El mayor banco alemán, el Deutsche Bank, sigue inmerso en su proceso de salvamento interno. Para ello la entidad ha anunciado este domingo una transformación "radical" del negocio, que le lleva a volver a centrarse en el modelo de la banca comercial. En la práctica supone el despido de 18.000 personas en los próximos tres años y un coste cercano a los 7.400 millones de euros.
Será la banca de inversión, durante mucho tiempo la gran generadora de ingresos, la que más recortes padezca. Según ha anunciado el Deutsche Bank, la idea es reducir su peso dentro del negocio, aunque se seguirá ofertando a la clientela la opción de compra y venta de títulos en el mercado.
Se va a crear también una unidad que se ocupará de recortar los activos de riesgo que, en estos momentos, alcanzan un valor de 74.000 millones de euros, a los que hay que sumarle otros 288.000 millones de exposición a apalancamiento, según datos de cierre del ejercicio 2018. Esta nueva unidad es el equivalente a un 'banco malo', al que se traspasarán los activos tóxicos.
Todos estos cambios que se van a llevar a cabo suponen que en el segundo trimestre del año el gigante de la banca alemana tenga previsto anunciar unas pérdidas de 2.800 millones, ya que está previsto incluir en él la mayor parte de los costes de reestructuración.
Ahorro de costes
El banco alemán quiere ahorrar mediante un proceso de reducción de costes unos 17.000 millones de euros en 2022, lo que contempla dejar el negocio reducido a banca comercial, y a la relación con los clientes de mayor poder adquisitivo.
De este modo, según la entidad, se centrará en los negocios "líderes en el mercado" como el negocio de banca corporativa, financiación, divisas, privada y gestión de activos.
El Consejo de Administración recomendará que no se pague dividendo en los ejercicios 2019 y 2020. El banco confía en llevar a cabo todo el proceso de transformación sin tener que recurrir a ningún tipo de ampliación de capital, es decir, con recursos propios.