Los pensionistas están ganando poder adquisitivo a una velocidad muy superior a la de los trabajadores en activo en España. En un momento en el que la moderación salarial vuelve a estar sobre la mesa por el enfriamiento de la economía, el monto de la pensión media en España ha subido en el último año un 3,75%, hasta 992,35 euros al mes, según los datos difundidos esta semana por el Ministerio de Trabajo.
Se trata de una mejora del poder adquisitivo para los pensionistas muy superior a la lograda por los trabajadores en ese mismo periodo. El incremento de los salarios en España ha sido del 1,7% en el último año (datos de junio a junio), según los últimos cálculos del Monitor Adecco de Oportunidades y Satisfacción en el Empleo.
Además, la subida se produce en un periodo en el que los precios han dado tregua al bolsillo de los ciudadanos. El IPC adelantado que ha publicado el INE este jueves confirma que la inflación se ha desinflado hasta niveles mínimos desde septiembre de 2016.
Es más, el coste de la vida en España ha caído un 0,1% entre julio y agosto y la llamada 'cesta de la compra' es tan solo un 0,3% más cara que hace un año.
Lejos de las recomendaciones
Aunque las pensiones son más bajas que los salarios, la tasa bruta de reemplazo de las pensiones en España es del 82%, muy por encima de la media de los países de la OCDE (52%) y de la media de los países de la Unión Europea (59%), según datos de BBVA Research.
Esta tasa mide la diferencia entre el último sueldo percibido como trabajador y la primera nómina de la pensión. Y de seguir así, cada vez va a ir aumentando más en lugar de recortarse como recomiendan todos los organismos internacionales a España para garantizar el sistema de pensiones.
Reformar la Seguridad Social es una asignatura urgente que debe acometer España. El gasto en pensiones no parece encontrar techo y en agosto alcanzó otro récord, tras dispararse un 5,03%, hasta 9.681,51 millones de euros.
Gracias al aumento de la afiliación a la Seguridad Social, el número de trabajadores que sostiene a cada pensionista ha mejorado hasta una ratio de 2,31, tras amagar con perder la proporción de dos trabajadores, a partir de la que se rompería la viabilidad del sistema.
Sin embargo, esa mejora se ha producido en un entorno de precarización de los contratos de trabajo, lo que tiene un impacto directo en los ingresos de la Seguridad Social por trabajador. Una situación que lleva a los expertos a recordar que no se debe caer en la complacencia.
"Las pensiones máximas hace ya mucho tiempo que superan los salarios medios. Pero, además, aunque ha aumentado la ratio de trabajadores por pensionista, hay que mirar con qué tipo de salarios. Para ver si el sistema es sostenible, no solo debemos fijarnos en el número de cotizantes por pensionista, sino sobre qué base reguladora trabajamos", explica a EL ESPAÑOL el director de Adecco Group Institute, Javier Blasco.
En ese sentido, añade Blasco, el enfriamiento que está mostrando la industria es preocupante por ser el sector que emplea a los trabajadores con mayores salarios.
A esto se suma el reto que plantea para la sostenibilidad de la Seguridad Social el hecho de que los nuevos jubilados se incorporen al sistema con pensiones que cada vez tienen una mayor cuantía.
Esto hace que el gasto en pensiones crezca a una velocidad superior al aumento de los beneficiarios, que en agosto, por ejemplo, fue del 1,2%. Así, el contrato social que representa nuestro modelo de pensiones es una bomba de relojería en una España cada vez más envejecida.
Populismo con las pensiones
Con cerca de 10 millones de votos en juego, en un país sin mayorías parlamentarias suficientes para gobernar con comodidad, reformar el sistema de pensiones para garantizar su sostenibilidad es cada vez más acuciante y más complicado.
De hecho, detrás de esta subida de las pensiones se esconde el Decreto que el Gobierno (ahora en funciones) logró sacar adelante en el Congreso el pasado enero sin votos en contra gracias a la abstención de PP y Ciudadanos.
La Cámara que tumbó los Presupuestos Generales del Estado (PGE) aprobó una revalorización de las pensiones en 2019 del 1,6% de manera general y del 3% en el caso de las pensiones mínimas y no contributivas.
Se acordó así una subida generosa, muy superior a la que experimentará el IPC este año si no hay sorpresas. Y se hizo en un momento en el que la economía mundial amenaza con echar el freno y el mercado laboral ya ha dado alertas de agotamiento.