En los próximos años se irán incorporando al sistema de pensiones los integrantes de la llamada generación del baby boom. Aquellos que nacieron entre 1958 y 1957 y que, según cálculos del BBVA Research, harán que la Seguridad Social tenga que hacer frente a 15 millones de pensionistas en 2050. Es decir, casi seis millones más de prestaciones de las que debe afrontar en este momento.
Una situación que no es justa para las actuales generaciones de jóvenes según el gestor de fondos Bert Flossbach, que considera que estamos ante “un robo generacional” ya que si los jóvenes deben pagar esas pensiones, no estarán en condiciones de afrontar su jubilación dado que “sus ganancias después de impuestos tenderán a disminuir cada vez más”.
Esa disminución de la capacidad de ahorro se ve perjudicada también por la política de interés cero del Banco Central Europeo y por las “fallidas” políticas de vivienda que hacen que casas antiguas que se compraron a precios razonables, sean ahora vendidas a precios mucho más elevados.
Según Flossbach los jóvenes necesitan un golpe de realidad, ya que están muy centrados en el cambio climático (cuya lucha encabeza Greta Thunberg), pero no se fijan en lo que realmente les afecta. Por ejemplo, el famoso impuesto a la banca que “tenía como objetivo gravar el comercio de derivados y acabar con la especulación”, pero que en realidad se ha convertido en algo que “afecta a los pequeños inversores y a aquellas inversiones pensadas para cubrir la vejez como seguros o fondos de pensiones”.
Centrados en el cambio climático
“Una vez más la juventud será la gran afectada”, explica el gestor de fondos, quien no ve que exista una oposición a algo que la mayoría ve como positivo; algo de lo que se aprovechan los políticos. “No necesitan sus votos y, por tanto, pueden disponer de su dinero”.
Ante esta situación Flossbach hace un llamamiento a las generaciones más mayores a la responsabilidad. “Es deber de la generación anterior evitar la redistribución que daña a la juventud porque ambas tienen derecho a una pensión digna”. Es cierto que “las actuales pensiones pueden parecer socialmente apropiadas, pero el cambio demográfico las convierte en una carga para los jóvenes de hoy”.
Ahora bien, el gestor de fondos cree que nadie puede quejarse de lo que ocurre porque no se alza la voz. “Los jóvenes están centrados en el cambio climático, que todo lo tapa”, pero si tuvieran una “mayor comprensión de las interrelaciones económicas” las cosas podrían cambiar.
Fondo Soberano de Noruega
Es por ello por lo que Flossbach se pregunta si podría llegar una Greta Thunberg 2.0 que “muestre cómo las tácticas electorales y la política clientelar amenaza su futuro, pero que llegue también a los adultos”. Muestra de ello es que en Francia los ‘chalecos amarillos’ hicieron que Emmanuel Macron cambiara la orientación de sus Presupuestos.
¿Podría ser la propia Thunberg quien lidere esa revolución? Flossbach no lo cree, porque la joven activista “se beneficiará de las pensiones del Fondo Soberano de Noruega” que tiene activos como para que a cada ciudadano noruego le correspondan cerca de 185.000 euros. “Una cantidad que la mayoría de los ciudadanos de otros países sólo pueden soñar”.
Eso es lo que demuestra que “los efectos sociales y económicos del cambio climático difieren de un país a otro y lo que hace muy difícil imaginar un movimiento global dirigido por una heroína” como Thunberg.