Los 'garbanzos negros' que saltaron a la fama por las corruptelas de los partidos políticos han llegado a la banca. La imputación de tres delitos a BBVA como persona jurídica este lunes ha marcado el inicio de la cuenta atrás para demostrar que los supuestos negocios con Cenyt fueron cosa de unos cuantos y el banco es inmaculado.
No es casualidad que el que fue presidente todopoderoso en BBVA durante los años en los que se sucedieron los presuntos hechos, decidiera ayer romper su silencio con una declaración en defensa del honor del banco y su presidencia.
Francisco González difundió un comunicado que daba para leer entre líneas. Apelaba al honor de sus 125.000 empleados, de sus accionistas, de los órganos de Gobierno que antaño estuvieron bajo su mando. Y también a la transparencia, tras meses de "no comment" en la sede de la Vela por estar la investigación judicial bajo secreto de sumario.
FG exponía que "nada más tener conocimiento a través de lo publicado en un
medio de comunicación de la contratación de la empresa Cenyt" impulsó "una investigación interna en BBVA".
El objetivo de dicho proceso, se entiende, era encontrar a esos garbanzos negros. Tal vez a su exjefe de Seguridad, Julio Corrochano, cuyo presunto papel en la contratación de los servicios del excomisario José Manuel Villarejo parece difícil de desmontar. Hasta el punto de que está en libertad bajo fianza de 300.000 euros.
En el entorno de FG reivindican estos días su papel como la del banquero de hierro que no quiso entrar en el Sareb de Luis de Guindos, que trató de ser acorralado por Luis Pineda con Ausbanc, desbancado por Sacyr con ayuda de Zapatero y desterrado por el 'clan de Neguri' tras expulsar a los poderes de Bilbao del banco.
La larga declaración pública difundida este martes por FG choca con el escueto comunicado que envió un día antes su sucesor y delfín, Carlos Torres Vila, tras conocerse la imputación formal de la entidad.
Maestro y discípulo se van distanciando. No sólo en la estrategia de comunicación. También con los hechos.
Torres Vila decidió este martes prescindir de Eduardo Arbizu, "un hombre muy poderoso por ser el leguleyo de FG", lo describen algunas fuentes conocedoras del banco. "Uno de los que sabe todo", añaden.
El nombre del departamento de Servicios Jurídicos que el navarro dirigió durante más de 15 años salió el lunes en la Audiencia Nacional y el martes, Arbizu se despedía del banco con un comunicado para nombrar sucesora a Ana Fernández. En esa nota, se trataba de desvincular el llamativo movimiento en un puesto tan sensible como el de Regulación y Control Interno.
Tanto era así que el abogado participaba en su redacción. “Ha sido un honor y estoy muy agradecido de haber formado parte de este gran Grupo todos estos años", aseguraba.
La lupa del BCE
Como publicó EL ESPAÑOL, el Banco Central Europeo (BCE) no va a permitir a Torres Vila tener a ningún consejero salpicado por esta causa.
En casos como el de los directivos investigados por el juez o el de directivos, como Arbizu, no investigados, pero sí potencialmente nombrados en la Audiencia Nacional, el BCE no puede entrar.
Pero no sería raro ver más comunicados con ceses poco explicados y frases de despedida y gratitud según avancen las pesquisas, puesto que Fráncfort da el aviso y el banco gestiona la salida de forma confidencial. Y el regulador no va a pasar ni una.
Guardando las formas se trataba, también, de evitar repetir el escarnio del pasado viernes con el fulminante cese de Antonio Béjar al frente de Distrito Castellana Norte (DCN) sin tener sucesor y a tan sólo 48 horas de un sábado y domingo para que pudiera celebrar, como hicieron algunos empleados de la casa, la aprobación por unanimidad del proyecto en el Ayuntamiento de Madrid.
La declaración de Béjar y la "parte mollar" de la auditoría forensic entregada al juez Manuel García-Castellón han precipitado los hechos antes de que los juzgados cierren en agosto por vacaciones.
En 48 horas, los truenos que anuncian la llegada de la tormenta han obligado a Torres Vila a dar un paso al frente y empezar a marcar distancias con su antecesor.
FG dejó todo bien atado en el banco para su marcha, en principio planeada para una presidencia de honor.
Torres Vila en la cúpula, el turco Onur Genç como número dos y otros de sus hombres de confianza repartidos en puestos clave. Era el caso de Arbizu, que pasó de responsable de Legal y Compliance a responsable de regulación y control interno el 1 de enero de 2019. Y también del responsable de su ex jefe de Gabinete, Joaquín Gortari, ahora responsable de Auditoría Interna.