Día grande el de este miércoles para el futuro de Mediaset. Las ramas española e italiana de la compañía celebran junta extraordinaria para votar su proyecto de fusión con el objetivo de crear un gigante audiovisual con sede en Holanda. Todas las opciones estaban abiertas y al final los Berlusconi se han llevado el gato al agua, pero ¿qué recomiendan hacer los analistas que siguen el valor?
Sin decirlo a las claras, puesto que no está entre sus atribuciones marcar el sentido de voto de en las juntas de accionistas, las casas de análisis que más de cerca siguen el valor ven la operación poco atractiva para los inversores de la rama española del grupo. Consideran que Mediaset España cuenta con más recorrido a medio plazo por sí sola que lo que de momento y de manera más inmediata se ofrece con la fusión. Sin embargo, sí creen que a largo plazo es su pasaporte a la supervivencia en un sector con una competencia cada vez más voraz.
De este modo, el precio objetivo de consenso para la compañía se sitúa actualmente en los 6,46 euros por acción, frente a los 6,28 euros a los que inicialmente se valoró cada título de Mediaset España para hacer el canje por las acciones de la nueva compañía Media For Europe (MFE). Por si fuera poco, la cota a la que apuntan ahora los expertos supone un potencial alcista que supera el 10%, cuando en el momento del anuncio de la operación, sin haber visto todavía la luz las cuentas del primer semestre del año, situaban a la cotizada en terreno de retrocesos, con un recorrido de más del 2% a la baja.
DOS SEMANAS CLAVE
Entonces, ocho de los analistas que siguen la evolución de sus acciones y negocio recomendaban la venta de las acciones de Mediaset España. Ahora, son solo seis. La mayoría se decanta por mantener las acciones en cartera, una opción que en extensión desaconseja la entrega de las acciones a la matriz del grupo, que es una de las posibilidades con la que cuentan los inversores. Una maniobra que, sin embargo, promete reportar a corto plazo un poco más que el precio que señala el consenso de analistas consultado por Thomson Reuters.
En este sentido, Mediaset ha puesto sobre la mesa 6,54 euros por cada una de las acciones de la rama española del grupo cuyos titulares voten este miércoles en contra del proyecto de fusión o, directamente, no aparezcan ni estén representados en la junta extraordinaria y así lo soliciten en los 15 días siguientes al registro de las actas de la junta española. Sin embargo, los analistas recuerdan que esta opción puede resultar beneficiosa únicamente para los que hayan llegado más recientemente al capital de la compañía, porque en el momento del anuncio de la operación el precio ofertado suponía un descuento de nada menos que el 5,35% frente al mercado.
Mediaset España se encuentra en mínimos de cotización de los últimos seis años a pesar de la buena acogida que tuvieron sus cuentas semestrales
Por si fuera poco, la compañía se encuentra en mínimos de cotización de los últimos seis años. Sus acciones no se veían tan baratas por el parqué español desde mediados de 2013 debido a la creciente competencia de las plataformas audiovisuales alternativas a la televisión y a los constantes rifirrafes entre los Berlusconi, principales accionistas del grupo, y la compañía francesa Vivendi, segunda de a bordo. Uno de los objetivos de la fusión es, precisamente, plantar cara a estos nuevos modos de consumir televisión, pero las disputas entre accionistas siguen siendo tal lastre para la compañía que siguen siendo, de hecho, el principal riesgo para que la operación no salga adelante.
EL PESO DE LOS BERLUSCONI
El analista Eduardo Asenjo, de Investing.com, considera que esta hoja de ruta para “convertirse en un fuerte competidor dentro de Europa” ya se empezó a gestar el pasado mayo, cuando se anunció la adquisición de un 9,6% de la alemana ProSiebenSat.1. El experto señala que el objetivo no es otro que el de “crear economías de escala” para el grupo, si bien los de Viviendi han denunciado en repetidas ocasiones desde el anuncio de la operación que la meta velada no es otra que simplemente garantizar un mayor control por parte de los Berlusconi.
Aunque en Mediaset España el proyecto contaba virtualmente con el respaldo de la junta, no estaba tan claro lo que podría haber pasado en Italia. A esta orilla del Mediterráneo, los Berlusconi tienen un 50,21% del capital de la compañía, y la siguiente posición más abultada es la de JP Morgan, que se queda en un 3,5%. Un mapa que prácticamente aseguraba que con algún apoyo más se alcanzase el umbral mínimo de los dos tercios del capital en Italia, mientras que ya en solitario se rebasaba la mayoría simple requerida en España. En la matriz italiana, el 29% que roza Vivendi suponía y sigue suponiendo un tremendo obstáculo para los planes de la familia del ex primer ministro italiano, que en este caso goza de un más modesto 46% de participación en su capital social.
