colaborar en un proyecto empresarial aportando, además de capital financiero, sus conocimientos empresariales, ya que suele tratarse de un inversores o empresarios de amplia experiencia. 

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