Tic, tac. Tic, tac. El tiempo se acaba. La recesión llama a la puerta de Europa y el Banco Central (BCE) ya amenaza, a través del vicepresidente Luis de Guindos, con bajar todavía más los tipos de interés. Un esfuerzo para intentar dinamizar la economía que no parece tener el éxito esperado y que, al mismo tiempo, puede llevarse por delante la rentabilidad de los bancos.
No hay que olvidar que el negocio bancario es ‘relativamente’ sencillo: prestar dinero y cobrar por ello. El resto, guardarlo, es una cuestión accesoria. Así que no es de extrañar que en un contexto de tipos cero (o en negativo) busquen la manera de acabar con el exceso de liquidez que tienen en este momento. Sobre todo en un contexto en el que el BCE les cobra por depositar el dinero que sus clientes tienen en liquidez.
Una situación acuciante para las entidades financieras españolas que el pasado mes de agosto veían cómo las familias tenían 149.625 millones de euros en depósitos frente a los 27.212 millones de las empresas. Pero es que si miramos al dinero en ‘cuenta’, nos encontramos con que los hogares alcanzan la cifra récord de 686.263 millones de euros frente a los 226.715 millones de las corporaciones.
Las empresas
Este exceso de liquidez es ‘penalizado’ por el Banco Central Europeo. Si hacemos un cálculo rápido con los depósitos, se puede estimar que las entidades españolas pagan al regulador entre 1.000 millones y 3.000 millones de euros mensualmente. ¿Por qué? Pues porque el BCE les aplica un interés del 0,5%.
No es extraño entonces que las entidades financieras hayan empezado a dar los primeros pasos para poner punto final a esa sangría. Las empresas han sido las primeras damnificadas: según el BdE, los bancos ya les cobran un 0,17% y las cosas van a ir a más. Bankia anunciaba esta semana que cobrará un 0,5% a algunos de sus clientes institucionales de banca privada.
Lo mismo ocurre con otras entidades financieras, que ya han dicho que las empresas ya pagan por tener exceso de liquidez en sus cuentas. Sin embargo, no parece que esto vaya a ser suficiente para paliar la situación. ¿Será el siguiente paso el cobro por los depósitos a los particulares? No por ahora. Al menos, es lo que dice el sector: los minoristas son una línea roja que no se va a traspasar.
No piensa lo mismo el economista Javier Santacruz. A su juicio, nos encontramos en una situación de impás como la que se vivió en otros países como Suiza en donde ya se cobra a los particulares. “Aproximadamente el tiempo que tarda en llegar una medida de este tipo es de tres años”, explica. Es decir, que en ese tiempo (si las cosas no han cambiado) los bancos irían allanando el terreno para cobrar por guardarte el dinero.
En el otro lado de la balanza está la opinión de JPMorgan, que ha hecho un análisis para Alemania. Su teoría dice que, incrementando en dos euros las comisiones de los clientes minoristas y un 0,1% las de los depósitos de empresas de más de 100.000 euros, el ROE subiría medio punto porcentual. Es decir, que la ganancia sería ínfima.
Por tanto, parece que lo único que les queda es seguir luchando por recortar los gastos (más despidos), pero también por buscar nuevas vías de ingresos. La más importante, aumentar la vinculación de los clientes. Es decir, lograr que quien tiene dinero en cuenta lo ponga a trabajar en bolsa, invierta en un plan de pensiones, se compre una casa o se haga un seguro de cualquier tipo.
Ya están apretando
De lo que se trata, en definitiva, es de conseguir que los clientes sean rentables y no les cuesten dinero. De ahí que, por ejemplo, el BBVA haya informado a sus clientes de que si quieren mantener sus cuentas gratis, tendrán que tener un mínimo de 600 euros en ingresos mensuales y cinco recibos domiciliados. En caso contrario, la comisión será de 100 euros anuales. Lo mismo ocurre con el Santander, cuyos clientes con una cuenta clásica pasarán a pagar 29 euros al trimestre como mantenimiento.
Así que podemos ir preparándonos porque los bancos van a empezar a apretar para que les salgamos rentables.