Qué debemos aprender del viaje 'londinense' de Uber
Los hechos
La autoridad Transportes de Londres, TfL en sus siglas en inglés, ha decidido no prorrogar la autorización temporal a Uber para operar en la capital británica. Los fundamentos de la decisión se encuentran en la dificultad de garantizar un nivel adecuado de seguridad a los usuarios. Quedará en manos de la justicia determinar si en el momento de la audiencia la compañía está lista y es adecuada para la prestación del servicio de movilidad privada.
Las normas
La regulación llega después de la innovación y se adapta a ella. A nadie se le escapa que primero llegaron los coches y sus problemas y después las señales de tráfico y las multas. La seguridad y la confianza de los usuarios de sistemas de transporte es de la máxima importancia. Al subirse en un vehículo ajeno uno debe poder confiar en que el conductor tiene carnet y que todos los papeles están en regla. La confianza como llave de la modernidad, que diría Ülrich Beck.
Toda regulación tiene su origen en una necesidad o interés público que la fundamenta y orienta. Para perseguir dicho interés o fundamento se emplean medios como los controles, las obligaciones o los regímenes sancionadores.
La seguridad y la limitación de recursos son los fundamentos más relevantes de la regulación de la movilidad. De ahí que se establezcan límites al número de horas que un conductor puede trabajar o topes al tonelaje de un camión para acceder a los centros urbanos. El debate sobre la regulación debe siempre comenzar por la revisión crítica de la vigencia de los fundamentos para, en una segunda fase, evaluar la proporcionalidad, eficacia y eficiencia de los medios que la regulación emplea.
A diferencia de lo recogido en la Declaración de Independencia americana, no todas las regulaciones han sido creadas iguales. Las hay buenas, regulares y malas. Si para luchar contra los incendios forestales hubiera que talar todos los árboles el eficacia sería total, sin duda no habría más incendios, y a la vez sería un perjuicio ambiental catastrófico.
Las moralejas
Del viaje londinense de Uber (disculpen el recurso facilón), un buen ejemplo de los retos ante los que la transformación digital nos arroja, podríamos extraer las siguientes moralejas o aprendizajes:
Primero. La necesidad de garantizar la seguridad de los usuarios no ha sido discutida, por lo que los fundamentos de la regulación se mantienen sólidos. Aborrecer la regulación supondría un alarde de la propia ignorancia.
Segundo. La seguridad y el cumplimiento regulatorio no puede quedar exclusivamente en manos de las propias empresas. En la evaluación de la TfL se observaron 14.000 trayectos donde los conductores no eran los habilitados. Este aprendizaje es el mismo que deberíamos aplicar a otros proveedores de servicios digitales, en otro artículo similar se justificaba por qué no es una buena idea dejar nuestra conversación online en manos de las propias redes sociales.
Tercero. Los reguladores deben estar abiertos a la innovación, mediante periodos transitorios si es posible, y establecer mecanismos de transparencia y diálogo para establecer los requisitos exigibles y las mejores prácticas que permitan alcanzar los objetivos o fundamentos públicos de la regulación. La transitoriedad es clave, debe tener su final, ya que muchas veces nos abocamos a normativas transitorias que rigen eternamente.
Cuarto. El debate debe ser, en lo posible, público y estar basado en principios que fijen requisitos y objetivos a cumplir y cuya verificación se realice a partir de datos fiables. Cabría recordar las 20 condiciones que fijó en septiembre la TfL a Uber entre las que se encontraba la producción de un informe independiente de seguridad, el aumento del número de consejeros independientes en su Consejo de Administración, o las notificaciones previas a cualquier cambio de funcionamiento o actualizaciones relevantes de la app.
Quinto. El árbitro último de los conflictos o las controversias debe ser independiente de los redactores de la regulación o de sus supervisores ordinarios. La justicia en este caso decidirá.
Ninguna de las partes del caso Uber en Londres duda de que durante los últimos meses se han producido notables mejoras en el servicio. Seguros gratuitos y extensos para los usuarios; un mejor control de antecedentes de los conductores; botón de alarma para conductores y usuarios con una coordinación permanente con las fuerzas del orden y total trazabilidad y transparencia ante la autoridad del transporte TfL son las principales.
Estas mejoras puede que sean o no suficientes para el tribunal ante el que Uber apelará, pero forman parte ya del saber hacer y de las tecnologías de Uber y sirven de orientación para el resto de empresas que desean prestar servicios de movilidad en la era digital. Ante todo y sobre todo, avanzamos.
Juan Corro es VP de Estrategia y Desarrollo de Negocio en sayme.io