Telefónica sigue con su proceso de transformación digital con el quiere pasar de ser una compañía de telecomunicaciones a un proveedor de servicios tecnológicos, un objetivo que, según su propio presidente José María Álvarez Pallete, ya ha pasado su ecuador y está más cerca de conseguirse.
Pero no todo está hecho. Pese a que se ha consolidado el crecimiento orgánico, se reduce a buen ritmo la deuda y se ha redimensionado la plantilla para los nuevos desafíos, quedan todavía algunos 'deberes' que el equipo directivo necesita abordar en los próximos meses y antes de que termine el año 2020.
Desafíos tienen que ver con la entrada de un nuevo socio financiero que dé estabilidad al capital de la compañía y la blinde ante fondos oportunistas; la renovación del consejo de administración y la recuperación del valor en bolsa, tres objetivos relacionados a partir de los cuales se enfocará la futura estrategia de la compañía.
El primer paso para este nuevo impulso se dará en Barcelona los próximos días 26 y 27 de noviembre, donde Pallete ha convocado el consejo de administración mensual cumpliendo con la máxima no escrita de reunir al equipo directivo una vez al año fuera de Madrid. Un encuentro de 48 horas en Universitas -el centro tecnológico de Telefónica en la Ciudad Condal- que se convertirá en un verdadero claustro en el que el presidente abordará las bases de estos desafíos más inmediatos.
Google, Amazon y Microsoft
Telefónica debe decidir qué compañía quiere ser y para ello el actual equipo directivo mira con interés lo que hace Google, Amazon y Microsoft. De hecho, como el propio Pallete ha dicho en varias ocasiones, busca que la operadora española se convierta en una compañía de servicios tecnológicos y esto, para la fibra y los datos móviles, será solo la puerta de entrada a los hogares de sus clientes.
Y van por el buen camino: los ingresos asociados a la conectividad de banda ancha representan el 55% del total. Pero falta camino por recorrer y para ello se quieren redefinir las prioridades estratégicas globales conscientes de que la marcha del sector no ayuda, que los ingresos de sus competidores caen, que la regulación europea no ayuda y que se requerirán miles de millones de euros para enfrentar las inversiones de la próxima década.
En esta línea, la primera gran tarea pendiente será encontrar un socio financiero que dé estabilidad al capital. Telefónica es una compañía sin un núcleo duro que apoye la gestión de Pallete: en estos momentos BBVA tiene el 6,9% del capital, Blackrock el 5,2% y Caixabank el 5%, por lo que se hace necesaria la entrada de otro accionista fuerte que aporte tranquilidad al equipo directivo.
Nuevo socio financiero
La caída en el precio de la acción, por debajo de los siete euros, hace a Telefónica extremadamente vulnerable a la entrada de fondos activistas como Elliott -del que hace un año se especuló su interés en la operadora- que buscan rentabilidad a corto plazo a costa de cambiar el plan estratégico de las compañías y arrasar con todo su equipo directivo.
Telefónica lleva todo el año reuniéndose con posibles socios a los dos lados del Atlántico, aunque de momento sin cerrar ningún acuerdo. Estamos ante una operación compleja que no debe dar lugar a precipitaciones, ya que de él depende la tranquilidad con que el equipo directivo pueda trabajar en el próximo lustro.
Estamos hablando de un socio con voluntad de quedarse en el largo plazo y sin interés de entrar en el control, una rara avis en el actual mundo inversor, y en especial en empresas del perfil de Telefónica.
Consejo de administración
El segundo gran reto tiene que ver con la gobernanza. La operadora debe sustituir a siete de sus actuales 17 consejeros en mayo del próximo año, el 40% del total. Estamos hablando de Isidre Fainé, en el consejo desde 1994, Juan Ignacio Cirac, experto en computación cuántica, José Javier Echenique, antiguo director del BBVA, Peter Erskine, expresidente de O2; Sabina Fluxá, CEO de Iberostar, Peter Loscher, exCEO de Siemens; y Wang Xianchu, de China Unicom.
Cirac, Echenique, Loscher y Erskine cumplen solo su primer mandato y formaron parte del primer gran cambio de Pallete para sembrar el consejo de independientes y terminar con el legado de su antecesor César Alierta. De esta manera, son pocas las posibilidades de que se realice una sustitución masiva de directivos. Con todo, es un momento para que Pallete consolide su apuesta por independientes y perfiles cercanos al mundo digital.
El tercer objetivo es mejorar de una vez por todas la cotización de la empresa en bolsa. En verano el valor cayó por debajo de los seis euros y actualmente no supera los siete. Una combinación de volatilidad internacional y malas perspectivas del sector que lastran a Telefónica en los mercados, aunque desde la operadora creen que pueden acelerar su hoja de ruta para poder demostrar a los analistas que pueden seguir mejorando sus parámetros.
Aquí nuevamente llegamos a la revolución digital de la compañía. En la medida que la operadora logre tranquilidad accionarial, se acerque a la empresa tecnológica que quiere ser y suelte más lastre para seguir reduciendo su deuda, podría convencer a los inversores y emprender velocidad de crucero para enfrentar su nueva realidad digital.