Digi ha dejado de ser la sorpresa del mercado de las telecomunicaciones para convertirse en una realidad y -según las fuentes consultadas por este diario- en un peligro para las cinco grandes operadoras españolas: Movistar, Orange, Vodafone, MásMóvil y Euskaltel. Es la compañía que más crece junto a la compañía dirigida por Meinrad Spenger y sin ninguna integración ya supera los 1,7 millones de líneas contratadas.
Si sigue su proyección de crecimiento probablemente supere a finales de este año los dos millones de líneas, lo que le deja muy cerca del quinto operador Euskaltel, que tiene 772.000 clientes y 2,8 millones de líneas contratadas entre fijo, móvil, internet y televisión. Un dato que no pasa desapercibido en un mercado en el que cada vez es más difícil ganar clientes y en el que el coste del crecimiento orgánico es mucho mayor que adquirir pequeños operadores.
En este contexto, Digi es un caramelo sumamente apetecible para cualquiera de las grandes, aunque por su tamaño y sus características, una operadora con una facturación aún pequeña, con clientes casi exclusivamente de líneas móviles y que se despliega fundamentalmente en la Comunidad de Madrid, tiene mayor encaje en MásMóvil o la propia Euskaltel.
En el caso de la primera, constantemente está peinando el mercado para buscar oportunidades y es la única que recientemente ha adquirido pequeñas OMV como Lebara, Hits Mobile y Llamaya, adquisiciones que no han superado los 60 millones de euros cada una. La diferencia es que la mayor adquisición sumó un máximo de medio millón de clientes y Digi tiene casi dos millones, lo que le sacaría del perímetro de este tipo de adquisiciones.
Desembarco en Madrid
En el caso de Euskaltel, no oculta sus intenciones de dar el salto a nivel nacional aunque sus últimos movimientos dan cuenta de un frenazo a un desembarco inminente en todo el territorio español. Un despliegue en el que es clave la llegada a Madrid, quizás la plaza más importante junto con Cataluña donde ya han llegado de la mano de RACC.
Con estos datos en la mano, en el sector no ven nada descabellado una integración entre Digi y Euskaltel, lo que le permitiría a la operadora vasca llegar a Madrid con un coste muy inferior al de desplegar su red propia o incluso alquilarla a Orange, su socio preferente con el que en estos momentos negocia para bajar los costes de alquilar sus redes en despliegues fuera de sus territorios naturales en el norte de España.
En el mercado se estima que en estos momentos comprar Digi podría estar entre los 150 y los 200 millones de euros, basado en su cartera de clientes. Aunque su gran hándicap son sus ingresos y la baja factura que pagan sus clientes por sus servicios.
Si seguimos con la comparación con Euskaltel, la operadora vasca llegó a los 342 millones de ingresos durante el primer semestre de 2019, por los 87 millones de Digi. Mientras que el Arpu -ingreso por cliente- de la primera es de 60 euros, en la segunda ronda los cinco euros.
Digi usa la red de Telefónica
Con todo, la operación sería siendo beneficiosa ya que los costes de adquisición serían inferiores a un despliegue propio y se sumarían casi dos millones de líneas. No es igual alquilar redes para desplegar en Galicia, Asturias o pequeñas regiones, que intentar hacerlo en Madrid, Barcelona o Valencia.
Los cálculos del mercado indican que el coste estimado de utilización de redes ajenas es entre cuatro o cinco veces mayor que el de usar redes propias. Por lo que asegurarse un porfolio superior a 1,5 millones de líneas en Madrid sería un buen negocio para Euskaltel. Digi utiliza la red de Telefónica y tiene un interesante plan de despliegue de fibra óptica lo que genera aún más valor de la operadora.
Al cierre del mes de junio, Euskaltel tenía 1,1 millones de líneas móviles a las que se podrían sumar las 1,6 millones de Digi. En total, 2,7 millones de líneas móviles más 1,7 millones de otros servicios que generarían un operador con 4,4 millones de líneas, casi la mitad de los nueve millones que tiene MásMóvil.
Situación financiera de Euskaltel
Dicho de otra manera, el sueño de Zegona (primer accionista de Euskaltel) y del CEO, José Miguel García, de ser el quinto operador español estaría a solo una operación -y 200 millones de euros- de distancia, con lo que se ahorraría un engorroso despliegue comercial, técnico y de redes. El problema es el coste de este movimiento, en estos momentos al alcance de muy pocos en el mercado español.
En contra de Euskaltel juega además una situación económica compleja. La compañía redujo sus ingresos hasta los 334,5 millones de euros en el primer semestre de este año, lo que se tradujo en una caída del 20% de sus beneficios hasta los 22,9 millones. Unas cifras peores de lo esperado que se suman a un pasivo de casi 2.000 millones de euros con 1.388 millones de deudas a largo plazo y 185 millones de deudas a corto plazo.
Con estos números es difícil seguir endeudándose ya que deben pagar 42,5 millones de euros al finalizar este año y otros 87 millones antes de que termine 2020. En caja, la compañía no tiene demasiada liquidez, pero cuenta con una línea de crédito disponible de 150 millones que se suma a otra de 49,25 millones a corto plazo.