El sector del automóvil empieza a apretar los dientes. Sin ir más lejos, las matriculaciones cayeron un 8,3% en junio respecto al mismo período del año pasado.
Es el peor mes de junio desde 2015, lo que supone un mazazo para un sector que, puede decirse, ha entrado de lleno en recesión al acumular ya tres trimestres consecutivos de descensos. Un dato que preocupa en las fábricas de coches ya que puede estar anticipando algo mucho más serio que las dudas de los usuarios ante el fin del diésel.
No sólo caen las ventas en España, las exportaciones de coches también descendieron durante el mes de junio. Una situación que ha hecho saltar las alarmas ya que vienen a corroborar lo que ya anticipaban los datos de consumo energético de las plantas: cae la producción. En concreto, las fábricas de coches consumieron un 7,4% menos de electricidad en mayo (último dato disponible) que un año antes.
Desde Anfac, su vicepresidente Mario Armero hace saltar las alarmas y pide ayuda: “necesitamos un plan de achatarramiento, coordinación entre las leyes de cambio climático e impulso a la compra de vehículos eléctricos”. Es decir, que ya deja entrever el duro impacto que está teniendo para el automóvil la advertencia del Gobierno de que en 2030 el ‘coche fósil’ pasará a la historia.
Según los expertos consultados por EL ESPAÑOL el consumidor tiene serias dudas sobre qué tipo de coche comprar. Creen, sin embargo, que ésta no puede ser la única causa que existe para que los españoles opten por evitar la compra de nuevos vehículos. Sobre todo en junio, mes por excelencia para las ventas previas antes de salir de vacaciones.
Las automatriculaciones, clave
Basta mirar un dato más para ello: las caídas podrían haber sido más abultadas si los concesionarios no hubieran acumulado 350.000 automatriculaciones (coches que compran y matriculan para llegar a objetivos de ventas y que luego se venden como kilómetro cero).
Ahora bien, dudas a margen, los economistas están convencidos de que hay más marejada de fondo. Así, el economista Javier Santacruz, recuerda que “el automóvil es uno de los sectores más sensibles a los cambios de ciclo”, y es ahí precisamente en donde estamos. “El fin de un ciclo alcista y de crecimiento en economías desarrolladas que dará paso a otro de recesión”.
El economista Daniel Lacalle recuerda, además, que las dudas sobre el futuro del ‘coche fósil’ se dan en toda Europa y, sin embargo, las cosas en el Viejo Continente empiezan a ser distintas. Si se miran los datos de la patronal europea en mayo (últimos disponibles) las ventas llevaban cayendo desde septiembre de 2018. ¿El motivo? El aumento de las exigencias de medición de emisiones y la posibilidad de nuevos límites al diésel.
Datos en Europa
Esos descensos, que llegaron a ser del -23,5% en septiembre dentro de la Unión Europea, han ido cambiando de tendencia hasta llegar al 0,1% en positivo de mayo. Es decir, que el efecto tecnológico va -poco a poco- diluyéndose.
En los primeros cinco meses del año las ventas de coches en España cayeron un -5,1% frente a un descenso del -2,1% de media entre los 27. Es decir, el mercado español cae por encima de nuestros comparables. Incluso, hay países como Alemania o Grecia donde los avances son superiores al 3%.
Decisiones cautas
Lacalle considera que existe “una toma de decisiones más cautelosa ante las dudas económicas” que se pueden ver en el horizonte, muchas de ellas provocadas por el Brexit y las decisiones arancelarias de Donald Trump y las voces que alertan de un cambio de ciclo.
La síntesis de indicadores adelantados del Ministerio de Economía reflejan cómo no sólo cae el consumo energético de las grandes empresas, también cae la confianza industrial (-4,8% en junio) y la del consumidor (-2,1% en junio).
También el indicador PMI del sector manufacturero demuestra cómo “existe una gran probabilidad de que el sector industrial resulte un lastre para la actividad económica en el segundo trimestre” del año. Así, este índice -que se conocía este lunes- entraba en contracción por primera vez en cinco años y medio, y el empleo descendía en junio por segundo mes consecutivo.
Previsiones 'macro'
Por si fuera poco, el análisis de Markit destaca que "la tasa de destrucción de empleo fue también la más fuerte en cinco años y medio, ya que las empresas en general optaron por no reemplazar las bajas en sus plantas".
Todos estos síntomas vienen a decir lo mismo que Santacruz y Lacalle: el cambio de ciclo se avecina. “Este período de transición suele durar entre 12 y 18 meses”, explica Santacruz y, después, vendrán tiempos de vacas flacas.
Las previsiones económicas mantienen el ritmo de crecimiento del PIB para este año en el entorno del 2,2% para este año y del 1,9% para el que viene, según datos de CaixaBank Research.
Todo puede cambiar, sobre todo si se produce algún efecto adverso; muestra de ello es que el propio Banco Central Europeo prepara ya una nueva batería de medidas para reactivar el dinamismo económico. Algo que “puede hacer que la próxima crisis sea algo más atenuada que la que arrancó en 2007”.
El aviso está ahí. Cuando los indicadores macro alerten de una caída, y cuando un sector como el del automóvil (que supone el 12% del PIB) empiezan a dar síntomas de agotamiento, el Gobierno y los agentes económicos deben prepararse para un cambio de tendencia y minimizar así los efectos de la crisis. ¿Y el ladrillo? De eso, mejor, hablamos otro día.