España busca nuevos fondos internacionales para impulsar el mercado de 'activos tóxicos' procedentes de la banca, que nació en los años de la crisis y desde entonces ha movido unos 200.000 millones de euros en operaciones.
Hace ya más de siete años que los fondos oportunistas aterrizaron en nuestro país con las primeras compras de carteras de crédito fallido e inmuebles problemáticos de los bancos y para muchos de ellos, ha llegado el momento de vender y mirar nuevas inversiones.
Esa necesidad de buscar compradores para los activos que los fondos han gestionado en este tiempo se produce en un momento en el que la banca ha saneado buena parte de sus balances, pero en el que todavía tiene mucho por vender. Y además, con la amenaza de que una nueva recesión global pueda volver a meter presión a los impagos, si bien los bajos tipos de interés en Europa funcionarán como atenuante.
En este contexto, los grandes actores de este gran mercado desconocido para el gran público viajarán a Londres el próximo 1 y 2 de octubre para participar en el macro evento Global NPL (siglas que vienen de Non Performing Loans, nombre anglosajón para los préstamos fallidos).
Entre los asistentes figuran miembros de los equipos con sede en Madrid de las Big Four (KPMG, EY, PwC y Deloitte), grandes agentes del sector inmobiliario (JLL, CBRE, Altamira o el conocido Idealista) y grandes despachos especializados en el mundo financiero (Allen & Overy, Backer & McKenzie), entre otros.
Además, estarán representados los fondos que han protagonizado las grandes compras de 'activos tóxicos' bancarios en España, como Blackstone, Lone Star, Apollo y Oaktree entre otros; la banca de inversión (con Goldman Sachs o JP Morgan, entre otros ponentes) y el banco malo español, Sareb, como vendedor interesado en captar nuevos fondos.
Más competencia
"La idea es buscar nuevos fondos para introducir más competencia en el mercado", explica a El ESPAÑOL uno de los ponentes del evento. El objetivo no es tanto dirigirse a los grandes fondos oportunistas, que ya conocen bien España, como tratar de convencer a otros fondos de tamaño medio y pequeño para que prueben suerte en el mercado español.
De este modo, se pretende dotar de más liquidez al mercado de carteras de deuda distress y todo tipo de 'activos tóxicos' y al mismo tiempo, elevar los precios a los que venden los bancos sus activos improductivos.
La competencia entre varios fondos en las pujas de las carteras siempre eleva al alza los precios, con lo que los asesores de las entidades financieras ven en este evento -que celebra este año ya su tercera edición en el Hotel Pullman London St Pancras- una gran oportunidad para dar más dinamismo a las operaciones.
España como protagonista
Aunque el evento acogerá al sector mundial, tendrá un panel específico para España, dado el interés que hay en este momento de atraer nuevo capital al mercado de carteras fallidas.
Para los fondos que queden convencidos, SmithNovak -firma organizadora del evento- prepara otro ciclo de conferencias con grandes ponentes, que se celebrará en Madrid los próximos 28 y 29 de noviembre. El objetivo será el mismo: reforzar la competencia entre los fondos que operan en España.
Desde que los fondos oportunistas (conocidos por muchos, como 'fondos buitre') aterrizaron en España en el peor momento de la crisis financiera, la banca ha conseguido hacer una limpieza importante de sus balances. Sin embargo, queda mucho por vender tanto de créditos morosos a pymes, como a particulares.
Fuentes del sector esperan que de aquí a final de año, prácticamente todas las entidades financieras saquen a la venta nuevas carteras de créditos fallidos.
Más que la banca
Desde el inicio de las compras en 2012, los fondos se han hecho con carteras valoradas por unos 200.000 millones de euros, de los 290.000 millones de stock de fallidos que se estima que los bancos españoles y Sareb tenían en el año 2013.
Buena parte de esas operaciones se cerraron en dos años récord, 2017 (con ventas por unos 53.000 millones de euros) y 2018 (con más de 47.000 millones de euros). Se espera que este año, el volumen de operaciones baje de forma significativa.
Esa caída de las transacciones se produce en un momento en el que los fondos que operan en España tienen en ya sus manos un volumen de activos superior a la banca.
Parte de esos activos han sido puestos a la venta en el canal minorista. Pero es necesario mantener el mercado mayorista para dar salida a esos activos.
Un ejemplo es la operación de venta de Haya que tiene puesta en marcha Cerberus desde hace tiempo y que podría cerrarse antes de final de año con la firma de un acuerdo con otro fondo: Centricus.
Se trata de operaciones de venta para cumplir con el calendario que establecen estas firmas con sus socios para lograr las rentabilidades buscadas. Una vez conseguidas, la idea es vender y buscar nuevas compras, con lo que el mercado no perderá dinamismo mientras sigan existiendo nuevos 'activos tóxicos'.