"En las encrucijadas decisivas de la vida no hay señales indicadoras". Pocas frases, como esta de Ernest Hemingway, que José María Álvarez-Pallete citó en la última Junta de Accionistas de Telefónica, ilustran tan bien el espíritu con el que el consejo de administración de la compañía se reunirá este martes en el Distrito C.

Con un beneficio semestral de 1.787 millones de euros (+2,8%), un programa en marcha de reducción de deuda y otro para transformar la compañía para la era de la Inteligencia Artificial, Telefónica no ha conseguido transmitir a los mercados la confianza necesaria para evitar que su acción se hundiera el pasado agosto hasta mínimos desde 1997.

El mal que padece la multinacional es compartido por el resto del sector. Sin embargo, mientras que sus grandes rivales europeas -Deutsche Telekom y France Télécom- cuentan con respaldo estatal en su accionariado, la privatizada empresa española afronta el reto en solitario.

Lo hace, además, con dos de sus tres accionistas de referencia -CaixaBank (5%) y BBVA (6,96%)- bajo la lupa del BCE (lo que complica un aumento de su inversión). Pero con potentes aliados, como el fondo estadounidense Blackstone  (5,22%), el entramado institucional español y las compras de Criteria.

El Distrito C de Telefónica y el presidente, José María Álvarez Pallete.

Isidro Fainé es el miembro más veterano del consejo de administración de Telefónica. Ocupa un sillón desde 1994 y su respaldo ha sido incondicional en las crisis bursátiles de los veranos de 2018 y 2019. En las dos caídas, el brazo inversor de la Fundación Bancaria La Caixa se ha revelado como un cuidador de la acción, si bien entre los accionistas se cree que sus compras per se no explican las dos remontadas.

"Decir que Criteria sostiene la acción Telefónica es un ataque a Pallete. Criteria no está ayudando a Telefónica. Ve las acciones baratas y compra. Una compañía con accionistas no invierte en un valor si no espera un retorno", asegura una fuente próxima al consejo.Todo indica que Telefónica habría comprado también acciones para reforzar su autocartera y podría seguir haciéndolo en las próximas semanas, aunque en menor proporción que con lo que se ha especulado estos días.

El presidente cuenta con el respaldo del núcleo duro de Telefónica. Se considera que la transición que ha comandado de la era de César Alierta ha sido exitosa y la cuenta de resultados avala su transformación digital.

"Cuando Pallete hereda la presidencia, recibe los viejos modos de hacer frente a la gestión de Alierta y todo el equipo del anterior presidente. Armar su compañía le ha llevado un tiempo y ha sido prudente en el manejo de ese legado, sosteniendo con éxito, además, la cuenta de resultados", sostiene la citada fuente.

Las dificultades para incorporar a un cuarto accionista de referencia con el que completar ese núcleo duro no han jugado a favor de Pallete. Encontrar un fondo que pueda encajar en la operadora se antoja más complicado de lo que se había pensado en un principio. Los motivos: la naturaleza del sector, la de la propia compañía, su elevada deuda y el temor a que entre un accionista no querido.Con este telón de fondo, de la cita de los consejeros de este martes, se esperan pocas novedades.

El verdadero foco de interés se jugará en Londres. El equipo de relaciones con inversores que dirige Pablo Eguirón asistirá a un encuentro con los mercados organizado por la rama de banca de inversión de BBVA en la capital británica, según avanzan fuentes financieras.

José María Álvarez-Pallete, César Alierta e Isidro Fainé.

Se trata del tercer encuentro desde la vuelta de vacaciones. Telefónica está de 'road show' y ya asistió de la mano de Barclays y Deutsche Bank a otras dos grandes citas con inversores en Londres la pasada semana, dentro de una serie de rondas que se prolongarán en octubre.

"Septiembre es un buen mes para celebrar 'road shows' y eventos con analistas", señala una fuente de mercado. Tanto es así, que todo el sector de las telecomunicaciones, que padece el mismo mal que Telefónica en Bolsa, ha mantenido encuentros con inversores en los últimos días.

Sin embargo, en el caso de la multinacional española esta gira resulta vital para recuperar el pulso. El próximo 23 de septiembre Telefónica -junto con BBVA- se despedirá del Stoxx 50, el índice que agrupa a los principales blue chips europeos.

Además del golpe para la autoestima nacional que supone esa pérdida de poder entre las empresas más influyentes de la Bolsa europea, también supone un escollo añadido para captar capital de determinadas carteras de inversión que operan a nivel europeo.

La debilidad en Bolsa provoca nerviosismo en la compañía. Pero en la dirección se considera que se trata de episodios que "entran dentro de la normalidad" de la vida de las empresas, y que se han magnificado.

Es el caso de la decisión de adelantar un consejo dos semanas -tras un mes de vacaciones-, o del plan que hay sobre la mesa para activar una recompra de acciones (estrategia utilizada desde tiempos de Alierta) y del repaso que se volverá a hacer a las desinversiones ya anunciadas en activos no estratégicos, como el negocio en Ecuador y Perú. 

Para salir de esa encrucijada, a Álvarez-Pallete solo le queda un camino: ganarse la simpatía de los inversores. Con varios mensajes clave, entre ellos, el de que tener una red de fibra es "oro puro", que la compañía está lista para afrontar el reto tecnológico y que su deuda no es un problema. El motivo: Telefónica es la empresa española con más dinero en caja (8.540 millones, según Moody's) debido a su capacidad continua de facturación.

Y para esta labor el consejo tiene depositada su fe en el papel que el ex presidente ejecutivo de Brasil, Eduardo Navarro, desempeñe como director global de Comunicación, Marca, Sostenibilidad y Asuntos Públicos. Transcurridos unos meses de su traslado Madrid, se confía en que su división juegue un papel clave en la gran asignatura pendiente de esta gran maratón de Pallete: ganarse la simpatía de los mercados.

ATENTOS A…

Philip Lane. La maquinaria del traspaso de poderes en el Banco Central Europeo (BCE) está en marcha y el exgobernador del Banco de Irlanda se perfila como uno de los hombres más fuertes de Fráncfort en la era de Christine Lagarde. Tanto es así que hay quien dice que será el economista jefe más influyente en la política monetaria europea de los últimos 20 años, siendo su peso solo comparable al del alemán Otmar Issing, que fue el primer economista jefe de la institución cuando nació el euro.

Lane será una pieza clave del equipo de Lagarde. El trabajo del economista jefe es trasladar al papel las propuestas sobre política monetaria del Comité Ejecutivo del BCE para presentarlas a los 25 miembros del Consejo de Gobierno. Educado en Harvard, Lane fue candidato a la vicepresidencia del BCE que acabó en manos de Luis de Guindos. Ahora tendrán que trabajar juntos sin que el papel del irlandés vaya a ser menor.