Los analistas coinciden en que la búsqueda de la complacencia de Vivendi ha situado a los accionistas de la rama española en desventaja frente a los de la italiana
Se da la circunstancia de que por presentar una operación más jugosa para los dueños de Vivendi y sus posibles seguidores, las propuestas de canje y recompra de acciones han resultado “poco atractivas” para los accionistas de la rama española. Así lo explicaba en un reciente informe el equipo de analistas del Sabadell, que ha sido uno de los más claros en valorar la operación.
Los analistas de Bankinter, más cautos, han procedido hace poco más de un mes a un profundo recorte en el precio objetivo que marcan para Mediaset España: desde 7,6 hasta 6,9 euros por acción. Y sin alterar su visión neutral sobre el valor. Un movimiento de cautela que justifican en el hecho de que la fusión “genera ciertas dudas a nivel de valoración” así como en el hecho de que a la hora de la verdad “existe una probabilidad alta de que no salga adelante”.
REVENTAR O VENDER
El fiasco a la operación, una vez superado el examen de las juntas, podría venir más adelante. Como se esperaba, la postura de Vivendi no ha sido determinante, puesto que la Justicia italiana solo le ha reconocido el derecho a poder votar en el cónclave por un 9,9% del capital de Mediaset Italia. En este sentido, los restantes derechos de voto han permanecido suspendidos en Simon Fiduciaria, una sociedad instrumental creada para cumplir con las normas antimonopolio del país transalpino en función de que Vivendi también es accionista destacado de Telecom Italia. Un extremo que el grupo francés ha calificado de "ilegal".
La ruptura definitiva del proyecto podrá venir si Vivendi exige la venta forzosa de todas sus acciones en la rama italiana del grupo, algo que se da prácticamente por hecho. En este sentido, el folleto de la operación recoge que los títulos de los accionistas que rechacen la fusión pueden ser adquiridos por otros accionistas de referencia favorables a la operación, por otros inversores fuera de mercado o bien -como ya se ha señalado- por la propia compañía. Eso sí, esta última opción tiene un tope de 180 millones de euros, equivalente a un 5% del capital social de la nueva MFE, que se quedaría muy corto para adquirir toda la cartera del grupo francés.
En un intento por ganar adeptos a la operación de fusión y conseguir un sentimiento de mercado más favorable hacia la misma, fuentes de Mediaset difundieron ayer martes que un nutrido grupo de inversores se había interesado ya por el paquete de Vivendi. Un extremo que, de ser cierto, resolvería el problema de su relevo, facilitaría una mejor gobernanza a futuro del grupo y, además, dejaría libre un mayor volumen de capital para atender las compras de los minoritarios, que se han fijado en 2,77 euros por acción en el caso italiano.
EL PRIVILEGIO ITALIANO
Más allá del camino que sigan los dueños de Vivendi en adelante, lo cierto es que importantes asesores de voto, como ISS, uno de los principales ‘proxy advisors’ a escala global, se habían pronunciado en contra del proyecto tal y como está planteado porque “la transacción no es particularmente atractiva desde el punto de vista financiero”, no porque la intención de ganar músculo ante gigantes como Netflix y HBO no sea la estrategia correcta.
"La transacción no es particularmente atractiva en términos financieros, pero necesaria en materia de supervivencia frente a una competencia voraz"
Este escenario se contempla también en la valoración de Renta 4, uno de los decanos de la inversión en España. La analista Ana Gómez tiene fijada recomendación de mantener con un precio objetivo de 6,76 euros para las acciones de Mediaset España, una cota que de nuevo se sitúa por encima de lo que el grupo está dispuesto a pagar a los ‘díscolos’ con la fusión y que, como en otros casos ya señalados, refleja las dudas en torno a la operación. Así, en el momento de su anuncio, la experta aconsejaba sobreponderar los títulos del grupo televisivo, para los que fijaba una valoración de 7,56 euros.
La misma línea de discurso es la que despliega Gisela Turazzini, CEO de Blackbird Broker, al señalar que, si bien “la fusión de las dos Mediaset es un fin necesario para la supervivencia del gigante europeo”, los precios que se han puesto sobre la mesa tanto para la recompra de los ‘díscolos’ como para el canje dejan a los españoles “perjudicados con respecto de los inversores italianos”. No obstante, considera que, si hay alguna forma de tirar al alza de precio de la compañía, será mediante la integración de las dos ramas del grupo, ya que lo que ve “ridículo” es vender al precio fijado para las recompras y, aún más, al actual de mercado, ya que “no reflejan ni por asomo el valor” de la antigua Telecinco.