Los empresarios alertan del riesgo de los populismos que quieren romper la democracia
El XVIII Congreso de directivos CEDE ha puesto el foco en los cambios que vienen y la necesidad de afrontar un nuevo capitalismo.
8 noviembre, 2019 02:14Noticias relacionadas
A poco más de tres días de las elecciones del 10-N el mundo de la empresa ha vuelto a alzar la voz contra el auge de los populismos en el mundo en general, y en España en particular. Un grito en el que alertan del riesgo de que formaciones extremistas puedan alcanzar Gobiernos con un objetivo claro: liquidar el sistema democrático.
¿Por qué se produce ese avance? Pues fundamentalmente por el “miedo, el desasosiego, la ansiedad y la desorientación” que han provocado la crisis económica y los cambios tecnológicos que están transformando los puestos de trabajo y las economías globales. Un análisis que hacía el presidente de La Caixa, Jordi Gual, quien pedía al mundo de la empresa ponerse las pilas para ayudar a frenar a esas ideologías que “buscan la confrontación” entre la sociedad.
Reflexiones en voz alta ante más de dos mil participantes en el XVIII Congreso de directivos CEDE, en el que Shlomo Ben-Ami, vicepresidente del Centro Internacional de Toledo para la Paz, llamaba a una revolución desde arriba “porque de lo contrario la habrá desde abajo y todo quedará destruido”.
Capitalismo responsable
Ese cambio viene por desarrollar un capitalismo “con responsabilidad” porque de lo contrario se estaría “suicidando”. Es decir, apostando porque la empresa sea capaz de mirar a sus stakeholders y trabajar para mejorar el entorno de todos aquellos actores que la rodean. Algo en lo que coincide también Gual, para quien “la sociedad ya no acepta que la empresa se centre solo en el beneficio propio”.
Javier Solana, presidente de ESADEgeo, hace el mismo diagnóstico aunque dejando claro que el “capitalismo es el único método de producción que existe globalmente”. Su avance ha hecho que se produzca un “cambio estratosférico y desigual” lo que supone “un veneno que genera populismo”.
El mejor antídoto contra esos movimientos es “atacar de forma sensata la desigualdad porque de lo contrario no se conseguirá una vida armónica en el mundo”. ¿Por qué? Porque el populismo busca enfrentar sociedades, pretender dar soluciones triviales a los problemas, romper con el comercio mundial o aumentar el aislacionismo de las sociedades.
Así que los primeros pasos que el mundo de la empresa recomienda para frenar a esos movimientos se encuentran en la “búsqueda de un pacto social nuevo”, en palabras de Ben-Ami. La gran pregunta es saber si las empresas y los gobierno están preparados para asumir ese nuevo compromiso.
De lo que se trata, en definitiva, es de conseguir que haya “empresas responsables con una función social más allá del negocio empresarial. Comprometidas con el entorno y la sociedad en la que sirven”, en palabras del presidente de Caixabank.
También es partidario de esta transición el presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, quien considera que es necesario que las empresas alcen la voz y “pidan responsabilidades” a los políticos, pero también que éstos “se sienten en la mesa y hablen de las cosas del comer”.
El cambio climático
Incluso el líder de la Fundación bancaria La Caixa y de la Fundación CEDE, Isidro Fainé, ha reclamado “espacios de diálogo” que permitan negociar reformas estructurales en materia de educación, impuestos y empleo.
Una referencia a la situación política en España, pero que se hace también extensible al resto del mundo dado que temas como el cambio climático son cuestiones “aparcadas” que no pueden esperar mucho tiempo más.
Precisamente sobre los objetivos del cambio climático ha alertado Javier Solana, quien ve una terrible noticia que Estados Unidos no vaya a participar en la Cumbre que Naciones Unidas va a celebrar en Madrid el próximo mes de diciembre puesto que “si el primer político o potencia mundial se baja de un acuerdo sobre un problema global que sólo puede resolverse globalmente, estamos en una situación complicada”.