Los carburantes están dando un respiro este verano a los españoles. Los precios de la gasolina y del gasóleo han encadenado su segunda semana consecutiva de caídas tras abaratarse casi un 0,7%. Se asoman así a los mínimos marcados en este verano a finales de junio.
En concreto, el precio medio del litro de gasolina se ha abaratado esta semana un 0,68%, hasta situarse en los 1,312 euros, mientras que el precio medio del litro de gasóleo ha bajado un 0,66%, hasta los 1,2 euros, según datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea, informa Europa Press.
Después de asomarse a los máximos de este verano en la primera semana de agosto, el precio de gasolina y gasóleo han entrado en una tendencia bajista en las últimas semanas.
Estos precios de ambos carburantes se acercan a los mínimos estivales que tocaron la gasolina -1,301 euros- y el gasóleo -1,194 euros- en la última semana del mes de junio.
Con este nivel de precios, para las familias que tengan que llenar un depósito medio de gasolina de 55 litros el precio será de 72,65 euros, unos 50 céntimos de euro menos que la pasada semana, mientras que en el caso del gasóleo asciende a 66 euros, unos 40 céntimos de euro más barato.
Evolución del petróleo
Este descenso en los carburantes se produce en un entorno de estabilización en los precios del petróleo en las últimas semanas. El barril de crudo Brent, de referencia en Europa, cotizaba este jueves a 60,52 dólares, mientras que el Texas americano se intercambiaba a 55,97 dólares, frente a los más de 61 y 55 dólares, respectivamente, de hace una semana.
La gasolina sigue estando más barata en España que en la media de la UE y la zona euro, donde el precio medio de venta al público del litro se ha contenido e incluso ha bajado. Así, el combustible Euro-Súper 95 se sitúa en 1,414 euros y 1,461 euros, respectivamente, mientras que el litro de gasóleo cuesta de media 1,311 euros en la UE y 1,313 euros en la eurozona.
El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal, en general, que la media comunitaria.