El gestor activista del cambio climático, Thomas Sorensen.

El gestor activista del cambio climático, Thomas Sorensen.

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El fondo activista 'verde' de Nordea ya mueve 2.200 millones y entra en España con Siemens Gamesa

Thomas Sorensen explica a EL ESPAÑOL las claves de su gestión y afirma que el cambio climático solo será posible si tiene sentido económico.

10 diciembre, 2019 02:48

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En el año 2008, cuando el mundo financiero sufría una tormenta que hundía su negocio y su reputación, Nordea -el mayor banco de los países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia)- decidió crear un fondo 'verde' para apostar por la inversión responsable en materia de sostenibilidad.

Once años después, su Nordea 1- Global Climate and Environment Fund cuenta con 2.200 millones de euros en activos bajo gestión y es uno de los mayores fondos 'verdes' de Europa. En una entrevista con EL ESPAÑOL, su cogestor, Thomas Sorensen habla de la "confianza", el "corazón" o la "responsabilidad de impulsar al mundo a moverse en la dirección correcta". Pero, como buen gestor de fondos, añade a su discurso el "dinero" y su objetivo de trabajar para conseguir "rentabilidades atractivas que sean capaces de batir al mercado".

Aprovechar el cambio climático para ganar dinero no solo es coherente, sino que parece necesario para que su lucha se incorpore a la agenda política. Como señala Sorensen, "el cambio climático no tiene que tener un coste para la sociedad. Muy al contrario, tiene que tener un sentido económico para poder despegar. Los políticos pueden ayudar al incluirlo en su agenda, pero es el sentido económico el que tiene que impulsarlo."

Con esa idea, Sorensen es un gestor activista, es decir, no solo entra en el capital de las compañías para obtener un retorno sino que trabaja para participar con sus inversiones en la toma de decisiones de las empresas en las que invierte para que encaminen su negocio hacia la ética medioambiental que el fondo vende en su folleto.

"Tenemos que alcanzar tres objetivos. El primero es ser atractivos en rentabilidades y para ser honestos, batir al mercado. El segundo es mover el mundo hacia la dirección correcta y hacerlo invirtiendo en las compañías que dan respuesta a los retos climáticos. Y el tercero es ser un propietario activista para el ESG [Medioambiente, Sostenibilidad y Gobierno Corporativo, en sus siglas en inglés]", explica Sorensen.

Una apuesta en España

Pese a que el financiero danés visita Madrid con frecuencia y ha estado en la capital española estudiando oportunidades coincidiendo con la Cumbre del Clima COP25, en su portfolio de inversiones solo figura una empresa española en este momento: Siemens Gamesa. No es una de sus inversiones estrella, pero la compañía eólica ha logrado captar la atención de Nordea para llevarse una parte de los 2.200 millones de euros que mueve el fondo.

Junto a esta compañía, la danesa Vestas es otra de sus apuestas dentro de las llamadas 'energías limpias'. Precisamente, esta empresa de energía eólica decidió el pasado año cerrar su planta en León (ahora en manos del grupo español Network Steel) ante la caída de la demanda en Europa.

Sin embargo, las 'energías verdes' con las que suele ligarse la sostenbilidad y la economía son solo una pequeña parte del portfolio del fondo de Nordea contra el cambio climático. 

Según explica Sorensen, entre sus grandes apuestas figuran grupos de sectores tan dispares como la multinacional Rational, un fabricante de hornos que ahorran energía; Air Liquide, empresa francesa que investiga soluciones para las industrias que trabajan con el gas; Kerry, empresa británica dedicada a la innovación alimentaria en enzimas, proteínas o fibras; o Autodesk, el creador del software BIM que utilizan cada vez más arquitectos y permite gestionar mejor la edificación sostenible.

Apuestas del fondo verde de Nordea.

Apuestas del fondo verde de Nordea.

Todas esas empresas tienen un punto en común: luchan contra el calentamiento global pero aportando un valor a sus clientes, es decir, "con sentido económico".

Por ejemplo, en el caso del fabricante de hornos profesionales, el ahorro en energía alcanza hasta el 70%, lo que se traduce en un menor coste para el consumidor final profesional que compra sus aparatos. Esta es la filosofía que tienen que esconder las empresas que quieren combatir el cambio climático, según explica el financiero.

Para encontrar inversiones, Sorensen trabaja analizando las compañías "de abajo a arriba". "Cuando empecé en esto, lo primero que tuve que hacer fue definirme a mí mismo. Diría que ayudar al medioambiente es mi definición". Partiendo de esta base, afirma el gestor de fondos, su trabajo consiste en investigar decenas de compañías para conocer su estrategia o su impacto en el medioambiente, entre otros. Además, ahora ha introducido una variante más: el llamado 'consumo verde', introduciendo aquí la derivada de que el producto sea también "bueno para la gente".

Todo ello, sin perder de vista la rentabilidad, ya que Sorensen recuerda que "no siempre una buena compañía es un buen valor en Bolsa".