El pinchazo de la burbuja inmobiliaria puso de manifiesto el deficiente control de los flujos de dinero en las promociones inmobiliarias, lo que obligó a desarrollar una herramienta para vigilar el crédito promotor y asegurarse que las disposiciones de dinero llegaban al destinatario real y no se quedaban en el camino o fueran a parar a terceros.
Esta herramienta es el 'Project Monitoring', un sistema que cuyo verdadero “potencial es su capacidad predictiva más que correctiva”, puntualiza Antonio Rodríguez Abascal, director de Proyectos de Alia Tasaciones. A partir de una 'due diligence' y una constante monitorización de los datos, la herramienta puede “identificar posibles desvíos, tanto de capital como en plazos”, añade Fernando Vives, director Técnico de la firma. Son señales de alerta que detectadas a tiempo pueden salvar una promoción con problemas, por ejemplo, de tesorería.
“Si solo se actuara como medida correctora podría ocurrir que ya fuera demasiado tarde y se acabara con un skyline de grúas paradas”, advierten. De lo que se trata es de tener capacidad de anticipar eventuales riesgos en la ejecución de una obra para implementar medidas que ayuden a tomar mejores decisiones.
Para garantizar la transparencia, otra característica que brilló por su ausencia en el boom inmobiliario, este servicio debe ser realizado por una entidad ajena a la promotora y/o constructora y al banco que financia la operación. La operativa se basa en realizar una serie de informes periódicos de seguimiento de las disposiciones de dinero, realizando visitas a pie de obra y en permanente contacto con contratistas.
En paralelo a la monitorización, también se realiza un trabajo de Project Manager, para controlar el proceso de producción en toda su globalidad, incluida la dirección de obra, analizando los costes de ejecución para evitar desviaciones que impliquen un sobrecoste.