Ryanair ha informado este martes de que procederá al cierre temporal o indefinido de las bases en algunos aeropuertos con bajo rendimiento o deficitarias a partir de noviembre a causa del retraso en las entregas de los 58 aviones 737 MAX que esperaba recibir para el verano de 2020, por lo que ha reducido las perspectivas de crecimiento de la capacidad de un 7% a un 3%.
La aerolínea ha indicado que está analizando cuáles son las bases con rendimiento más bajo y que mantendrá conversaciones con los trabajadores y los sindicatos para planificar este procedimiento, causado "directamente por los retrasos en la entrega de los 737 MAX".
La compañía prevé que, si los 737 MAX vuelven a estar operativos entre septiembre y diciembre de 2019, para el próximo verano habrán recibido unos 30 en vez de los 58 del plan inicial. Según sus cálculos, el no haber recibido estos aviones supondrá la reducción del tráfico de pasajeros de 162 millones a 157 millones (-3,2%) hasta marzo de 2021.
No obstante, Ryanair ha resaltado que seguirá trabajando con Boeing y con la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) para recuperar estos retrasos de entrega durante el invierno de 2020, de modo que puedan alcanzar niveles normales de crecimiento para el verano de 2021. El consejero delegado de la compañía, Michael O'Leary, ha destacado que "Ryanair sigue comprometida con el 737 MAX y espera que vuelva a volar a finales de 2019".
Suspensión de las entregas
Boeing suspendió las entregas de los 737 MAX en marzo después de que se produjeran dos accidentes de este modelo en seis meses y fuera vetado por los reguladores aéreos mundiales. El fabricante trabaja para corregir los fallos en el sistema que los provocaron, aunque recientemente la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) ha identificado además un nuevo riesgo potencial que Boeing debe abordar en su 737 MAX antes de que el modelo pueda volver a volar, aún sin fecha para ello, detectada durante una prueba de simulador.
La industria aérea mundial ha instado a los reguladores de aviación, en cuyas manos está decidir cuándo se levantará el veto al Boeing 737 MAX, a que coordinen sus acciones de cara a analizar los cambios acometidos por el constructor estadounidense en el software del avión, si bien han reiterado su plena confianza en el sistema.