Positiva. Así era la perspectiva que Moodys ha mantenido en los últimos meses sobre el sector bancario español. Un escenario que hacía soñar a las entidades con una pronta subida de rating tras años de ajustes, venta de activos tóxicos y un sobreesfuerzo por mejorar los ingresos por comisiones.
Sin embargo, la baja rentabilidad y la “lenta reducción” que este año está registrando la salida de créditos morosos ha hecho que la agencia de calificación decida, finalmente, rebajar la perspectiva sobre los banco sespañoles de ‘positiva’ a ‘estable’.
La única razón de peso para tomar esta decisión está en ese freno del ritmo de venta de activos problemáticos. De hecho, en su comunicado hecho público este lunes, Moodys indica que “los otros fundamentales crediticios del sector, incluidos el capital, la financiación, la liquidez y la rentabilidad se mantengan en general sin cambios”.
Alberto Postigo, director de crédito de la firma, explica en el informe que el crecimiento económico español apoya “un entorno operativo estable” para el sector. En concreto, estiman que aunque España crecerá por debajo del 2,6% de 2018, el país “seguirá siendo una de las economías de más rápido crecimiento en Europa”.
En este contexto, la firma considera que “si bien las necesidades de financiación mayorista de los bancos españoles han disminuido desde 2011 gracias al desapalancamiento de los clientes, el aumento de la demanda de crédito puede limitar cualquier declive adicional”.
Desde Moodys advierten que uno de los grandes problemas que afecta al sector, el de las ratios de rentabilidad, se mantendrá como hasta ahora, aunque espera que el aumento de los ingresos por comisiones “ayuden a contrarrestar una disminución en los ingresos netos por intereses”.